El
Libro
de la Escala
se inicia con la venida de Ŷibrîl
(Gabriel)
al mundo para recoger a Muhammad
(SAWS);
juntos volarán hasta el cielo, pasando antes por el Templo
de Jerusalén,
con ayuda de una bestia llamada Alborac,
peculiar monstruo mezcla de asno, hombre y pájaro.
El
Profeta
(SAWS)
efectuará en primer lugar una visita al cielo y Paraíso,
para posteriormente descender al Infierno,
pero antes de penetrar en el cielo se producirá un primer encuentro
con el Infierno.
En él, Muhammad
(SAWS)
y Ŷibrîl
(Gabriel)
se encuentran con el Ángel
Tesorero
del Infierno,
quien dice a Muhammad
(SAWS):
“quiénes de tu pueblo vayan al Infierno
tendrán menos castigos que los demás”.
El
Profeta
(SAWS),
ávido de conocimientos a lo largo de todo el fantástico viaje,
efectúa diversas preguntas al tesorero, entre ellas destaca esta:
“¿cómo fue creado el Infierno,
cómo fueron creados los Ángeles
que allí moran y qué clase de vida llevan?”.
La
respuesta del Ángel
informa a Muhammad
(SAWS)
sobre su creación y los peculiares Ángeles
que allí habitan: “El
Infierno
fue creado al principio, Allah
(SWT)
hizo prender fuego sobre él durante setenta mil años, hasta que
estuviera al rojo vivo. A continuación, sobre este fuego prendió
otro durante el mismo tiempo, hasta que todo se hizo blanco y sobre
este otro, hasta que todo quedo completamente y más tenebroso que
ninguna cosa. Es un fuego que siempre permanece ardiendo intensamente
en sí mismo y no provoca llama alguna. Sobre los Ángeles
del Infierno,....
Allah
(SWT)
los creó del fuego, se alimentan del fuego y si salieran simplemente
del fuego, morirían al instante, ya que no pueden vivir sin el
fuego. Allah
(SWT)
los creó sordos y mudos e infundió en su corazón tal
insensibilidad y tanta crueldad que nadie podría expresarlo.; no
saben hacer otra cosa que torturar y atormentar con crueldad a los
pecadores. Son insensibles con la humildad de los pecadores y los
atormentan golpeándolos con enormes mazos de hierro (Corán:
En
verdad hemos enviado al infierno a nuestros ángeles fuertes
insensibles y crueles para que cumplan y respeten nuestras órdenes y
nos obedezcan en todo lo que les hemos mandado).”
Tras
la visita de Muhammad
(SAWS)
al cielo y al Paraíso,
Ŷibrîl
(Gabriel)
le informa de cual será la siguiente etapa en la visita: el
Infierno.
Allah
(SWT)
se lo quiere mostrar con sus penas y los tormentos de los infieles.
“Tal
como lo veas, así lo dirás y lo enseñarás a tu pueblo para que
sepan quiénes van a ir y quiénes no van a ir a las penas del
infierno; asimismo, también quiere que comuniques a tu pueblo que
hagan lo que tú les ordenes que deben hacer”, dice Ŷibrîl
(Gabriel)
a Muhammad
(SAWS).
El fuego eterno es, sin duda, una amenaza convincente y motivo de
obediencia Tras esta explicación penetrarán en el Infierno.
El
Infierno
está situado debajo de la tierra donde habitan los hombres y en él
hay una tierra y un mar de fuego. Está formado por siete tierras,
como iremos viendo el número siete también es mágico en la
escatología islámica. Debajo de las tierras hay una piedra,
sujetada por un Ángel,
sostenido en un pez, debajo sólo existen tinieblas y viento
huracanado. Con una cantidad infinitesimal de este viento destruyo
Allah
(SWT)
a varios pueblos de la antigüedad y arrasará el mundo antes del
Juicio,
también servirá de tormento en el Infierno:
arrancará la piel a los pecadores y los abrasará. Esta es en
resumen la localización geográfica del averno musulmán.
La
primera tierra es toda ella de fuego.
La
segunda tierra está habitada por escorpiones como mulos, con
infinidad de colas, en cada cola infinidad de anillos y en cada
anillo infinidad de cuernos con infinidad de vasos llenos de un
veneno
tan
fuerte que si se colocará uno sólo de estos vasos en medio del
mundo todo quedaría aniquilado. Su misión es desollar a los
pecadores e inyectarles el veneno, cuyo poder les separa la carne de
los huesos y de los nervios y los destruye por completo, tras esto
Allah
(SWT)
los vuelve a recomponer para que vuelvan a sufrir más. Es una
constante la reconstrucción de los cuerpos en el Infierno,
que impide la muerte y obliga al réprobo a sufrir el castigo
eternamente.
La
tercera tierra: habitada por las tatas; bestias enormes mezcla de
tierra y fuego que poseen un veneno tan fuerte que hace derretirse a
los pecadores.
La
cuarta tierra: Habitada por serpientes de enormes bocas con 18.000
dientes como palmeras, con 70.000 vasos cada uno y cada vaso
terrorífico, suficiente para destruir el mundo con el poder de su
veneno.
“De
buena gana querrían morir mil veces y más en un día, si no fuera
porque Allah
(SWT)
no permite que esto suceda, para que los pecadores sufran más y más
tormentos”.
La
quinta tierra: llena de piedras sulfurosas gigantescas:
“Hemos
preparado en el infierno unas piedras para quemar y atormentar a los
pecadores”
(Corán).
Estas
piedras, a pesar de ser grandes como montañas, son atadas al cuello
del pecador y posteriormente encendidas de manera que arden quemando
totalmente al pecador.
“Los
rostros de los pecadores quedarán enteramente cubiertos por el
fuego” “¿Quiénes son los que no tendrán miedo cuando el Señor
les provoque unos castigos en el infierno sobre sus rostros, después
del día del juicio?”,
“En
el infierno nosotros añadimos un castigo sobre otro castigo a los
pecadores, para que ellos se atormenten más y más cruelmente”.
(Corán)
La
sexta tierra: en ella se encuentran los libros con los pecados de los
pecadores
“Guárdate,
pecador, pues en el Zahikika está el libro de tus merecimientos”.
(Corán)
En
esta tierra hay mares de aguas amarguísimas y muy calientes, tan
terribles que una piedra grande y durísima se fundiría si fuera
arrojada en ellas. Los pecadores se bañan y beben de esta agua.
La
séptima tierra: Vivienda del Diablo,
sus ejércitos y sus gentes. El Diablo
está encadenado y rodeado de tinieblas, detrás de las tinieblas hay
un castillo de fuego, sede del Diablo,
rodeado de fosos llenos de terribles venenos.
Cerca
del Infierno
está situado un pozo lleno de fuego: “cuando Allah
(SWT)
quiera separar este mundo del otro, mandará abrir un pozo, todo él
lleno de fuego y cerca del Infierno.....
Es un fuego tan ardiente y tan fuerte que quemará el fuego del
Infierno,......”.
Las
Puertas
del Infierno:
Son siete, todas muy ardientes, delante de cada puerta hay infinidad
de Diablos
y hombres, que son atormentados en el Infierno
y que van cada día a las puertas para contemplar los bienes del
Paraíso,
para que así se les dupliquen sus penas. Tras cada puerta hay
setenta mil montañas, con setenta mil fuentes cada una, que hacen
brotar setenta mil ríos, todo ello de fuego. Sobre cada río setenta
mil castillos de otras tantas salas, donde hay la misma cantidad de
horribles mujeres de fuego, que los abrazan y les infunden un
terrible pavor. También existen multitud de árboles con frutos
repugnantes con venenos terribles.
Siguiendo
el texto encontramos el reparto de las penas del Infierno:
-
La primera puerta y, por consiguiente, la primera tierra
corresponderían a los que creen en imágenes e ídolos.
-
La segunda a los que reniegan de la Ley
de Allah
(SWT).
-
La tercera a los que amasan riquezas de malos modo.
-
La cuarta a los jugadores y blasfemos.
-
La quinta a los que no oran ni dan limosna.
-
La sexta a los que no creen en Profetas:
“Vosotros,
que no creéis ni en mis profetas ni en mis mensajeros, mirad: el
fuego de Halgahym será para vosotros y permanecerá para vuestra
suerte”.
(Corán)
-
La séptima para los que engañan en fraudes y medidas.
-
El resto, dividido en siete partes, para los que asocian a Allah
(SWT)
con otros dioses (cristianos) y para los que no siguen la voluntad de
Allah
(SWT).
En
el Infierno
existen cuatro pilares inmensos y existirá una bestia terrorífica
encadenada a ellos, que acudirá a Allah
(SWT)
el Día
del Juicio,
para regresar al Infierno
tras este.
El
Puente
de Azirat,
que hay que atravesar para llegar al Paraíso
está dividido en siete, en cada una de estas partes se pregunta a
los fieles si han cumplido los preceptos del Islam : fe, oraciones,
conocimiento del Corán,
ayunos, peregrinación, abluciones, honra a su padre y a su madre.
Los que
no
hayan cumplido esto irán cayendo al Infierno.
También
se habla de terribles escorpiones, dragones y serpientes.
“Cuando
las pieles de los pecadores estén quemadas les daremos nuevas pieles
para que sufran más castigos”.
(Corán)
Otros
castigos: amputación de los labios con tenazas de fuego
incandescentes, para los que siembran habladurías; a los mentirosos
se les arranca la lengua; Adúlteros: colgados por ganchos de fuego
de sus miembros viriles (sic), meretrices de la lujuria y la
fornicación, colgadas de unos maderos por sus partes vergonzantes;
ricos que no habían dado limosna ardiendo en un terrible fuego.
Tras
todo esto, Muhammad
(SAWS)
mantiene la siguiente conversación con Ŷibrîl
(Gabriel):
-
“Muhammad
(SAWS);
¿qué te han parecido todas las cosas, tan numerosas y tan
importantes, que Allah
(SWT)
te ha mostrado gracias a su clemencia?”
-
“En verdad que ningún corazón humano podría pensar el honor y el
bien que Allah
(SWT)
me ha concedido, porque ha hecho que yo viera su poder y su gloria;
me ha mostrado también los bienes y el honor que están preparados
para los buenos, así como los tormentos que serán aplicados a los
pecadores”.
-
“Muhammad
(SAWS),
¿tienes guardado en tu corazón todo lo que has visto?”.
-
“Así es”.
-
“Ve, pues y tal como lo has visto así se lo mostrarás a tu pueblo
para que lo sepan y para que sigan el camino recto de la ley; que
aprecien y que pongan todo su cuidado en ir al Paraíso
y se guarden del Infierno”.
Al-Asari
El
estudio del Al-Asari,
quien sitúa el Infierno
“debajo de la séptima tierra inferior”, es decir bajo la tierra,
en esto como en la división en siete pisos coinciden la totalidad de
las narraciones. Los nombres de los siete pisos, citados desde abajo
son: Al-Hawiya,
Al-Yahim,
Saqar,
Laza,
Al-Hutama
y Al-Sair,
omite el nombre de la última tierra. La intensidad de los castigos
es mayor a medida que se desciende.
En
los castigos del Infierno
saca a relucir su enorme imaginación y los describe con gran
detalle. El tormento fundamental es el fuego, cuya intensidad es de
tal calibre que si “se abriera en el Infierno
un orificio como el ojo de una aguja, se quemaría la tierra debido a
su calor”.
A
esto añade la existencia de grandes serpientes y alacranes como
mulas, de los cuales no podrán huir los condenados, salvo para caer
en el fuego. Estos sufrirán la transformación de sus cuerpos: se
ennegrecerán sus rostros, sus ojos se volverán azules, sus bocas se
sellarán y su cuerpo quedará deformado de tal manera que “les
colocarán una cadena en la boca que les saldrá por la parte
posterior; la mano izquierda se la atarán al cuello; la derecha se
la introducirán en sus vísceras y les quitarán lo que hay entre
sus hombros”.
Otros
tormentos son las cadenas, los vestidos de alquitrán, el agua
hirviendo, que al beberla cortará las tripas. Ya dice el Corán:
“Les
añadiremos tormento al tormento, por la corrupción que sembraron”.
La
condena más llevadera es calzar sandalias de fuego.
Los
condenados son según Al-Asari
muy numerosos, ya que de cada mil juzgados 999 irán al Infierno
y al Paraíso.
Cuando estos llegan al Infierno
los Ángeles
Guardianes
salen a su encuentro con cadenas y grilletes, los atan, los arrastran
y los arrojan al fuego, que por orden de Mâlik
los rodea completamente. Una vez en el Infierno,
se efectúa una separación por pisos entre los condenados:
-
El primer piso y más caluroso está destinado a lo Hipócritas,
los glotones y la familia del Faraón.
-
El segundo a los Politeístas.
-
El tercero, a los Sabeos.
-
El cuarto a Iblis
y sus seguidores.
-
El quinto a los Judíos.
-
El sexto, a los Cristianos.
-
El séptimo y más suave a los musulmanes que hayan cometido pecados
graves y hayan muerto sin arrepentirse, quienes finalmente saldrían
del Infierno por intercesión del Profeta
(SAWS).
La
tradición cuenta una historia acerca de la procedencia del fuego en
la tierra: Allah
(SWT)
envió a Ŷibrîl
(Gabriel)
junto a Mâlik,
el guardián del Infierno,
a fin de que le diera fuego y se lo llevase a Âdam
para
que calentase la comida. Mâlik
le preguntó:
“Oh
Ŷibrîl
(Gabriel)
¿cuánto fuego quieres?”.
Contestó:
“Quiero
la cantidad de un dátil”.
Mâlik
dijo:
“Si
yo te diera la cantidad de un dátil, seguramente se derretirían los
siete cielos y las siete tierras por causa de su calor”.
Y
añadió:
“Oh
Ŷibrîl
(Gabriel),
si yo te diera lo que deseas no bajaría del cielo una gota de agua,
ni germinaría una planta en la tierra”.
Luego
Ŷibrîl
(Gabriel)
preguntó:
“Allah
(SWT)
mío, ¿cuánto fuego cojo?”
Este
contestó:
“La
cantidad de un átomo”.
Lo
cogió y lo sumergió en setenta ríos, setenta veces. A
continuación, llevó el fuego a Âdam,
lo colocó sobre una de las montañas más elevadas y ésta se
derritió, volviendo el fuego a su lugar y quedando su humo en las
piedras y en el hierro hasta hoy. Este fuego es del humo de aquel
átomo. Escarmentad, Oh creyentes. El castigo será eterno a pesar de
los intentos de súplica de los condenados, que rogarán a Mâlik
y a Allah
(SWT)
sin ser escuchados. Sólo podrán emitir una especie de rebuzno.
También
habla Al-Asari
de las puertas del Infierno,
que son siete como en las otras redacciones. Pero estas puertas no
son como las nuestras el
Profeta
(SAWS)
preguntó a Ŷibrîl
(Gabriel)
acerca de la Gehenna:
“¿Acaso
tiene puertas como las nuestras?”.
Ŷibrîl
(Gabriel)
respondió:
“No,
sino que estarán abiertas unas debajo de otras. De una puerta a otra
hay una distancia de setenta años. Cada una es el doble de setenta
veces más calurosa que la que está contigua. En ellas se reparten
los condenados según sus creencias religiosas, siendo los
Hipócritas,
los glotones y la familia del Faraón
los situados en la primera puerta. Tras ellos encontramos a los
Politeístas,
a los Sabeos,
a los seguidores de Iblis,
a los Judíos,
a los Cristianos
y a los musulmanes, que se encuentran en el piso más externo”.
En
torno al Infierno
encontramos mil filas de Ángeles,
cada una de ellas numerosísima, rodeando a una bestia fantástica
con multitud de bocas, ojos, etc...que sería el mismo infierno
personificado. Allah
(SWT)
llamará a esta bestia el Día
del Juicio
para que acuda a su presencia.
Los
musulmanes condenados serán conducidos al fuego en tres grupos: el
del jeque malvado, el del joven libertino y el de la mujer lujuriosa.
Los ángeles se encargarán de ello cogiendo a los hombres por la
barba y a las mujeres por el cabello. Ellos llorarán por no haber
obedecido las enseñanzas del Profeta
(SAWS)
y rogarán ser perdonados por creer en un único Allah
(SWT).
En
el Infierno
los Ángeles
se encargarán de castigar a los condenados. El de mayor importancia
es Mâlik,
que posee un número de manos y pies igual al de los condenados, se
encarga de encadenarlos y controla el fuego. Existen además 19
Ángeles
Guardianes
del Infierno,
que pueden coger 10.000 Infieles
en cada pie y cada mano, de manera que pueden atormentar a 40.000 a
un tiempo. Cada uno de estos tiene a sus órdenes a un gran número
de ángeles de luz, en cuyos corazones Allah
(SWT)
no puso “ni un átomo de misericordia y compasión”.
“Los
habitantes del Infierno
tienen el rostro negro, la mirada vaga, el conocimiento perturbado,
la cabeza como una montaña, ojos rasgados y cabellos como tallos de
junco. No tienen muerte pero mueren, ni vida pero viven. Cada uno
tiene setenta pieles y entre piel y piel hay setenta capas de fuego.
En sus entrañas hay serpientes de fuego cuyas voces se oyen como las
de los animales salvajes. Dan vueltas con las cadenas y las argollas,
son golpeados con palos ganchudos y arrastrados sobre sus rostros”.
Los
castigos serán terribles y los condenados suplicarán una
disminución del sufrimiento. Rogarán un poco de lluvia y sobre
ellos lloverán piedras de fuego que les traspasarán. Rogarán un
poco de agua y se les dará agua hirviendo que les comerá las
entrañas. Comerán del fruto del árbol del Zaqqum,
que una vez comido hervirá en sus entrañas, sus cerebros y sus
muelas. Saldrán llamas de fuego de sus bocas y caerán sus entrañas
a los pies. Tendrán como vestidos corazas de alquitrán que les
desollarán la piel. Son ciegos, mudos y sordos y sólo desearán la
muerte.
Al-Asari
clasifica los castigos en según las obras terrenas.
-
La renuncia a la fe acarreará el castigo mayor, el fuego entrará en
sus cuerpos por la parte posterior y les saldrá por la boca, orejas
y ojos, será encadenado, colgado por la lengua y el cerebro le
saldrá por la nariz. No dormirá ni un instante.
-
El adúltero, el usurero y los que omitieron la oración permanecerán
en el infierno durante un Huqb,
medida de tiempo que equivale a cientos de miles de años. Los
alacranes y las serpientes les proporcionarán su castigo y sólo
beberán agua hirviendo.
-
También los que beben vino merecen capítulo a parte: serán
crucificados sobre maderos de fuego y posteriormente sufrirán otros
castigos como permanecer en un ataúd o una cárcel de fuego durante
mil años.
-
Pero los musulmanes condenados, tras un larguísimo periodo de
castigo e infinitos ruegos obtendrán el favor de Muhammad
(SAWS),
que intercederá ante Allah
(SWT)
y conseguirá que los de su comunidad salgan del Infierno.
Saldrán del Infierno
todos aquellos que sepan pronunciar la profesión de fe:
“No
hay más que un solo Dios y Muhammad es su enviado”.
Él
mismo será el encargado de bajar al infierno a recoger a los suyos.
Saldrán hechos carbón, pero se lavarán en un río situado en la
puerta del paraíso y saldrán jóvenes y limpios. Los de otras
religiones se lamentarán de no haber creído a Muhammad
(SAWS).
-
El Día
de la Resurrección
será sacrificada la muerte y los hombres tomarán conciencia del
carácter eterno de los castigos o premios.
Ibn
Arabi
Para
él, el Infierno
es un pozo con 7 peldaños. Cada uno de ellos se reserva a una
tipología de pecados, basada en una división corporal. Así, se
separa a los condenados en: pecadores con los ojos, oídos, lengua,
manos, vientre, órgano sexual y pies. Esta división sigue un
criterio ético, aunque pueda parecer rudimentaria. Cada uno de los
pisos esta a su vez dividido en cuatro departamentos: para Incrédulos
(Kuffâr),
Politeístas,
Ateos
e Hipócritas
de la fe. Cada círculo se divide en dos subcírculos, uno de ellos
para los pecados consumados y otro para los de pensamiento. Las penas
se basan en la aplicación de una especie de Talión:
el ladrón sufrirá la amputación de las manos, el Adúltero
será colgado de un madero por sus órganos genitales, el falso
testigo será colgado por la lengua, el embustero sufrirá el
desgarramiento de la comisura de los labios, etc...
Otras
redacciones de textos escatológicos de menor importancia que las
anteriores citan gran número de castigos para cada réprobo, en
función de sus pecados. Todos ellos son castigos de carácter físico
y relacionados con sus pecados y se sufren eternamente gracias a la
regeneración de los cuerpos que impide el fallecimiento.
Algunos
ejemplos:
-
Los beodos beberán una pócima de sangre, sudor, pus y podre que
mana de las llagas de los otros condenados.
-
El suicida sufre eternamente su suicidio, perpetrado esta vez por los
Ángeles.
-
El avaro caminará con toda su riqueza a cuestas mientras serpientes
le pican alternativamente en la mano derecha e izquierda.
-
Los sabios que no conformaron su conducta con su enseñanza darán
vueltas como los asnos alrededor de una noria.
Además
de ser prolijo en la descripción de los castigos, la tradición
también se explaya con descripciones orográficas y nos habla de
montes, ríos, mares de fuego, lluvia ígnea y otras características
del entorno que servirán para atormentar al condenado.
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