La
vorágine por adquirir cupones para participar en la Lotería de
Navidad ya ha dado el pistoletazo de salida. Hay
muchos
hermanos/as,
que han comprado el décimo
de la Lotería Nacional o el Gordo de Navidad, esperando que les
toque. Y algunos/as,
dicen: “Oh Allah
(SWT),
haz que me toque”. Por otro lado, hay
hermanos/as
organizando
sorteos donde comprando una papeleta de 2 € y participando en un
sorteo, les puede tocar un premio, como por ejemplo una cesta llena
de cualquier cosa. Esto es azar/apuestas, hermanos/as.
Llámese La Quiniela, La Primitiva, La Once, La Rifa de la Caridad...
Todo es lo mismo. Conozco hermanos que en secreto juegan a la
Quiniela o Primitiva. Una lástima. Cometen muchos fallos:
1.-
Lo que hacen es ilícito.
2.-
No tienen Tawhid
at-Tawakkul.
No están seguros del Rizq
de Allah
(SWT)
y por eso acuden a las loterías.
3.-
Creen que en secreto el pecado se aminora. Y olvidan que Allah
(SWT)
todo lo ve.
4.-
Gastan de su dinero en lo ilícito.
5.-
Si les toca, comen del Harâm.
6.-
Se engañan a sí mismos al decir “más adelante haré Tawba
(Arrepentimiento)”.
Shaytán
se las ha jugado bien.
Todos
los compradores confían en que la fortuna venga de la mano. Pero ese
afán por hacerse rico no es bien visto por el Islam,
que prohíbe totalmente la participación en los juegos de azar. Los
juegos de azar están prohibidos en el Islam
y
se consideran de los Kabâir
(pecados mayores).
La
razón es clara: El Islam
dignifica al trabajo, por lo que tener dinero “sin esfuerzo” no
recomendable porque “acostumbra” a los fieles a una idílica
situación de que “sin responsabilidad se puede tener fortuna”.
El
Corán
distingue dos grandes tipos de acciones, “Halâl”
o “Harâm”,
dependiendo de si se trata de actividades en concordancia o
contrarias a los preceptos del Profeta
(SAWS).
Aquellas cuestiones que son consideradas “Harâm”
implican un castigo de acuerdo a la ley islámica, la Sharî‘ah,
y el apostar se encuentra entre ellas.
El
juego es obra del Shaytán
para generar la discordia de los hombres y alejarlos del camino de la
Fe
(Îmân).
Esto incluye todo tipo de juegos de azar, como los dados, las
carreras o incluso las máquinas tragaperras. Pero el rechazo no sólo
parte de la idea de la tentación demoníaca; Islam
dice
que las apuestas se
asemejan con
el robo, ya que se entiende que el ganador en juegos de azar no
realiza ningún esfuerzo para obtener su dinero, y que lo extrae de
los restantes apostadores sin contraprestación alguna. La
remuneración debe ser fruto del trabajo y no estar definida por la
buena fortuna.
Las
graves consecuencias que la adicción al juego puede tener sobre los
individuos y el tejido social de la comunidad también son
consideradas por el Islam
a la hora de juzgar negativamente a la actividad. Si se entiende que
la religión busca la paz y la consolidación de la familia, todo
aquello que es destructivo para estas iniciativas debe ser rechazado,
y es por esto que las apuestas son clasificadas dentro del espectro
de lo “Harâm”.
El
juego de azar significa dar o tomar dinero o bienes con vistas a
lograr algo y cuyo resultado final no es conocido. No importa el
nombre que tenga, cualquier juego o apuesta que tiene esta
característica y que es jugado en la esperanza de adquirir dinero o
bienes es llamado juego de azar. La palabra “Maysir”
mencionada en el Corán
se deriva de la palabra “Yusr”,
que significa facilidad, lo que indica que el dinero o los bienes son
obtenidos o perdidos fácilmente en el juego.
El
juego es una forma de obtener dinero inmerecido que hace al hombre
olvidar a su Creador,
le impide realizar las oraciones, le lleva a la pereza, elimina su
capacidad de trabajar y causa rencor y enemistad entre la gente.
Todas las formas de juego, que causan heridas irreparables a la vida
individual y social, son Harâm
en el Islam.
El
Corán
dice
al
respecto:
“No
os apropiéis unos de la riqueza de otros falsamente, ni recurráis a
los jueces por ella para que os comáis una parte de la riqueza de la
gente con delito, sabiendo lo que hacéis”.
(La Vaca 2:
188)
“Te
preguntan sobre el vino
[la
raíz del termino “Jamr”,
Vino,
significa entre otras cosas cubrir u ocultar, e implica toda
sustancia que embriague]
y
el juego de azar. Di: En ambas cosas hay un gran daño para los
hombres y
[también]
beneficios,
pero el daño es mayor que el beneficio. Y te preguntan qué deben
gastar. Di: El sobrante
[es
decir, lo que excede a las necesidades].
Así os aclara Allah
los signos
[Aleyas],
tal vez reflexionéis”.
(La
Vaca 2: 219)
“¡Oh
creyentes! Ciertamente, el vino, el juego de azar, el sacrificio en
altares idólatras y las flechas adivinatorias son una inmundicia
impura obra de Shaytán. Apartaros de ello, tal vez podréis tener
éxito. Realmente, Shaytán quiere provocar entre vosotros la
enemistad y el odio, sirviéndose del vino y del juego de azar, para
así apartaros del recuerdo de Allah
y del Salât. ¿Acaso no desistiréis de ello?”.
(La
Mesa Servida 5: 90-91)
No
hay diferencia, pues, entre el alcohol y el juego en términos de
prohibición y de constituir un pecado. Allah
(SWT)
muestra que ambos son Harâm.
Los
juegos de cualquier tipo que generan un beneficio o daño son
considerados juegos de azar. El juego significa gastar el dinero o
los bienes de uno de una forma injusta y es como robar dinero o
bienes de forma deliberada. Los juegos de azar son un desastre
social. Son vistos siempre como males que destruyen a las familias, y
están prohibidos en el Islam.
Aquellos que juegan alrededor de una mesa hasta la mañana siguiente
debido a la excitación causada por la ambición y la codicia pierden
su salud, riqueza, ética y dinero. Pierden también sus sentimientos
humanos. Aquellos que ganan hoy pueden perder otro día. Las esposas,
los hijos y los pobres tienen también derecho al dinero perdido en
el juego. El dinero obtenido mediante el juego no es legítimo.
En
un momento en el que el juego se extiende, los daños sociales se
incrementan. El trabajo es reemplazado por la pereza. La
productividad decrece. El juego va acompañado de otras cosas
negativas como el alcohol, las mentiras, la codicia, el rencor, la
envidia, la venganza y el asesinato.
El
juego causa también desórdenes y desacuerdos y hace que la gente
sea negligente a la hora de tratar a su familia. Existen muchas
personas que venden su religión, su honor y que traicionan todo tipo
de valores sagrados.
El
juego se convierte en una adición en poco tiempo, al igual que el
alcohol. Resulta muy difícil alejarse de él. De este modo, el juego
y el alcohol son hábitos muy peligrosos.
Todo
tipo de juegos en lo que uno gana o pierde dinero, como los dados,
las cartas, la lotería, las quinielas, las apuestas en las carreras
etc son considerados juegos de azar.
Todos
los juegos de azar son jugados para disfrutar y pasar un buen tiempo
al principio. Según el hombre gana, el juega por el placer y la
ambición de ganar. Cuando pierde, juega con el fin de recuperar lo
que ha perdido. Luego, se convierte en un jugador. No hay que olvidar
que aquellos que lo pierden todo en las mesas de juego, que venden
todo lo que tienen y quedan sumergidos en una situación de pobreza y
destruyen las vidas de sus esposas e hijos comenzaron a jugar como
medio de relajación y entretenimiento.
Es
importante mantenerse alejados del juego así como proteger de él a
los que nos rodean, especialmente a los miembros de nuestra familia.
El proteger a los miembros de la familia de las cosas dañinas y
malas y el educarlos para que adopten un estilo de vida sano son
deberes que Allah
(SWT)
y Su
Mensajero
(SAWS)
han hecho recaer sobre el cabeza de familia. El Corán
dice:
“¡Vosotros
que creéis! Guardaos a vosotros mismos y a vuestras familias del
fuego, cuyo combustible serán los hombres y las piedras. Sobre él
habrá ángeles duros y violentos que no desobedecerán a Allah
en lo que les ordene, sino que harán lo que se les ordene”.
(La
Prohibición 66: 6)
Las
cosas son claras. Quien se quiera enfadar, libre es. Que Allah
(SWT)
nos aleje de aquello que No
le complace y ha prohibido.
Y
Allah
(SWT)
sabe mas.
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