sábado, 28 de julio de 2018

SURA 111 SURA LA FIBRA Al-Masad



En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo

1.- ¡Perezcan las manos de Abû Lahb y perecido está!

Se transmitió de Ibn ‘Abbâs: “Cuando se reveló:
Y advierte a tu clan, a los que están más próximos a ti”. (Los Poetas 26: 214).

Y: Y a tu pequeño grupo de gente sincera (Dijo An-Nawâwî en la explicación de Sahîh Muslim: “Esta expresión muestra que era el Corán y fue revelada en principio, después fue abrogada su lectura).

Salió el Mensajero de Allah (SAWS) y se encaramó en lo alto del cerro de Safâ, desde el cuál llamó gritando: ¡Gentes! Preguntaron: ¿Quién es el que grita? Contestaron otros: ¡Muhammad (SAWS)! Y se reunieron junto a él. Les dijo: “¡Banî fulano! ¡Banî fulano! ¡Banî fulano! ¡Banî ‘Abdemanâf! ¡Banî ‘Abdelmuttalib!”. Y cuando se hubieron agrupado junto a él todas las Tribus, les dijo: “¿Si os dijera que unos caballos van a salir del pie de esta montaña para atacaros, me creeríais?”. Contestaron: ¡Nunca nos has mentido! Dijo: “Pues ciertamente, yo soy un advertidor para vosotros y portador de un duro castigo”. Entonces, dijo Abû Lahab: ¡Perdición para ti! ¿Para esto nos has reunido? Después se levantó y fue cuando se reveló esta Sura: “¡Perezcan las manos de Abû Lahb y perecido está!”. Añadieron Al-Hamidî y otros al relato: “Cuando la mujer de Abû Lahab se enteró de lo que había sido revelado para su marido y para ella en el Corán, cogió una piedra y fue en busca del Mensajero de Allah (SAWS), que estaba sentado en la Mezquita junto a la Ka‘ba, y con él Abû Bakr. Cuando se detuvo junto a él, Allah (SWT), el Altísimo, lo hizo invisible para ella, viendo sólo a Abû Bakr. Dijo ella: ¡Abû Bakr! Me he enterado de que tu amigo me está ultrajando. ¡Por Allah (SWT)! Como le encuentre le doy con esta piedra en la boca. Y después se marchó. Dijo Abû Bakr: ¡Mensajero de Allah (SAWS)! ¿No te has dado cuenta de que te ha visto? Dijo: “¡No me ha visto! Allah (SWT) me ha hecho invisible para ella”. Los Qurais llamaban al Profeta (SAWS) “reprochador”, como insulto. Y él decía: “¿Acaso no os sorprende que Allah (SWT) haya apartado el mal de Qurais de mí? Insultan e injurian al “reprochador”, sin embargo yo soy Muhammad (SAWS)”.

Se ha dicho: “La causa de la revelación de esta Sura se debe, según contó ‘Abder-Rahmân Ibn Zaid, a que Abû Lahab acudió al Profeta (SAWS) y le dijo: ¿Qué se me daría si creyera en ti, Muhammad (SAWS)? Le contestó: “Lo mismo que se le da a los musulmanes”. Dijo: ¿No tendría algún privilegio sobre ellos? Le contestó: “¿Y qué es lo que quieres?”. Dijo: ¡Está perdido éste! ¿Voy a ser igual, que esos? En ese momento, Allah (SWT), el Altísimo, reveló: “¡Perezcan las manos de Abû Lahb y perecido está!”.

En otra versión dijo ‘Abder-Rahmân Ibnn Kisân: “Enseguida que llegaba al Profeta (SAWS) alguna delegación, partía hacia ellos Abû Lahab y le preguntaban acerca del Mensajero de Allah (SAWS) diciéndole: Tú sabes más de él que nosotros. Y les decía Abû Lahab: Verdaderamente, es un mago mentiroso. De manera que, al oir eso se volvían sin encontrarse con él. Llegó otra delegación e hizo lo mismo con ellos, pero estos dijeron: No nos iremos hasta que lo veamos y oigamos sus palabras. Les dijo Abû Lahab: Verdaderamente, aún lo estamos curando, pues perdido está. Fue informado de ello el Mensajero de Allah (SAWS) y quedó afligido. Y Allah (SWT), el Altísimo, reveló la Sura en ese momento”.

Especifica la perdición de las manos de Abû Lahab concretamente, por ser con ellas con las que se actúa generalmente; es decir, arruinadas las manos y arruinado él. Y nombra a las manos para referirse a él mismo. Como dice Allah (SWT), el Altísimo:
Esto es por lo que sus manos presenten y porque Allah no es injusto con los siervos”. (La Peregrinación 22: 10)

Es decir, lo que tú has hecho. Se designa el todo nombrando una parte de él, según la claridad en la expresión de la lengua árabe.

Dijo Al-Farrâ: “La primera “perdición” es una petición y la segunda es una concesión de esa petición. Quiere decir, que Allah (SWT) lo haga perecer y ya está perecido”.

El nombre verdadero de Abû Lahab es ‘Abdul’uzzâ, que era hijo de ‘Abdelmuttalib, a su vez tío de Muhammad (SAWS). Su mujer se llamaba Al-‘Aurâ Umm Yamîl, hermana de Abû Sufiân ibn Harb. Y ambos eran enemigos acérrimos del Profeta (SAWS). Dijo Târeq ibn ‘Abdellâh al-Muhâribî: “Estaba en un mercado llamado Dûl Mayâz, cuando vi a un hombre decir: ¡Hombres! Decid: Ilâha Illâ Allah y triunfaréis. En esto, un hombre que estaba detrás de él empezó a arrojarle piedras hasta hacerle sangrar la parte posterior de sus piernas, y decía: ¡Hombres! Es un mentiroso y no le hagáis caso. Entonces, pregunté: ¿Quién es este hombre? Dijeron: Muhammad (SAWS). Dice ser un Profeta (SAWS). Y éste es su tío Abû Lahab que le acusa de ser un mentiroso”. Relató ‘Atâ, de Ibn ‘Abbâs, que dijo: “Dijo Abû Lahab: ¡Muhammad (SAWS) os ha embrujado! Uno de nosotros se basta para comerse un lechal entero y puede beberse un cántaro de leche y aún así no se queda saciado. Mientras que Muhammad (SAWS) os ha dejado satisfechos a todos con una sola pata de cordero y ha saciado a todos con un cántaro de leche”.

El nombre de Abû Lahab era ‘Abdul’uzzâ, y al-‘Uzzâ era un ídolo. Y Allah (SWT), el Altísimo, no quiso añadir en Su Libro la adoración a un ídolo. Él era más conocido por su apodo que por su verdadero nombre, de forma que así ha sido nombrado. El nombre es más noble que el apodo y en este caso Allah (SWT), el Altísimo, lo ha rebajado de la nobleza a la bajeza. Por eso, Allah (SWT), el Altísimo, siempre designó a los Profetas por su propio nombre y nunca les puso apodos. Quiere decir, que el nombre es más valioso que el apodo. Y Allah (SWT), el Altísimo, se nombra y no se apoda. Y, por otra parte, Allah (SWT), el Altísimo, quiso confirmar su verdadero linaje y hacerlo entrar al Fuego siendo padre de él, pues lahab significa “llama”, y Abû Lahab “el padre de la llama”.

Dijo Ibn ‘Abbâs: “Cuando Allah (SWT), el Altísimo, creó el Cálamo, le inspiró: ¡Escribe lo que existe! Y entre lo que escribió: “¡Perezcan las manos de Abû Lahb y perecido está!”. Dijo Mansûr: Fue preguntado Al-Hasan por esta Sura: ¿Fue escrita en el Lauh Al-Mahfûz (La Tabla Preservada)? ¿Y ha sido Abû Lahab capaz de no arder en el Fuego? Contestó: ¡Por Allah (SWT)! No ha podido librarse de arder en el Fuego, porque eso está en el Libro de Allah (SWT) antes de la creación de Abû Lahab y sus padres. Eso lo confirma cuando Mûsâ le dice a Âdam: Allah te ha creado con Su mano, te ha insuflado Su espíritu, te hizo morar en Su Jardín, hizo postrar para ti a Sus ángeles, y engañaste a la gente haciéndolos salir del Paraíso. Y dijo Âdam: Tú eres Mûsâ (Moisés) al que Allah (SWT) eligió con Su palabra, te dio la Torâ (At-Taurat), y me recriminas por un asunto que Allah (SWT) decretó para mí antes de crear los cielos y la tierra. Dijo el Profeta (SAWS): “ Âdam ha rebatido a Mûsâ (Moisés)”.

2.- De nada le servirá su riqueza ni todo lo que ha adquirido.

Es decir, toda la riqueza que ha amasado no le servirá para librarse del castigo de Allah (SWT) ni tampoco la fama que haya adquirido. Dijo Muŷâhid: “Los hijos de un hombre también son adquisición suya”.

Dijo Abû at-Tufail: “Acudieron los hijos de Abû Lahab a Ibn ‘Abbâs para que dictaminara entre ellos en un asunto en discordia. En ese momento se enzarzaron en una pelea y cuando él se dispuso a separarlos le empujaron y cayó al suelo. Ibn ‘Abbâs se enojó profundamente y dijo: ¡Apartad de mí la mala cosecha! Es decir, la progenie de Abû Lahab”.

Se transmitió de ‘Â’isha, Allah (SWT) esté complacido de ella, que dijo el Mensajero de Allah (SAWS): “Lo mejor que puede comer un hombre es aquello que haya adquirido licitamente, y sus hijos son producto de lo que ha ganado”.

Cuando Muhammad (SAWS) advirtió a su gente del peligro del Fuego, dijo Abû Lahab: Si lo que está diciendo mi sobrino es verdad, yo mismo me empeñaré, mi dinero y mis hijos. En ese momento se reveló: “De nada le servirá su riqueza ni todo lo que ha adquirido”.

3.- Arderá en un fuego llameante.

Es decir, con una gran llama ardiente e inflamada.

4.- Y su mujer la portadora de leña.

Su mujer, Al ‘Aurâ (La tuerta), se llamaba Umm Yamîl. Dijeron Ibn ‘Abbâs, Muŷâhid, Qatâda y As-Suddî: “Solía ir murmurando entre la gente. Los árabes dicen: Fulano echa leña encima, cuando murmura de alguien”.

El sentido aquí de la leña es metafórico, porque en realidad lo que hace es llevar la murmuración de un sitio a otro. Arrojar leña verde al fuego provoca humo ocasionando más daño aún, y de ahí la metáfora.

Dijo Aktam a sus hijos: “Tened cuidado con la murmuración porque es fuego ardiente y lo que hace el murmurador en una hora no lo hace el brujo en un mes”. Y por eso se dice: “El fuego del odio no se apaga”.

Dijo el Profeta (SAWS): “No entrará en el Jardín el murmurador”. Y dijo: “La persona de dos caras no se encontrará con Allah (SWT) con un rostro alegre”. Y dijo: “La peor de las personas es la de dos caras: Aquel que viene a unos con una cara y a otros con otra”.

Dijo Ka’b Al Ahbar: “Sobrevino a la Tribu de Israel una sequía y salieron con Mûsâ (Moisés) tres veces para pedir lluvia, pero no llovió. Dijo Mûsâ (Moisés): “Dios mío, son tus siervos”. Allah (SWT) le inspiró: “No te he contestado a ti ni a los que están contigo, porque entre ellos hay un murmurador y está empecinado en la murmuración”. Preguntó Mûsâ (Moisés): “¡Oh Allah (SWT)! ¿Quién es este hombre para que lo echemos fuera de nosotros?”. Le contestó: “¡Mûsâ (Moisés)! ¿Yo te prohíbo a ti la murmuración y acaso voy a ser Yo murmurador?”. Dijo: Y todos en general se arrepintieron. Y en ese momento comenzó a llover”.

La murmuración es de las faltas graves. En esto hay un total acuerdo. Dijo Al-Fudail: “Tres cosas destrozan la acción recta, rompe el ayuno al ayunante, e invalida la ablución (Wudû): Al-Quîba (mencionar los defectos de otro en su ausencia), An-Namîma (la murmuración) y la mentira”.

Dijo ‘Atâ Ibn as-Sâ’ib: “Le mencionó a As-Sâ‘bî el dicho del Mensajero de Allah (SAWS): “No entrarán en el Jardín ni el asesino ni el murmurador ni el Usurero”. Pregunté: ¡Abû ‘Amrin! ¿Ha comparado al murmurador con el asesino y el usurero? Contestó: ¿Y qué son el derramamiento de sangre, la Usura (Ribâ) y el combate sino un producto de la murmuración?

Dijeron Qatâda y otros: “Umm Yamîl, la mujer de Abû Lahab, pretendía avergonzar al Mensajero de Allah (SAWS) con la pobreza. Sin embargo, ella, a pesar de su riqueza, portaba leña sobre sus espaldas, debido a su tremenda avaricia; y por ese vicio fue conocida”.

Dijeron Ibn Zaid y Ad-Dahhâk: “Solía arrojar ramas espinosas por la noche en el camino del Profeta (SAWS) y sus compañeros”. Dijo Ar-Rabî’u: “Y el Profeta (SAWS) pisaba sobre ellas como si pisara sobre la seda”.

Dijo Al-Hamdâni: “Umm Yamîl venía cada día con un hato de leña de espino y lo arrojaba en el camino de los musulmanes. Cierto día, cuando transportaba una carga de espinos se sentó sobre una piedra para descansar, y en ese momento la cogió el Ángel por detrás y la aniquiló”.

Dijo Sa’îd ibn Yubair: “La portadora de leña es como quien va cargado de errores y faltas sobre sus espaldas”. La prueba de ello es cuando dice Allah (SWT), el Altísimo, en el Corán:
Los que tacharon de mentira el encuentro con Allah habrán perdido y en el momento en que les llegue la hora de improviso, dirán: ¡Ay de nosotros por lo que descuidamos! Y cargarán sus faltas sobre la espalda. ¿No es malo lo que acarrean?”. (Los Rebaños 6: 31)

5.- Llevando en su cuello una soga de fibra.
Es decir, una soga o cuerda formada por fibras entrelazadas, originariamente procedentes de un árbol que crece en el Yemen llamado Al-Masad.

Dijeron Ad-Dahhâk y otros: Esta referencia es en Duniâ, sin embargo, la mujer de Abû Lahab solía rebajar al Profeta (SAWS) por su pobreza mientras que ella cargaba leña con la cuerda atada a su cuello y Allah (SWT), el Altísimo la estranguló con su propia cuerda. Y en el Âjira será una cuerda de Fuego”.

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