A‘udu Billâhi Min as-Saitâni Rayîm
Bismillâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm
La segunda Sura de El Corán, se denomina Sura La Vaca (Al-Baqarah). Contiene una Aleya hermosa e importante que es la Aleya “Más Grandiosa” de todo el Libro. Se lo conoce en árabe como Ayatul Kursi, y habla bellamente sobre Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Esta Aleya es conocida por su significado profundo, su lenguaje rítmico y sublime, su mensaje inspirador y reconfortante, y su descripción magnífica de los poderes y atributos de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Esta Aleya resume, en palabras poderosas, los principios básicos de la Fe Islámica, citando aquellos atributos de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) que afirman de la forma más conveniente posible el significado y la importancia del principio islámico de Tawhid: La Unidad y Unicidad de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala).
El Corán, es único en el sentido de que todo él fue revelado al Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) en árabe, y él elogió algunos de sus pasajes y relacionó recompensas especiales por recitarlos. El Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo: “Todo tiene su pináculo, y el pináculo de El Corán es Sura La Vaca (Al-Baqarah). Allí hay una Aleya que es la más grande de El Corán”.(At-Tirmidî)
Cuando un Creyente (Mu‘min) realmente cree en estos atributos de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), ello lo libera de la ansiedad y el miedo a lo desconocido. También lo hace esforzarse en ser piadoso y recto, pues sabe que tendrá que responder por sus obras en el Día del Juicio, donde nada sino solo su Piedad (Taqwa) y su Fe (Îmân) podrá llegar a su rescate. Eso lo hace refutar las afirmaciones de los Politeístas (Mushrikîn), que creen en muchas deidades, y que aseguran que hay otros dioses además de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala).
Siendo la mayor Aleya de El Corán, a los Musulmanes (Muslimun) se les anima a recitarlo con regularidad. El Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo que si uno lee esta Aleya después de cada oración (los Musulmanes (Muslimun) oran cinco veces al día), solo su vida (que termina al morir) lo detiene de entrar al Paraíso. El Creyente (Mu‘min) que la recita después de una Oración Obligatoria (Fard), está bajo el cuidado y la protección de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) hasta que comienza la siguiente Oración (Salât). (An-Nasâ‘î)
Finalmente, el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo que recitar Ayatul Kursi te protegerá a ti, a tus hijos y a tu hogar. (Al-Bujârî)
El Tafsir (Al-Qurtubî) de esta Aleya es el siguiente:
255.- Al-lâh, no hay dios sino Él, el Viviente, el Sustentador [que se mantiene a Si mismo y a Su Creación]. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra. ¿Quién puede interceder ante Él si no es con Su permiso? Sabe lo que tienen tanto delante de ellos como detrás [es decir, lo que ha de venir y todo lo que desconocen]. Y no abarcan nada de Su conocimiento, a menos que Él quiera. El escabel de Su trono abarca los cielos y la tierra, y su mantenimiento no Le causa fatiga. Él es el Altísimo, el Inmenso.
La Aleya Trasliterada es:
“Allahu laaa ilaaha illaa huwal haiyul qai yoom; laa taakhuzuhoo sinatunw wa laa nawm; lahoo maa fissamaawaati wa maa fil ard; man zallazee yashfa'u indahoo0 illaa be iznih; ya'lamu maa baina aideehim wa maa khalfahum; wa laa yuheetoona beshai 'immin 'ilmihee illa be maa shaaaa; wasi'a kursiyyuhus samaa waati wal arda wa la ya'ooduho hifzuhumaa; wa huwal aliyyul 'azeem”. (La Vaca 2: 255)
“Al-lâh, no hay dios sino Él, el Viviente, el Sustentador [que se mantiene a Si mismo y a Su Creación]”.
La Aleya El Trono (Al-Kursî) es la señora de las Aleyas de El Corán y la más inmensa de todas. Fue revelada por la noche, y el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) llamó a Zaid para que la escribiera. Se relató que Mujammad ibn al-Hanafïya dijo: “Cuando se reveló la Aleya El Trono (Al-Kursî) se cayeron todos los ídolos del mundo y todos los Reyes del mundo, y también todas las coronas se cayeron de sus cabezas. Los Diablos (Sayâtîn) salieron huyendo atropellándose unos a otros para advertir de ello a Iblîs. Entonces, les ordenó buscar las causas, y llegaron a Medina y supieron que la Aleya El Trono (Al-Kursî) se había revelado.
Se relató de ‘Ubai ibn Ka‘ab que dijo el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam): “¡Yâ Abû al-Mundir! ¿Sabes cuál es la Aleya más inmensa del Libro de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala)?”. Dijo: Dije: “Al-lâh, no hay dios sino Él, el Viviente, el Sustentador [que se mantiene a Si mismo y a Su Creación]”. Y me golpeó el pecho diciéndome: “¡Felicidades por tu conocimiento, Abû al-Mundir!”. Añadió At-Tirmidî de Al-Hakîm Abû ‘Abdullâh: “¡Pues, por Aquel que tiene mi alma en su mano!, que esta Aleya tiene una lengua y dos labios que santifican al Rey ante el tronco del Trono”. Dijo Abû ‘Abdullâh: “Ésta Aleya la reveló Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), el Altísimo, y puso la recompensa para quien la leyera o recitara en Esta Vida (Duniâ) y en la Otra (Âjira). Pues, en Esta Vida (Duniâ) servirá, para el que la recite, de guardiana por los cuatro costados. ‘Abdurrahmân ibn ‘Auf, cuando entraba en su casa, solía recitar la Aleya El Trono (Al-Kursî) en las cuatro esquinas, pretendiendo que fuese guardiana por los cuatro lados de la casa y lo protegiera de Shaytán (Satanás). Y se relató de ‘Umar que se batió con un Genio (Yînn) y lo derribó, entonces le dijo el Genio (Yînn): Si me sueltas te enseñaré lo que os puede defender de nosotros. Lo soltó y le preguntó por lo que era y le dijo: ¡Ciertamente, os protegeréis de nosotros con la Aleya El Trono (Al-Kursî)!
Sobre los méritos de la recitación de la Aleya El Trono (Al-Kursî) se transmitió de ‘Alî que dijo: Oí decir a vuestro Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) estando sobre el Púlpito (Mimbar): “Quien recite la Aleya El Trono (Al-Kursî) después de cada Oración (Salât), nada le impedirá entrar en el Jardín excepto la muerte; y no persevera en su recitación sino el veraz y el auténtico siervo. Y quien la recite al retirarse a su aposento, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) le dará seguridad, así como a su vecino y al vecino de su vecino, y demás casas de su alrededor”. En Al-Bujârî, se transmitió de Abû Huraira que dijo: “Me encargó el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) que guardase el Zakât de Ramadân..., y mencionó una historia en la que había un hombre que quiso robar del Zakât y lo sorprendió... Dije: ¡Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam)! Pretendía que si él me enseñaba unas palabras con las que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) me beneficiaría, yo lo soltase dejándolo libre. Preguntó: ¿Qué palabras eran? Me dijo: Cuando regreses a tu aposento, recita la Aleya El Trono (Al-Kursî) desde su principio hasta su final:
“Al-lâh, no hay dios sino Él, el Viviente, el Sustentador [que se mantiene a Si mismo y a Su Creación]. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra. ¿Quién puede interceder ante Él si no es con Su permiso? Sabe lo que tienen tanto delante de ellos como detrás [es decir, lo que ha de venir y todo lo que desconocen]. Y no abarcan nada de Su conocimiento, a menos que Él quiera. El escabel de Su trono abarca los cielos y la tierra, y su mantenimiento no Le causa fatiga. Él es el Altísimo, el Inmenso”.
Y me dijo: Y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) no cesará de protegerte ni Shaytán (Satanás) se acercará a ti hasta que te levantes.
Le dijo, entonces, el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam): “Verdaderamente, te ha dicho la verdad aunque es un mentiroso. ¿Tú sabes quién te ha estado hablando durante tres noches, Abû Bakr?”. Dijo: ¡No! Dijo: Ese era un Shaytán (Satanás).
Dijo ‘Abdullah ibn Mas‘ûd: “Uno de los Compañeros de Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) se encontró con un Genio (Yînn) con el que se batió y al derribarlo le dijo: ¡Ciertamente, te veo endeble y famélico. Tus bracitos son como los de un perro! ¿Así sois vosotros los Genios (Yinân), o eres tú así de entre ellos? Contestó: ¡No, por Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala)! Yo soy de ellos robusto, sin embargo, prueba otra vez y si me derribas te enseñaré algo que te beneficiará. Dijo ¡Sí! Lo derribó pues y le dijo: Recita Aleya El Trono (Al-Kursî):
“Al-lâh, no hay dios sino Él, el Viviente, el Sustentador [que se mantiene a Si mismo y a Su Creación]. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra. ¿Quién puede interceder ante Él si no es con Su permiso? Sabe lo que tienen tanto delante de ellos como detrás [es decir, lo que ha de venir y todo lo que desconocen]. Y no abarcan nada de Su conocimiento, a menos que Él quiera. El escabel de Su trono abarca los cielos y la tierra, y su mantenimiento no Le causa fatiga. Él es el Altísimo, el Inmenso”.
Y de aquella casa en la que la recitaras saldría Shaytán (Satanás) ventoseando como lo hace el burro y no entrará hasta el amanecer”. Y de Abû Huraira se transmitió que dijo el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam): “Quien recite el comienzo de la Sura El Perdonador hasta “a Él será el retorno”, y la Aleya El Trono (Al-Kursî) al amanecer, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo protege hasta que anochece. Y quien la recita al anochecer, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo protege hasta que amanece”. Y de Anas, que el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo: “Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), inspiró a Mûsâ (Moisés), sobre él la paz, que quién persistiera en la recitación de la Aleya El Trono (Al-Kursî) después de cada Oración (Salât), le daría más de lo dado a los agradecidos, de lo recompensado a los Profetas y por las acciones de los veraces. Le tendería Mi derecha con la misericordia y nada Me impediría admitirlo en el Jardín, excepto que viniera a él, el Ángel de la Muerte (Azraîl)”. Dijo Mûsâ (Moisés), sobre él la paz: ¡Oh, Señor! ¿Quién escuchara esto, no persistiría en ello? Dijo: Ciertamente, de Mis siervos le daría lo que le doy a un Profeta, o un veraz, o a aquel hombre que Yo amo, o a aquel que quiero su muerte por Mi causa”. De Ubai ibn Ka‘ab se transmitió que dijo: “Dijo Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), el Altísimo: ¡Mûsâ (Moisés)! Quien recite la Aleya El Trono (Al-Kursî) después de cada Oración (Salât), le daré la recompensa de los Profetas”.
La Aleya El Trono (Al-Kursî) comprende el Tawhîd (Lâ Ilâha Illâ Al-lâh) y los altos atributos. Son 50 palabras y en cada una de ellas hay 50 Bendiciones (Baraka). Equivale a un tercio de El Corán. Dijo Abû Dar en su largo Hadîz: “Pregunté al Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam): ¿Cuál es la más inmensa de las Aleyas de El Corán que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) te ha revelado? Contestó:
“Al-lâh, no hay dios sino Él, el Viviente, el Sustentador [que se mantiene a Si mismo y a Su Creación]. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra. ¿Quién puede interceder ante Él si no es con Su permiso? Sabe lo que tienen tanto delante de ellos como detrás [es decir, lo que ha de venir y todo lo que desconocen]. Y no abarcan nada de Su conocimiento, a menos que Él quiera. El escabel de Su trono abarca los cielos y la tierra, y su mantenimiento no Le causa fatiga. Él es el Altísimo, el Inmenso”.
Y añadió Ibn ‘Abbâs: “La más noble de las Aleyas de El Corán es la Aleya El Trono (Al-Kursî)”.
Dijeron algunos de los Ulemas (Sabios Musulmanes): Porque en ella se repite el nombre de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), el Altísimo, explícita e implícitamente dieciocho veces”.
“Al-Haiyu, Al-Qaiyûm (el Viviente, el Sustentador)”. Al-Haiyu es uno de los hermosos nombres de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), y se ha dicho que es el más inmenso de todos. Y que ‘Îsâ (Jesús), hijo de Maryam (María), sobre él la paz, cuando quería resucitar a un muerto invocaba a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) con esta Súplica (Du‘â): ¡Yâ Haiyu, Yâ Qaiyûm! También se ha dicho: “Es la Súplica (Du‘â) de los marineros que cuando temen perecer ahogados, invocan a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) con él”. Dijo Qatâda a propósito del nombre: “Al-Haiyu es el que no muere, y ese es el que permanece”.
“Al-Qaiyûm”. Procede del verbo Qâma (Levantarse), es decir, el que está en pie sustentando lo que ha creado. Dijo Al-Hasan: “Significa que sustenta a cada uno y recompensa por las acciones cosechadas, y Él es conocedor de ellas en cada caso sin que se le escape nada”. Según Ibn ‘Abbâs, significa que ni cambia ni desaparece.
“Ni la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él”. Es decir, Él es aquel que no duerme. No le vencen la somnolencia ni el sueño con la cabeza, los ojos o el corazón. Significa la Aleya que a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), el Altísimo, no le alcanza fisura o imperfección alguna, ni se apodera de Él cansancio en ninguna circunstancia.
“Suyo es cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra”. Es decir, es el dueño y Señor de todo. Dijo At-Tabarî: “Se reveló esta Aleya cuando dijeron los Incrédulos (Kuffâr): No adoramos ídolos excepto para que nos acerquen a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala)”.
“¿Quién puede interceder ante Él si no es con Su permiso?”. En esta Aleya, se afirma por decreto que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) puede dar el permiso de la intercesión a quien quiera. Y esos son los Profetas, los Ulemas (Sabios Musulmanes), los Muyâhidûn , los Ángeles y a otros que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) haya otorgado ese noble honor. Finalmente, no pueden interceder sino aquellos con quienes Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) esté complacido. Como dice en El Corán:
“Él sabe lo que tienen delante y lo que tienen detrás. Y no interceden sino a favor de quien es aceptado. Y están timoratos por miedo de Él”. (Los Profetas 21: 28)
Dijo Ibn ‘Atiya: “De ello se desprende que los Ulemas (Sabios Musulmanes) y los justos de los hombres interceden ante quien no llega al Fuego, pero está entre los dos niveles, o llega y sin embargo tiene acciones rectas. En un Hadîz de Al-Bujârî: “Dirán los Creyentes (Mu‘minin): ¡Señor nuestro! Nuestros hermanos rezaban con nosotros y ayunaban con nosotros”. Y eso es una intercesión por quienes se quiere acercamiento a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Y los Profetas intercederán por aquellos de sus pueblos que han desobedecido, haciéndoles caer sus faltas en el Fuego, sin acciones ni conocimiento, sólo tenían la Fe (Îmân). Después, quedaba la intercesión del Más Misericordioso de los misericordiosos para aquellos con tantas faltas y por quienes no intercedían los Profetas. En cuanto a la intercesión de Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) para la rapidez en la Cuenta, esa es especial para él.
Dijo Al-Qurtubî: Muslim ha aclarado la intercesión de forma transparente. Los intercedidos pueden merecer el castigo de forma que entrarán en el Fuego y saldrán de él. Según esto hay dos intercesiones para los Creyentes (Mu‘minin): Una para aquellos que no irán al Fuego; y otra para los que entran en él. ¡Que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) nos proteja de eso! Mencionó el Hadîz de Abû Sa‘îd al-Judrî: “Después, se pondrá el Puente sobre el Fuego del Infierno y en ese momento será válida la intercesión y dirán: ¡Al-lâhumma, Sal-lim Sal-lim! (¡Oh Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), líbranos, líbranos!). Se preguntó: Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam), ¿y cómo es el Puente? Dijo: Será un lugar deslizante y escurridizo, sembrado de espinos en el que habrá arpones y garfios a los lados.
Pasará el Creyente (Mu‘min) por él como el pestañeo de un ojo, como el rayo, como el viento, como el pájaro o como un jinete en el mejor de los caballos y camellos. Unos se salvarán, otros serán heridos y otros caerán al Fuego del Infierno hasta que los Creyentes (Mu‘minin) salgan de él. Y, por Aquel que tiene mi alma de Su mano, que ninguno de vosotros tiene más fuerza que los Creyentes (Mu‘minin) en Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) en su conjura por Él en la búsqueda del derecho, el Día del Juicio Final, para vuestros hermanos que están en el Fuego. Dirán: ¡Señor nuestro! Ayunaban con nosotros, rezaban y peregrinaban. Se les dirá: ¡Sacad a los que conocíais! Entonces, sus rostros no se verán afectados por el Fuego, y serán sacados en grandes cantidades de ellos a los que el Fuego les había alcanzado hasta la mitad de la pantorrilla y hasta la rodilla. Después dirán: ¡Señor nuestro! No ha quedado nadie en el Fuego de los que nos has ordenado. Dirá el Poderoso y Majestuoso: ¡Volved, y a aquel en cuyo corazón encontréis el equivalente de 1 Dinâr de bien, sacadlo! Y así sacaron gran cantidad de criaturas. Después dirán: ¡Señor nuestro, no hemos dejado a nadie de los que nos has ordenado! Después dirá el Poderoso y Majestuoso: ¡Volved, y a aquel en cuyo corazón encontréis el equivalente de medio Dinâr de bien, sacadlo! Y así sacaron gran cantidad de criaturas. Después dirán: ¡Señor nuestro, no hemos dejado a nadie de los que nos has ordenado! Después dirá el Poderoso y Majestuoso: ¡Volved, y a aquel en cuyo corazón encontréis una pizca de bien, sacadlo! Y así sacaron gran cantidad de criaturas. Después dirán: ¡Señor nuestro, no hemos dejado allí a nadie de bien!”. Abû Sa‘îd solía decir: Si no me creéis con este Hadîz, recitad si queréis:
“Al-lâh no es injusto con nadie ni en el peso de un átomo. Cada obra buena la multiplicará con una magnífica recompensa”. (Las Mujeres 4: 40)
Dirá Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), el Altísimo: “Han intercedido los Ángeles, los Profetas y los Creyentes (Mu‘minin) y no queda sino el Más Misericordioso de los misericordiosos”. Cogerá un puñado del Fuego sacando de él a una gente que jamás hizo bien alguno y se habían convertido en cenizas. Y mencionó el Hadîz. Y mencionó de un Hadîz de Anas y éste del Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam): “Diré: ¡Oh Señor, dame permiso (para interceder) por quienes dijeron: No hay más divinidad que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala)!”. Dijo: Eso no te corresponde a ti. ¡Por Mi Alteza, Mi Grandeza, Mi Inmensidad y Mi Altanería, sacaré (del Fuego) a quien haya dicho: Lâ Ilâha Illâ Al-lâh (no hay más divinidad que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala))! Y en un Hadîz de Abû Huraira, que el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo: “Hasta que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) concluya con Su veredicto entre los siervos y saque por Su misericordia a quien quiera de la gente del Fuego: ordenará a los Ángeles sacar del Fuego a todo aquel que no asociara a nada ni nadie con Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) de entre quienes habiendo dicho: Lâ Ilâha Illâ Al-lâh, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), el Altísimo, quisiera compadecerse. Se les conocerá en el Fuego por la huella de la postración. El Fuego come al hijo de Âdam, excepto la huella de la postración que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) ha hecho inviolable”.
Dijo Al-Qurtubî: Todos estos Ahadîz indican que la intercesión de los Creyentes (Mu‘minin) y otros se refiere a los que han entrado en el Fuego, y que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) nos proteja de él. Se transmitió de Anas ibn Mâlik, que dijo el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam): “El Día de la Resurrección los hombres serán puestos en filas, Ibn Namîr dijo que se refiere a la Gente del Jardín, un hombre de la Gente del Fuego pasará junto a otro hombre (de la Gente del Jardín) y le dirá: ¡Fulano! ¿No te acuerdas del día que pediste de beber y yo te di un sorbo? Dijo: Pues, intercederá por él. Pasará el hombre junto a otro y le dirá: ¿No te acuerdas del día que te ofrecí alimento puro? E intercederá por él. Añadió Ibn Namîr: Dirá: ¿No te acuerdas del día que me enviaste a por aquello que necesitabas y fui por ti? E intercederá por él”. En cuanto a la intercesión de nuestro Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam), es diferente, y se aclarará In Sâ‘a Al-lâh.
“Sabe lo que tienen tanto delante de ellos como detrás [es decir, lo que ha de venir y todo lo que desconocen]”. Refiriéndose a todo ser dotado de razón. Dijo Muŷâhid: “Lo que tienen delante se refiere a Este Mundo (Duniâ) y lo que tienen tras ellos es la Otra Vida (Âjira)”. En el sentido literal, aquello que tiene entre Sus manos es aquello que ha ofrecido, y lo que tiene tras Él es lo que vendrá después de Él.
“Y no abarcan nada de Su conocimiento, a menos que Él quiera”. Se refiere a aquello que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sabe. Como cuando dijo Al-Jidr a Mûsâ (Moisés), sobre él la paz, cuando picoteó el pájaro en el mar: “Mi conocimiento y el tuyo no han hecho disminuir del conocimiento de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) excepto lo que ha hecho disminuir este pájaro del agua de este mar”. Se refería a los conocimientos de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), ya que el conocimiento de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), glorificado y ensalzado sea, es atributo de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) en Su esencia, y no varía. La Aleya significa que no hay nada que sea conocido por alguien sin que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) haya querido que ese alguien lo sepa.
“El escabel de Su trono abarca los cielos y la tierra”. Se transmitió de ‘Alî que dijo el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam): “El Trono es una perla y el Cálamo otra cuya longitud es de setecientos años, mientras que la longitud del Trono no la conoce más que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala)”. De Ibn Mas‘ûd se transmitió que dijo: “Entre cada dos cielos hay una distancia de quinientos años. Y entre el séptimo cielo y el Escabel del Trono hay quinientos años; y entre éste y el Trono hay otros quinientos años. El Trono está encima del agua y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) está encima del Trono sabiendo lo que vosotros tenéis entre manos, donde estáis y lo que hacéis”.
Relató Isrâ‘îl, de As-Sudî, y éste de Abû Mâlik en la interpretación de la Aleya, “El escabel de Su trono abarca los cielos y la tierra”: “La roca sobre la que está la séptima tierra y la terminación de la creación sobre sus paredes, tiene cuatro Ángeles sobre ella con cuatro rostros cada uno: Rostro de hombre, de león, de toro y de águila, y ellos de pie sobre ella abarcan completamente los cielos y las tierras. Sus cabezas están bajo el Escabel y el Escabel bajo el Trono, y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) puso Su Escabel encima del Trono”. Dijo Al-Baihaquî: “Según esto hay una clara indicación de la existencia de dos Escabeles: Uno bajo el Trono y otro encima de él. En el relato de Asbat, se transmitió de Ibn Mas‘ûd que unos Compañeros del Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijeron sobre la Aleya: Los cielos y la tierra están en el interior del Escabel, y éste ante el Trono”.
De Ibn Buraida, y éste de su padre, se transmitió que dijo: Cuando Ŷa‘far llegó procedente de Abisinia le preguntó el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam): “¿Qué es lo más sorprendente que hayas visto? Dijo: Vi a una mujer que llevaba sobre su cabeza un cestón de comida, y al pasar un jinete junto a ella se la tiró y desparramó toda, de manera que se sentó a recogerla al tiempo que se giraba hacia él y decía: ¡Maldición para ti, el día que el Rey establezca Su Trono y quite al opresor lo que sea del oprimido! Y añadió el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) dando veracidad a lo dicho por la mujer: ¿Cómo se va a purificar un pueblo si el débil de ellos no toma su derecho del poderoso?”.
Dijo Al-Hasan ibn Abû al-Hasan: “El Escabel es el Trono mismo”. Y según se desprende de los Ahadîz, el Escabel es creado ante el Trono y éste es más inmenso que aquel. Se transmitió de Abû Dar que dijo: Pregunté: ¡Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam)! ¿Qué es lo más inmenso de lo que te ha sido revelado? Contestó: “La Aleya El Trono (Al-Kursî)”. A continuación añadió: “¡Abû Dar! Los siete cielos con respecto al Escabel no son sino como un anillo arrojado en una tierra desierta. Y la superioridad del Trono sobre el Escabel es como la de la tierra desierta sobre el anillo”. Dijo Muŷâhid: “Los cielos y la tierra con respecto al Escabel son como el anillo arrojado en la tierra desierta”.
“No Le causa fatiga”. Es decir, no le resulta pesado. “Él es el Altísimo, el Inmenso”. Está por encima de Su creación por la altura de Su posición. De ‘Abdurrahmân ibn Qurt se transmitió que el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) oyó la noche que fue ascendido a los cielos una glorificación en los cielos altísimos: ¡Subhâna Al-lâhu Al-‘Alîyu Al-A‘alâ. Subhânahu Wa Ta‘âlâ! (¡Gloria a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), el Altísimo, el Más Alto. Glorificado y ensalzado sea!). “El Inmenso”. Es un atributo referido a Su poder y honorabilidad y no referido a la inmensidad de los cuerpos.
Y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sabe más.
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