1.-
¡Perezcan
las manos de Abû Lahb y perecido está!
Se
transmitió de Ibn
‘Abbâs:
“Cuando se reveló:
“Y
advierte a tu clan, a los que están más próximos a ti”.
(Los
Poetas 26: 214).
Y: Y a tu pequeño grupo de
gente sincera (Dijo
An-Nawâwî
en la explicación de Sahîh
Muslim:
“Esta expresión muestra que era el Corán
y
fue revelada en principio, después fue abrogada su lectura).
Salió el Mensajero
de
Allah
(SAWS)
y se encaramó en lo alto del cerro de Safâ,
desde el cuál llamó gritando: ¡Gentes! Preguntaron: ¿Quién es el
que grita? Contestaron otros: ¡Muhammad
(SAWS)!
Y se reunieron junto a él. Les dijo: “¡Banî
fulano! ¡Banî
fulano! ¡Banî
fulano! ¡Banî
‘Abdemanâf!
¡Banî
‘Abdelmuttalib!”.
Y cuando se hubieron agrupado junto a él todas las Tribus,
les dijo: “¿Si os dijera que unos caballos van a salir del pie de
esta montaña para atacaros, me creeríais?”. Contestaron: ¡Nunca
nos has mentido! Dijo: “Pues ciertamente, yo soy un advertidor para
vosotros y portador de un duro castigo”. Entonces, dijo Abû
Lahab:
¡Perdición para ti! ¿Para esto nos has reunido? Después se
levantó y fue cuando se reveló esta Sura:
“¡Perezcan
las manos de Abû Lahb y perecido está!”.
Añadieron Al-Hamidî
y otros al relato: “Cuando la mujer de Abû
Lahab
se enteró de lo que había sido revelado para su marido y para ella
en el Corán,
cogió una piedra y fue en busca del Mensajero
de
Allah
(SAWS),
que estaba sentado en la Mezquita
junto a la Ka‘ba,
y con él Abû
Bakr.
Cuando se detuvo junto a él, Allah
(SWT),
el Altísimo,
lo hizo invisible para ella, viendo sólo a Abû
Bakr.
Dijo ella: ¡Abû
Bakr!
Me he enterado de que tu amigo me está ultrajando. ¡Por Allah
(SWT)!
Como le encuentre le doy con esta piedra en la boca. Y después se
marchó. Dijo Abû
Bakr:
¡Mensajero
de
Allah
(SAWS)!
¿No te has dado cuenta de que te ha visto? Dijo: “¡No me ha
visto! Allah
(SWT)
me ha hecho invisible para ella”. Los Qurais
llamaban al Profeta
(SAWS)
“reprochador”, como
insulto. Y él decía: “¿Acaso no os sorprende que Allah
(SWT)
haya apartado el mal de Qurais
de mí? Insultan e injurian al “reprochador”, sin embargo yo soy
Muhammad
(SAWS)”.
Se ha dicho: “La causa de la
revelación de esta Sura
se debe, según contó ‘Abder-Rahmân
Ibn Zaid,
a que Abû
Lahab
acudió al Profeta
(SAWS)
y le dijo: ¿Qué se me daría si creyera en ti, Muhammad
(SAWS)?
Le contestó: “Lo mismo que se le da a los musulmanes”. Dijo: ¿No
tendría algún privilegio sobre ellos? Le contestó: “¿Y qué es
lo que quieres?”. Dijo: ¡Está perdido éste! ¿Voy a ser igual,
que esos? En ese momento, Allah
(SWT),
el Altísimo,
reveló: “¡Perezcan
las manos de Abû Lahb y perecido está!”.
En otra versión dijo
‘Abder-Rahmân
Ibnn Kisân:
“Enseguida que llegaba al Profeta
(SAWS)
alguna delegación, partía
hacia ellos Abû
Lahab
y le preguntaban acerca del Mensajero
de
Allah
(SAWS)
diciéndole: Tú sabes más de él que nosotros. Y les decía Abû
Lahab:
Verdaderamente, es un mago mentiroso. De manera que, al oir eso se
volvían sin encontrarse con él. Llegó otra delegación e hizo lo
mismo con ellos, pero estos dijeron: No nos iremos hasta que lo
veamos y oigamos sus palabras. Les dijo Abû
Lahab:
Verdaderamente, aún lo estamos curando, pues perdido está. Fue
informado de ello el Mensajero
de
Allah
(SAWS)
y quedó afligido. Y Allah
(SWT),
el Altísimo,
reveló la Sura
en ese momento”.
Especifica
la perdición de las manos de Abû
Lahab
concretamente, por ser con ellas con las que se actúa generalmente;
es decir, arruinadas las manos y arruinado él. Y nombra a las manos
para referirse a él mismo. Como dice Allah
(SWT),
el Altísimo:
“Esto
es por lo que sus manos presenten y porque Allah
no es injusto con los siervos”.
(La
Peregrinación 22: 10)
Es decir, lo que tú has
hecho. Se designa el todo nombrando una parte de él, según la
claridad en la expresión de la lengua árabe.
Dijo Al-Farrâ:
“La primera “perdición” es una petición y la segunda es una
concesión de esa petición. Quiere decir, que Allah
(SWT)
lo haga perecer y ya está perecido”.
El
nombre verdadero de Abû
Lahab
es ‘Abdul’uzzâ,
que era hijo de ‘Abdelmuttalib,
a su vez tío de Muhammad
(SAWS).
Su mujer se llamaba Al-‘Aurâ
Umm Yamîl,
hermana de Abû
Sufiân ibn
Harb.
Y ambos eran enemigos acérrimos del Profeta
(SAWS).
Dijo Târeq
ibn
‘Abdellâh al-Muhâribî:
“Estaba en un mercado llamado Dûl
Mayâz,
cuando vi a un hombre decir: ¡Hombres! Decid: Lâ
Ilâha
Illâ
Allah
y triunfaréis. En esto, un hombre que estaba detrás de él empezó
a arrojarle piedras hasta hacerle sangrar la parte posterior de sus
piernas, y decía: ¡Hombres! Es un mentiroso y no le hagáis caso.
Entonces, pregunté: ¿Quién es este hombre? Dijeron: Muhammad
(SAWS).
Dice ser un Profeta
(SAWS).
Y éste es su tío Abû
Lahab
que le acusa de ser un mentiroso”. Relató ‘Atâ,
de Ibn
‘Abbâs,
que dijo: “Dijo Abû
Lahab:
¡Muhammad
(SAWS)
os ha embrujado! Uno de nosotros se basta para comerse un lechal
entero y puede beberse un cántaro de leche y aún así no se queda
saciado. Mientras que Muhammad
(SAWS)
os ha dejado satisfechos a todos con una sola pata de cordero y ha
saciado a todos con un cántaro de leche”.
El
nombre de Abû
Lahab
era ‘Abdul’uzzâ,
y al-‘Uzzâ
era un ídolo. Y Allah
(SWT),
el Altísimo,
no quiso añadir en Su
Libro
la adoración a un ídolo. Él era más conocido por su apodo que por
su verdadero nombre, de forma que así ha sido nombrado. El nombre es
más noble que el apodo y en este caso Allah
(SWT),
el Altísimo,
lo ha rebajado de la nobleza a la bajeza. Por eso, Allah
(SWT),
el Altísimo,
siempre designó a los Profetas
por su propio nombre y nunca les puso apodos. Quiere decir, que el
nombre es más valioso que el apodo. Y Allah
(SWT),
el Altísimo,
se nombra y no se apoda. Y, por otra parte, Allah
(SWT),
el Altísimo,
quiso confirmar su verdadero linaje y hacerlo entrar al Fuego
siendo padre de él, pues lahab
significa “llama”, y Abû
Lahab
“el padre de la llama”.
Dijo Ibn
‘Abbâs:
“Cuando Allah
(SWT),
el Altísimo,
creó el Cálamo,
le inspiró: ¡Escribe lo que existe! Y entre lo que escribió:
“¡Perezcan
las manos de Abû Lahb y perecido está!”.
Dijo Mansûr:
Fue preguntado Al-Hasan
por esta Sura:
¿Fue escrita en el Lauh
Al-Mahfûz
(La
Tabla Preservada)?
¿Y ha sido Abû
Lahab
capaz de no arder en el Fuego?
Contestó: ¡Por Allah
(SWT)!
No ha podido librarse de arder en el Fuego,
porque eso está en el Libro
de Allah
(SWT)
antes de la creación de Abû
Lahab
y sus padres. Eso lo confirma cuando Mûsâ
le dice a Âdam:
Allah
te ha creado con Su
mano, te ha insuflado Su
espíritu, te hizo morar en Su
Jardín,
hizo postrar para ti a Sus
ángeles,
y engañaste a la gente haciéndolos
salir del Paraíso.
Y dijo Âdam:
Tú eres Mûsâ
(Moisés)
al que Allah
(SWT)
eligió con Su
palabra, te dio la Torâ
(At-Taurat),
y me recriminas por un asunto que Allah
(SWT)
decretó para mí antes de crear los cielos y la tierra. Dijo el
Profeta
(SAWS):
“ Âdam
ha rebatido a Mûsâ
(Moisés)”.
2.-
De
nada le servirá su riqueza ni todo lo que ha adquirido.
Es
decir, toda la riqueza que ha amasado no le servirá para librarse
del castigo de Allah
(SWT)
ni tampoco la fama que haya adquirido. Dijo Muŷâhid:
“Los hijos de un hombre también son adquisición suya”.
Dijo
Abû
at-Tufail:
“Acudieron los hijos de Abû
Lahab
a Ibn
‘Abbâs
para que dictaminara entre ellos en un asunto en discordia. En ese
momento se enzarzaron en una pelea y cuando él se dispuso a
separarlos le empujaron y cayó al suelo. Ibn
‘Abbâs
se enojó profundamente y dijo: ¡Apartad de mí la mala cosecha! Es
decir, la progenie de Abû
Lahab”.
Se
transmitió de ‘Â’isha,
Allah
(SWT)
esté complacido de ella, que dijo el Mensajero
de
Allah
(SAWS):
“Lo mejor que puede comer un hombre es aquello que haya adquirido
licitamente, y sus hijos son producto de lo que ha ganado”.
Cuando
Muhammad
(SAWS)
advirtió a su gente del peligro del Fuego,
dijo Abû
Lahab:
Si lo que está diciendo mi sobrino es verdad, yo mismo me empeñaré,
mi dinero y mis hijos. En ese momento se reveló: “De
nada le servirá su riqueza ni todo lo que ha adquirido”.
3.-
Arderá
en un fuego llameante.
Es
decir, con una gran llama ardiente e inflamada.
4.-
Y
su mujer la portadora de leña.
Su
mujer, Al
‘Aurâ
(La tuerta), se llamaba Umm
Yamîl.
Dijeron Ibn
‘Abbâs,
Muŷâhid,
Qatâda
y As-Suddî:
“Solía ir murmurando entre la gente. Los árabes dicen: Fulano
echa leña encima, cuando murmura de alguien”.
El
sentido aquí de la leña es metafórico, porque en realidad lo que
hace es llevar la murmuración de un sitio a otro. Arrojar leña
verde al fuego provoca humo ocasionando más daño aún, y de ahí la
metáfora.
Dijo
Aktam
a sus hijos: “Tened cuidado con la murmuración porque es fuego
ardiente y lo que hace el murmurador en una hora no lo hace el brujo
en un mes”. Y por eso se dice: “El fuego del odio no se apaga”.
Dijo
el Profeta
(SAWS):
“No entrará en el Jardín
el murmurador”. Y dijo: “La persona de dos caras no se encontrará
con Allah
(SWT)
con un rostro alegre”. Y dijo: “La peor de las personas es la de
dos caras: Aquel que viene a unos con una cara y a otros con otra”.
Dijo
Ka’b
Al Ahbar:
“Sobrevino a la Tribu
de Israel
una sequía y salieron con Mûsâ
(Moisés)
tres veces para pedir lluvia, pero no llovió. Dijo Mûsâ
(Moisés):
“Dios
mío, son tus siervos”. Allah
(SWT)
le inspiró: “No te he contestado a ti ni a los que están contigo,
porque entre ellos hay un murmurador y está empecinado en la
murmuración”. Preguntó Mûsâ
(Moisés):
“¡Oh Allah
(SWT)!
¿Quién es este hombre para que lo echemos fuera de nosotros?”. Le
contestó: “¡Mûsâ
(Moisés)!
¿Yo te prohíbo a ti la murmuración y acaso voy a ser Yo
murmurador?”. Dijo: Y todos en general se arrepintieron. Y en ese
momento comenzó a llover”.
La
murmuración es de las faltas graves. En esto hay un total acuerdo.
Dijo Al-Fudail:
“Tres cosas destrozan la acción recta, rompe el ayuno al ayunante,
e invalida la ablución (Wudû):
Al-Quîba
(mencionar los defectos de otro en su ausencia), An-Namîma
(la murmuración) y la mentira”.
Dijo
‘Atâ
Ibn as-Sâ’ib:
“Le mencionó a As-Sâ‘bî
el dicho del Mensajero
de
Allah
(SAWS):
“No entrarán en el Jardín
ni el asesino ni el murmurador ni el Usurero”.
Pregunté: ¡Abû
‘Amrin!
¿Ha comparado al murmurador con el asesino y el usurero? Contestó:
¿Y qué son el derramamiento de sangre, la Usura
(Ribâ)
y el combate sino un producto de la murmuración?
Dijeron
Qatâda
y otros: “Umm
Yamîl,
la mujer de Abû
Lahab,
pretendía avergonzar al Mensajero
de
Allah
(SAWS)
con la pobreza. Sin embargo, ella, a pesar de su riqueza, portaba
leña sobre sus espaldas, debido a su tremenda avaricia; y por ese
vicio fue conocida”.
Dijeron
Ibn
Zaid
y Ad-Dahhâk:
“Solía arrojar ramas espinosas por la noche en el camino del
Profeta
(SAWS)
y sus compañeros”. Dijo Ar-Rabî’u:
“Y el Profeta
(SAWS)
pisaba sobre ellas como si pisara sobre la seda”.
Dijo
Al-Hamdâni:
“Umm
Yamîl
venía cada día con un hato de leña de espino y lo arrojaba en el
camino de los musulmanes. Cierto día, cuando transportaba una carga
de espinos se sentó sobre una piedra para descansar, y en ese
momento la cogió el Ángel
por detrás y la aniquiló”.
Dijo
Sa’îd
ibn
Yubair:
“La portadora de leña es como quien va cargado de errores y faltas
sobre sus espaldas”. La prueba de ello es cuando dice Allah
(SWT),
el Altísimo,
en el Corán:
“Los
que tacharon de mentira el encuentro con Allah
habrán perdido y en el momento en que les llegue la hora de
improviso, dirán: ¡Ay de nosotros por lo que descuidamos! Y
cargarán sus faltas sobre la espalda. ¿No es malo lo que
acarrean?”.
(Los
Rebaños 6: 31)
5.-
Llevando
en su cuello una soga de fibra.
Es
decir, una soga o cuerda formada por fibras entrelazadas,
originariamente procedentes de un árbol que crece en el Yemen
llamado Al-Masad.
Dijeron
Ad-Dahhâk
y otros: Esta referencia es en Duniâ,
sin embargo, la mujer de Abû
Lahab
solía rebajar al Profeta
(SAWS)
por su pobreza mientras que ella cargaba leña con la cuerda atada a
su cuello y Allah
(SWT),
el Altísimo
la estranguló con su propia cuerda. Y en el Âjira
será una cuerda de Fuego”.
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