viernes, 7 de diciembre de 2018

LOS JUEGOS DE AZAR Y EL ISLAM




La vorágine por adquirir cupones para participar en la Lotería de Navidad ya ha dado el pistoletazo de salida. Hay muchos hermanos/as, que han comprado el décimo de la Lotería Nacional o el Gordo de Navidad, esperando que les toque. Y algunos/as, dicen: “Oh Allah (SWT), haz que me toque”. Por otro lado, hay hermanos/as organizando sorteos donde comprando una papeleta de 2 € y participando en un sorteo, les puede tocar un premio, como por ejemplo una cesta llena de cualquier cosa. Esto es azar/apuestas, hermanos/as. Llámese La Quiniela, La Primitiva, La Once, La Rifa de la Caridad... Todo es lo mismo. Conozco hermanos que en secreto juegan a la Quiniela o Primitiva. Una lástima. Cometen muchos fallos:
1.- Lo que hacen es ilícito.
2.- No tienen Tawhid at-Tawakkul. No están seguros del Rizq de Allah (SWT) y por eso acuden a las loterías.
3.- Creen que en secreto el pecado se aminora. Y olvidan que Allah (SWT) todo lo ve.
4.- Gastan de su dinero en lo ilícito.
5.- Si les toca, comen del Harâm.
6.- Se engañan a sí mismos al decir “más adelante haré Tawba (Arrepentimiento)”.

Shaytán se las ha jugado bien.

Todos los compradores confían en que la fortuna venga de la mano. Pero ese afán por hacerse rico no es bien visto por el Islam, que prohíbe totalmente la participación en los juegos de azar. Los juegos de azar están prohibidos en el Islam y se consideran de los Kabâir (pecados mayores).

La razón es clara: El Islam dignifica al trabajo, por lo que tener dinero “sin esfuerzo” no recomendable porque “acostumbra” a los fieles a una idílica situación de que “sin responsabilidad se puede tener fortuna”.

El Corán distingue dos grandes tipos de acciones, “Halâl” o “Harâm”, dependiendo de si se trata de actividades en concordancia o contrarias a los preceptos del Profeta (SAWS). Aquellas cuestiones que son consideradas “Harâm” implican un castigo de acuerdo a la ley islámica, la Sharî‘ah, y el apostar se encuentra entre ellas.

El juego es obra del Shaytán para generar la discordia de los hombres y alejarlos del camino de la Fe (Îmân). Esto incluye todo tipo de juegos de azar, como los dados, las carreras o incluso las máquinas tragaperras. Pero el rechazo no sólo parte de la idea de la tentación demoníaca; Islam dice que las apuestas se asemejan con el robo, ya que se entiende que el ganador en juegos de azar no realiza ningún esfuerzo para obtener su dinero, y que lo extrae de los restantes apostadores sin contraprestación alguna. La remuneración debe ser fruto del trabajo y no estar definida por la buena fortuna.

Las graves consecuencias que la adicción al juego puede tener sobre los individuos y el tejido social de la comunidad también son consideradas por el Islam a la hora de juzgar negativamente a la actividad. Si se entiende que la religión busca la paz y la consolidación de la familia, todo aquello que es destructivo para estas iniciativas debe ser rechazado, y es por esto que las apuestas son clasificadas dentro del espectro de lo “Harâm”.

El juego de azar significa dar o tomar dinero o bienes con vistas a lograr algo y cuyo resultado final no es conocido. No importa el nombre que tenga, cualquier juego o apuesta que tiene esta característica y que es jugado en la esperanza de adquirir dinero o bienes es llamado juego de azar. La palabra “Maysir” mencionada en el Corán se deriva de la palabra “Yusr”, que significa facilidad, lo que indica que el dinero o los bienes son obtenidos o perdidos fácilmente en el juego.

El juego es una forma de obtener dinero inmerecido que hace al hombre olvidar a su Creador, le impide realizar las oraciones, le lleva a la pereza, elimina su capacidad de trabajar y causa rencor y enemistad entre la gente. Todas las formas de juego, que causan heridas irreparables a la vida individual y social, son Harâm en el Islam.

El Corán dice al respecto:
No os apropiéis unos de la riqueza de otros falsamente, ni recurráis a los jueces por ella para que os comáis una parte de la riqueza de la gente con delito, sabiendo lo que hacéis”. (La Vaca 2: 188)

Te preguntan sobre el vino [la raíz del termino “Jamr”, Vino, significa entre otras cosas cubrir u ocultar, e implica toda sustancia que embriague] y el juego de azar. Di: En ambas cosas hay un gran daño para los hombres y [también] beneficios, pero el daño es mayor que el beneficio. Y te preguntan qué deben gastar. Di: El sobrante [es decir, lo que excede a las necesidades]. Así os aclara Allah los signos [Aleyas], tal vez reflexionéis”. (La Vaca 2: 219)

¡Oh creyentes! Ciertamente, el vino, el juego de azar, el sacrificio en altares idólatras y las flechas adivinatorias son una inmundicia impura obra de Shaytán. Apartaros de ello, tal vez podréis tener éxito. Realmente, Shaytán quiere provocar entre vosotros la enemistad y el odio, sirviéndose del vino y del juego de azar, para así apartaros del recuerdo de Allah y del Salât. ¿Acaso no desistiréis de ello?”. (La Mesa Servida 5: 90-91)

No hay diferencia, pues, entre el alcohol y el juego en términos de prohibición y de constituir un pecado. Allah (SWT) muestra que ambos son Harâm.

Los juegos de cualquier tipo que generan un beneficio o daño son considerados juegos de azar. El juego significa gastar el dinero o los bienes de uno de una forma injusta y es como robar dinero o bienes de forma deliberada. Los juegos de azar son un desastre social. Son vistos siempre como males que destruyen a las familias, y están prohibidos en el Islam. Aquellos que juegan alrededor de una mesa hasta la mañana siguiente debido a la excitación causada por la ambición y la codicia pierden su salud, riqueza, ética y dinero. Pierden también sus sentimientos humanos. Aquellos que ganan hoy pueden perder otro día. Las esposas, los hijos y los pobres tienen también derecho al dinero perdido en el juego. El dinero obtenido mediante el juego no es legítimo.

En un momento en el que el juego se extiende, los daños sociales se incrementan. El trabajo es reemplazado por la pereza. La productividad decrece. El juego va acompañado de otras cosas negativas como el alcohol, las mentiras, la codicia, el rencor, la envidia, la venganza y el asesinato.

El juego causa también desórdenes y desacuerdos y hace que la gente sea negligente a la hora de tratar a su familia. Existen muchas personas que venden su religión, su honor y que traicionan todo tipo de valores sagrados.

El juego se convierte en una adición en poco tiempo, al igual que el alcohol. Resulta muy difícil alejarse de él. De este modo, el juego y el alcohol son hábitos muy peligrosos.

Todo tipo de juegos en lo que uno gana o pierde dinero, como los dados, las cartas, la lotería, las quinielas, las apuestas en las carreras etc son considerados juegos de azar.

Todos los juegos de azar son jugados para disfrutar y pasar un buen tiempo al principio. Según el hombre gana, el juega por el placer y la ambición de ganar. Cuando pierde, juega con el fin de recuperar lo que ha perdido. Luego, se convierte en un jugador. No hay que olvidar que aquellos que lo pierden todo en las mesas de juego, que venden todo lo que tienen y quedan sumergidos en una situación de pobreza y destruyen las vidas de sus esposas e hijos comenzaron a jugar como medio de relajación y entretenimiento.

Es importante mantenerse alejados del juego así como proteger de él a los que nos rodean, especialmente a los miembros de nuestra familia. El proteger a los miembros de la familia de las cosas dañinas y malas y el educarlos para que adopten un estilo de vida sano son deberes que Allah (SWT) y Su Mensajero (SAWS) han hecho recaer sobre el cabeza de familia. El Corán dice:
¡Vosotros que creéis! Guardaos a vosotros mismos y a vuestras familias del fuego, cuyo combustible serán los hombres y las piedras. Sobre él habrá ángeles duros y violentos que no desobedecerán a Allah en lo que les ordene, sino que harán lo que se les ordene”. (La Prohibición 66: 6)

Las cosas son claras. Quien se quiera enfadar, libre es. Que Allah (SWT) nos aleje de aquello que No le complace y ha prohibido.

Y Allah (SWT) sabe mas.

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