A‘udu
Billâhi Min As-Saitâni Rayîm
Bismillâhi
ar-Rahmâni ar-Rahîm
1.-
¡Por
los que galopan resoplando, 2.-
y
hacen saltar chispas!
Es
decir, los caballos dispuestos para la causa de Allah
(SWT)
que resoplan jadeantes. Al-Farrâ:
“El resoplido es el sonido producido por la respiración de los
caballos cuando han corrido velozmente”. Ibn
‘Abbâs:
“Los animales que resoplan jadeantes son el caballo, el perro y el
zorro”. Se ha dicho: “A los caballos se les ponía el bocado para
que no relincharan y no fuesen descubiertos por el enemigo; y en esa
situación respiraban con violencia”. Dijo Ibn
al-‘Arabî:
“Allah
(SWT),
el Altísimo,
ha jurado por Muhammad
(SAWS)
cuando dijo:
“Yân,
Sîn. ¡Por el Corán sabio!”.
(Yân
Sîn 36: 1-2)
Y
juró por su vida, cuando dijo:
“¡Por
tu vida! que estaban perdidos en su ceguera”.
(Al-Hiyr
15: 72)
Y
ha jurado por sus caballos, su relinchar y su polvareda; y las
chispas que saltan cuando las pezuñas de los caballos entran en
contacto con las rocas; cuando dijo: “¡Por
los que galopan resoplando, y hacen saltar chispas!”.
Se
relató del Mensajero
de
Allah
(SAWS)
que envió una expedición de gente hacia la Tribu
de los Banû
Kinâna,
y las noticias de ellos se hicieron esperar, habiendo designado a
Al-Mundir
ibn
‘Amrin al-Ansârî
como jefe de ellos, siendo uno de los notables. Los Hipócritas
dijeron entonces que habían sido asesinados. Entonces descendió
esta Sura
como anuncio al Profeta
(SAWS)
de que estaban sanos, y como buena noticia de que se había producido
la incursión sobre el pueblo al que habían sido enviados.
De
entre los que dijeron que “los
que galopan”
se refiere a los caballos, están
Ibn
‘Abbâs,
Anas,
Al-Hasan
y Muŷâhid.
Y concretamente, aquí se refiere a los caballos con los que llevaron
a cabo sus expediciones los creyentes musulmanes. Se dijo en un
Hadîz:
“Quien no conozca la inviolabilidad del caballo del expedicionario,
tendrá una parte de la Hipocresía”.
Un
segundo dicho en la interpretación de “los
que galopan”
es el que se refiere a los camellos. Entre ellos está ‘Alî
diciendo que se refiere a los camellos en su marcha hacia el Haŷŷ.
Sin embargo, Ibn
‘Abbâs
insiste en que se refiere a los caballos: “¿Es que no ves cuando
dice?: “Levantando una polvareda”. ¿Y no levantan polvareda sino
es por las pisadas de sus cascos? ¿Y acaso relinchan los camellos?
Dijo ‘Alî:
No es como dices. El día de la Batalla
de Badr
vi que no teníamos más que dos caballos, el del Miqdâd
y el del Ibn
Abû Martad;
y a continuación le dijo ‘Alî:
¿Acaso emites veredictos a la gente en lo que no sabes? ¡Por Allah
(SWT),
que en la primera expedición del Islam
no teníamos más que dos caballos: el caballo
del
Miqdâd
y el de Zubair;
¿cómo van a poder resoplar los que galopan? Sino más bien los que
galopan son los camellos desde ‘Ârafah
a Muzdalifa
y desde Muzdalifa
a ‘Ârafah!
Dijo Ibn
‘Abbâs:
Y me remití a lo dicho por ‘Alî”.
En este mismo sentido se expresaron Ibn
Mas‘ûd,
‘Ubaid
ibn
‘Âmir,
Muhammad
ibn
Ka‘b
y As-Sudî.
Y
para quienes se refiere a los camellos en su galopar, sus resoplidos
son debidos al alargamiento de la zancada y al estiramiento de sus
cuellos en la marcha.
Abû
Sâleh:
“El jadear es propio de los caballos y el resoplido es de los
camellos”. Dijo ‘Atâ:
“No hay animales que jadeen aparte del caballo, el zorro y el
perro”.
“Y
hacen saltar chispas”.
Dijeron ‘Ikrima,
‘Atâ
y Ad-Dahhâk
que son los caballos los que hacen saltar chispas de fuego
con el roce de sus cascos; y añade Ibn
‘Abbâs
que sus pezuñas levantan polvareda.
Se
relató de Ibn
Abû Nayîh
y de Muŷâhid
que: “¡Por
los que galopan resoplando, y hacen saltar chispas!”:
Se produce durante el combate por la causa de Allah
(SWT)
y en el Haŷŷ.
Ibn
Mas‘ûd:
“Son los camellos que al pisar las piedras hacen saltar chispas de
fuego”.
3.-
¡Por
los que salen de algarada al alba!
Según
Ibn
‘Abbâs
y la mayoría de los Exégetas:
“Se refiere a los caballos cuando salen de incursión contra el
enemigo por la mañana temprano, en el momento de más descuido”.
Así dijo el Altísimo:
“Cuando
descargue sobre ellos, mal despertar tendrán los que ya habían sido
advertidos”.
(Los
que se ponen en filas 37: 177)
Se
ha dicho: “Por el propio orgullo, las algaradas se producen a la
luz de la mañana”. Dijeron Ibn
Mas‘ûd
y ‘Alî,
Allah
(SWT)
esté complacido de los dos: “Son los camellos cuando avanzan con
sus monturas el Día
del Sacrificio
desde Minâ
al lugar de concentración. Y la Sunnah
es no acometerla hasta el amanecer”. Y la algarada es la incursión
rápida y veloz.
4.-
Levantando
una polvareda, 5.-
adentrándose
en medio de la tropa.
“Levantando
una polvareda”.
Es decir, los caballos levantan una densa polvareda por la violencia
con que se produce la algarada hacia su lugar de concentración.
“Adentrándose
en medio de la tropa”.
Es decir, en medio de las tropas enemigas. Dijo Ibn
Mas’ûd:
“Adentrándose en medio de la concentración de Muzdalifa”.
6.-
Ciertamente,
el hombre es ingrato con su
Señor.
Esta
es la respuesta al juramento. Es decir, el hombre niega pertinazmente
las gracias y dones que recibe de su Señor.
Así mismo dijo Al-Hasan:
“Recuerda las desgracias y olvida las gracias y favores”.
Relató
Umâma
Al Bahilî
que dijo el Mensajero
de
Allah
(SAWS):
“Al-Kanûd
(el ingrato) es aquel que come solo, sin dar a los demás, y golpea a
su esclavo”. ¿Queréis que os informe de quién es el más
malicioso de
todos vosotros? Contestaron: Claro que sí, Mensajero
de
Allah
(SAWS).
Dijo: Aquel que llega solo, niega el favor a los demás y azota a su
esclavo”. Es decir, que el ingrato es el avaro
y tacaño. Es el que niega hasta lo más insignificante y sin
embargo, no agradece la abundancia concedida.
Dijo
Ibn
‘Abbâs:
“En esta Aleya,
el ingrato se refiere al Infiel
incrédulo
(Kâfir)”.
De ahí se dice que la tierra es ingrata y estéril cuando en ella no
crece nada. Dijo Ad-Dahhâk
que
la Aleya
se reveló a propósito de Al-Walîd
ibn
al-Muguîra.
Dijo
Abû
Bakr al-Wâsitî:
“El ingrato es el que gasta los favores de Allah
(SWT)
en la desobediencia a Allah
(SWT)”.
Dijo Abû
Bakr al-Warrâq:
“La ingratitud es la de aquel que ve que el favor procede de él
mismo y no de sus bienhechores”. Dijo At-Tirmidî:
“El ingrato es el que ve el favor pero no a su autor”.
7.-
Ciertamente,
Él
es testigo de ello.
Es
decir, verdaderamente, Allah
(SWT),
Poderoso
y
Majestuoso,
es testigo de los hechos del hijo de Âdam.
Dijeron Al-Hasan,
Qatâda
y Muhammad
ibn
Ka‘b:
“Realmente, el hombre es testigo de lo que él mismo hace”.
8.-
Y
es tenaz en su amor por los bienes.
Es
decir, el hombre, sin discusión alguna, ama la riqueza y el dinero.
En este sentido, dice Allah
(SWT),
el Altísimo:
“Se
os ha prescrito que cuando a alguno de vosotros se le presente la
muerte dejando bienes, el testamento sea a favor de los padres y de
los parientes más próximos según lo reconocido. Es un deber para
los que tienen temor
[De
Allah
(SWT)].[Esta
Aleya
está abrogada en su contenido legal por las disposiciones sobre la
herencia que aparecen en la Sura
Las
Mujeres,
de manera que el testamento queda como algo recomendable en beneficio
de aquellos parientes o personas que no entran en la herencia]”.
(La
Vaca 2: 180)
El
hombre siente un amor desmesurado por el dinero, llegando incluso a
la avaricia. Como dice Allah
(SWT),
el Altísimo:
“El
Shaytán os infunde temor con la miseria y os manda
[Al-Fahsâ]
la
avaricia, pero Allah
os promete perdón de Su
parte y favor. Y Allah
es Espléndido,
Conocedor”.
(La
Vaca 2: 268)
Es
decir, la tacañería. Dijo Ibn
Zaid:
“Allah
(SWT)
llama a la riqueza un bien; y tal vez sea mal y bien. Sin embargo, la
gente lo considera un bien, y por ello Allah
(SWT)
lo llamó un bien. Al Yihâd
lo llamó mal diciendo:
“Y
regresaron
[De
Badr]
con
una gracia de Allah
y favor, ningún mal les había tocado. Siguieron lo que complace a
Allah
y Allah
es Dueño
de un favor inmenso”.
(La
Familia de ‘Imrân 3: 174)
Dijo
Al-Farrâ:
“El orden en la Aleya
antepone el desmesurado amor que siente el hombre por los bienes”.
9.-
¿Acaso
no sabe que cuando se descubra lo que hay en las tumbas, 10.-
y
aparezca lo que encerraban los pechos, 11.-
que,
ciertamente, ese día su
Señor
estará perfectamente informado de ellos?
Es
decir, cuando las tumbas sean revueltas y puestas boca abajo y
derramen todo cuanto hay depositado en ellas en el Día
de la Resurrección.
Y se distinga de forma manifiesta lo que encierran los corazones
tanto de bien como de mal. Verdaderamente, ese Día
su Señor
será conocedor de todo y no se le escapará nada, y retribuirá a
cada uno por lo que hizo, tanto de bien como de mal.
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