Allah
(SWT),
creador de los seres humanos y de los animales, ha dispuesto a los
animales para servirnos. Dependemos de ellos para comer y beber su
leche. Traemos animales a nuestros hogares por amor y compañerismo.
Sobrevivimos enfermedades críticas y vivimos más tiempo gracias a
investigaciones biomédicas en animales. Visitamos los zoológicos y
acuarios para la apreciación de la espectacular diversidad de la
vida en la tierra. Nos beneficiamos de los perros entrenados que
detectan drogas, guían a los ciegos y asisten a los incapacitados.
Allah
(SWT)
dice en el Corán:
“Y
los animales de rebaño los ha creado para vosotros: en ellos tenéis
con qué calentaros, beneficios y os alimentáis de ellos. Es hermoso
para vosotros cuando los recogéis al atardecer y cuando los lleváis
a pastar por la mañana. Y transportan vuestros fardos hasta tierras
a las que no podríais llegar sino tras grandes esfuerzos.
Ciertamente, vuestro Señor
es Benévolo,
Compasivo.
Y los caballos, mulos y asnos, para que cabalguéis en ellos y para
luciros. Y [Allah
(SWT)]
crea
lo que no conocéis”.
(La
Abeja
16: 5-8)
La
misericordia del Islam
se extiende no sólo a los seres humanos sino que alcanza a todas las
criaturas
vivientes. El Islam
prohíbe la crueldad con los animales. Hace mil cuatrocientos años,
mucho antes que el moderno movimiento por los derechos de los
animales comenzara, el Islam
solicitó bondad hacia los animales y ¡la crueldad con ellos fue
estipulada como una razón suficiente para que una persona mereciese
el Infierno!
En
una ocasión, el Profeta
(SAWS)
habló del perdón de Allah
(SWT)
debido al tratado de los humanos para con los animales. Les contó a
sus compañeros la historia de un hombre que tuvo sed en su camino.
Encontró un pozo, saltó dentro de él, y sació su sed. Cuando
salió vio un perro jadeando, lamiendo el barro debido a su extremada
sed. Este hombre pensó: “El perro está tan sediento como yo” y
el
hombre volvió a bajar al pozo y llevó agua al perro. Allah
(SWT)
apreció su buen acto y lo perdonó. Los compañeros preguntaron: “Oh
Profeta
de
Allah
(SAWS),
¿somos recompensados por el buen trato que le damos a los animales?
Él
dijo: “Si, hay una recompensa por (hacer el bien) a cualquier ser
viviente”. (Sahîh
Al-Bujârî)
En
otra ocasión, el Profeta
Muhammad
(SAWS),
describió el castigo que mereció una mujer que fue enviada al
Infierno
por maltratar a su gato, a quien mantuvo encerrado, no lo alimentó
ni lo dejó libre para que se alimentara él mismo. (Sahîh
Al-Bujârî)
En
otra instancia dijo: “Si un ser humano mata a un pájaro u otro
animal sin derecho, Allah
(SWT)
lo cuestionará en el Día
del Juicio”.
Le preguntaron: “¿Cuál es ese derecho, Oh Mensajero
de
Allah
(SAWS)?”
Él respondió: “Que lo mate para alimentarse, y no que corte su
cabeza y luego tire al animal”.
(An-Nasai)
El
Islam
establece normas para el degüello de los animales para alimento. El
Islam
insiste en que la manera debe ser lo menos dolorosa posible para el
animal. El Islam
requiere que los instrumentos no sean afilados frente al animal,
también prohíbe matar un animal frente a otro. Nunca, antes del
Islam,
el mundo ha presenciado tal preocupación por los animales.
El
buen trato a los animales establecido por el Islam
puede resumirse con los siguientes puntos:
1.-
El
Islam
requiere que a las mascotas o animales de granja se les provea el
alimento apropiado, agua y lugar adecuado para vivir. En una ocasión
el Profeta
(SAWS)
vio un camello consumido por el hambre, y dijo: “Ten temor de Allah
(SWT)
con respecto a estos animales que no pueden pedir. Si los utilizas,
trátalos adecuadamente (alimentándolos), y si los comes, trátalos
adecuadamente (engordándolos y haciendo que estén saludables)”
(Abu
Dawud)
2.-
Un
animal no debe ser torturado. En una ocasión el Profeta
(SAWS)
vio a un animal con una marca en su cara. Él dijo: “¿No te has
enterado que he maldecido al que marca a los animales en sus caras o
les pega?”
(Abu
Dawud,
Sahîh
Muslim)
El
Profeta
(SAWS)
aconsejó a su esposa que tratara bondadosamente a un camello
indisciplinado en el que iba.
(Sahîh
Muslim)
El
Profeta
(SAWS)
prohibió hacer que los animales se peleen entre ellos por puro
entretenimiento.
(Abu
Dawud,
At-Tirmidî)
3.-
El
Islam
prohíbe utilizar animales o pájaros como blanco para practicar
tiro. Cuando Ibn
‘Umar,
uno de los compañeros del Profeta
Muhammad
(SAWS)
vio unas personas practicando tiro con arco y flecha con una gallina
como blanco, dijo: “El Profeta
(SAWS)
ha maldecido a cualquiera que haga de algo viviente blanco (para su
práctica)”. El Profeta
Muhammad
(SAWS)
también dijo: “Quien mate a un pájaro u otro animal sin su debido
derecho, Allah
(SWT)
preguntará por él”. Se dijo: “¿Oh Mensajero
de
Allah
(SAWS)!
¿Cuál es el debido derecho?”. Él
respondió: “¡Matar para comer… y no sacar su cabeza, y
tirarla!” ”. (Targhib)
Tirar
a palomas vivas fue en algún momento un evento olímpico y hoy en
día aun está permitido el tiro a palomas en muchos lugares.
4.-
Separar
pájaros recién nacidos de sus madres no esta permitido en el Islam.
5.-
Esta
prohibido mutilar cualquier animal cortándole las orejas, uñas u
otras partes del cuerpo.
6.-
Un
animal enfermo bajo nuestro cuidado debe ser tratado adecuadamente.
A
través de estas reglas y normas legisladas con respecto a los
animales, el musulmán comprende que las criaturas no deben ser
utilizadas ni abusadas por nuestro deseo, sino que, como los seres
humanos, tienen derechos que deben ser respetados para asegurar la
justicia y merced del Islam
para todos los habitantes de la tierra.
El
gato en el Islam
El
Profeta
Muhammad
(SAWS)
amaba a todos los animales de la creación, pero como un buen árabe
apreciaba particularmente a los camellos y a los caballos. Sin
embargo, el Profeta
(SAWS)
tenía un animal preferido entre todos: el gato. Tuvo varios de ellos
y los amaba entrañablemente, muy especialmente a su gata “Muezza”.
En cierta ocasión la gatita se había quedado dormida sobre la manga
de la túnica del Profeta
(SAWS)
y como éste tenía que acudir a la oración, prefirió cortar sus
vestiduras antes que perturbar el sueño de su favorita. Muhammad
(SAWS),
el fundador del Islam,
un bendecido por Allah
(SWT)
mismo, el líder de los primeros musulmanes, no tuvo corazón para
molestar a su mimada mascota y perturbar su plácido sueño. Cuando
regresó de la Mezquita,
Muhammad
(SAWS)
recibió una reverencia de Muezza
en gratitud. Entonces acarició tres veces a su gata predilecta.
Se
dice que era muy frecuente que el Mensajero
de
Allah
(SAWS)
predicara tranquilamente ante sus seguidores, manteniendo a “Muezza”
o a algún otro gato entre sus brazos. También se ha dicho que
gracias a que Muhammad
(SAWS)
acariciaba a los gatos pasando su mano a lo largo de su espalda, les
dio la capacidad de caer siempre de pie, pues con cada amorosa
caricia, los mininos recibían la bendición del Profeta
(SAWS).
Muhammad
(SAWS)
amaba tanto a los gatos que dijo que eran animales “puros” y que
por lo tanto podían entrar en el Paraíso.
A pesar de sus muchas obligaciones, siempre encontraba un momento
para brindarles su amor y sus caricias. A lo largo de los siglos,
muchos árabes y muchos musulmanes han seguido su ejemplo y hasta el
día de hoy, los gatos son muy considerados en el mundo islámico,
siendo siempre bienvenidos en todos los hogares y en todas las
Mezquitas.
Al-Bujârî,
que recopilo la mayoría de los Ahadîz
de Muhammad
(SAWS),
era un hombre amante de los gatos y se sabe que vivía rodeado de
ellos, por lo tanto es probable que haya puesto énfasis en los
Ahadîz
relacionados con el felino.
El
perro
en el Islam
En la época prei-slámica, los árabes usaban en general a los perros. Esto continuó así en los primeros años del Islam, en los cuales los musulmanes tenían perros porque estaban acostumbrados a tenerlos. Lo siguieron haciendo después de la Hégira a Medina, hasta que el Profeta Muhammad (SAWS) se lo prohibió. La razón de dicha prohibición se especifica en el Sahîh Muslim, con la autoridad de Umm Maymuna, que cuenta que el Profeta (SAWS) se despertó una mañana cuando estaba con ella y le dijo: “Ŷibrîl (Gabriel) prometió que iba a venir a verme hoy y no lo hizo. ¡Por Allah (SWT)! Nunca ha faltado a su palabra”. El Profeta (SAWS) pasó el resto del día esperando. Teníamos un muñeco que mandó retirar. Tomó agua, y roció el lugar donde había estado el muñeco. Esa noche, Ŷibrîl (Gabriel) fue a verlo. El Profeta (SAWS) le dijo que le prometió ir a verlo ayer. Y Ŷibrîl (Gabriel) le contestó que los Ángeles no entran en las casas donde hay perros o imágenes. Por la mañana Sidnâ Muhammad ordenó matar a todos los perros inmediatamente. Ordenó matar a los perros de los huertos pequeños y abandonar a los de huertos grandes.
Abu
Dawûd
menciona que el perro que había en casa del
Profeta
(SAWS),
así como el muñeco, pertenecían a Al-Hassan
o Al-Hussein.
La orden de seguir matando a los perros fue abrogada, como se narra en otro Hadîz recogido por el Imâm Muslim. Permitió conservar los perros que se utilizan para cazar o para guardar los rebaños, y que si un perro lamía un recipiente, este tenía que ser limpiado siete veces.
Y el Imâm Muslim narró, con la autoridad de Ŷâbir ibn ‘Abdullâh: “El Mensajero de Allah (SAWS) ordenó matar a los perros. Incluso aunque apareciera una mujer del desierto con un perro, había que matarlo. Más tarde prohibió seguir matando a los perros, y dijo: “Tener cuidado con un perro completamente negro, porque es el Shaytán” ”.
En resumen, la orden de matar a los perros fue general, el permiso para quedarse con ellos fue para algunos, y se ordenó qué hacer con los recipientes ensuciados por perros.
Es
permisible (Mubah)
tener perros para cazar, pastorear y guardar los campos. Su evidencia
para esta autorización viene de los Ahadîz
recogidos por los Imames
Al-Bujârî
y Muslim
con la autoridad de ‘Abû
‘Abdullâh
ibn ‘Umar:
“Oí como el
Profeta
(SAWS)
dijo: Quienquiera que tenga un perro excepto para la agricultura y el
pastoreo, el peso de sus buenas acciones disminuirá en quintales”.
Y el Imâm Muslim transmitió que: “Abû Huraira dijo que tuvo un perro mientras tuvo un huerto”.
Estos Ahadîz son universales, y se refieren a todos los perros excepto para los usos mencionados, porque utilizan unas palabras que denotan universalidad. Aligerar o disminuir el peso de las buenas obras sugiere prohibición, y prohibir es convertir algo en Harâm (Prohibido).
En consecuencia, algunos sabios entienden que este aligerar no supone una prohibición total, referida a todos los usos de los perros, porque se habla de disminuir la recompensa y no se prohíbe totalmente. Por esta razón dicen que se pueden tener perros para la agricultura, el pastoreo y la caza, y la prohibición de tenerlos no es absoluta.
El perro es mencionado en tan solo tres ocasiones en el Corán y en ninguna de ellas de forma negativa, es más, en dos de esas ocasiones se alaba como compañero.
En
la
Sura
La
Mesa Servida,
Allah
(SWT)
dice:
“Te
preguntan qué es lícito para ellos. Di: Se os ha permitido todo lo
beneficioso; y
[podéis
comer]
lo
que hayan atrapado para vosotros los animales de presa que habéis
adiestrado para la caza, tal como Allah
os ha enseñado. Comer, pues, de lo que ellos capturen para vosotros.
Y mencionar el nombre de Allah
sobre ello
[al
soltarlos para que cacen],
y temer a Allah;
Allah
es rápido en ajustar cuentas”.
(La
Mesa Servida, 5: 4).
En la Sura Al-A‘râf, Allah (SWT) dice:
“Si
hubiéramos querido, habríamos hecho que estos le sirvieran para
elevarle en rango, pero él se inclinó hacia lo terrenal y siguió
su deseo. Es como el perro, que si lo ahuyentas jadea y si lo dejas
también; así ocurre con los que niegan la verdad de Nuestros
signos. ¡Cuéntales la historia, tal vez reflexionen!”.
(Al-A‘râf,
7: 176)
En esta Aleya acusa a quién ha sido guiado a la verdad pero elige seguir sus pasiones. Asemeja este tipo de gente a una persona que solo ahuya y jadea. Esta Aleya hace alusión a los constantes jadeos de los perros, independientemente de su actividad.
Por último, aparece en la historia de los jóvenes temerosos de su Señor que fueron guardados por su perro en el principio de la Sura La Caverna. Un grupo de hombres santos jóvenes que se presentan en el Corán como ejemplos de la religión, dormir con “su perro permanecía con las patas extendidas junto a la entrada”. Más adelante, en la Aleya 22, el perro siempre se cuenta como uno de los suyos, no importa la forma en que están numerados. “Dirán: Eran tres y con el perro cuatro. Y dirán: Cinco y el sexto el perro, haciendo conjeturas sobre lo desconocido. Y dirán: Siete y su perro el octavo. Di: Mi Señor sabe mejor su número que sólo unos pocos conocen y no discutas acerca de ellos si no es con un argumento claro ni consultes a nadie sobre ellos”
De estos pasajes deducimos que la animadversión a los perros no procede del Sagrado Corán, pero entonces, ¿de dónde viene? La animadversión a los perros proviene de los Ahadîz.
Los siguientes dos Ahadîz podrían ser los culpables de la animadversión de los árabes por los perros.
El
primer Hadîz
recoge: “‘Â’isha:
Las
cosas que anulan la oración se mencionaron antes que yo (y los
eran): un perro, un burro y una mujer”. Aquí
se expone la primera connotación negativa hacia los perros, siendo
culpables de distraer la oración.
El segundo Hadîz es más preciso y va contra un tipo de perro, los perros negros: “Y el perro negro ha de ser matado, de acuerdo a un Hadîz auténtico”. Solo los perros negros han de ser sacrificados ya que son considerados una bestia viciosa o incluso un Demonio.
Un Hadîz es un dicho o conversación que representa los dichos y las acciones del Profeta Muhammad (SAWS), relatadas por sus compañeros y recogidas por aquellos sabios que les sucedieron. Los Ahadîz están inmediatamente por debajo del Corán y dictan costumbres, maneras de comportarse y de conducta.
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