En
el nombre de
Allah,
el
Misericordioso,
el
Compasivo
1.-
Di:
Me refugio en el
Señor
de
los hombres. 2.-
El
Rey
de
los hombres. 3.-
El
Dios
de
los hombres.
Es
decir, Él
es el Dueño
y Señor
de los hombres, encargado de sus asuntos. Allah
(SWT)
menciona especialmente a los hombres, aunque sea el Señor
de toda la Creación,
porque Él
los magnifica siendo el Señor
de ellos y les ha mandado la protección contra sus propios males.
Él es el Rey de los hombres porque entre los hombres hay reyes, pero, Él es Rey de todos ellos. Y entre los hombres hay quienes adoran a otro que no es Él. De manera que les recuerda que Él es su Dios, el único digno de adoración, y en el que es obligado buscar la protección y el refugio, no en los reyes.
4.-
Del
mal del susurro que se esconde.
Es decir, del mal de Shaytán. El significado: Del mal del que susurra.
En un relato de At-Tirmidî, de una transmisión de Wahb ibn Munabbih: “El que susurra es un hijo de Iblîs. Y éste acudió con él a Hawwâ’ (Eva) y lo puso frente a ella diciéndole: ¡Encárgate de él! Vino Âdam y le preguntó quién era. Ella dijo: Ha venido nuestro enemigo con éste y me ha dicho que me hiciera cargo de él. Dijo Âdam: ¿No te he dicho que no le obedecieras en nada, porque es el que nos ha seducido hasta hacernos caer en desobediencia? Después se dirigió al hijo de Iblîs y lo cortó en cuatro partes, colgando cada una de ellas de un árbol; lo hizo por su ira contra él. Vino, entonces, Iblîs y dijo: ¡Hawwâ’ (Eva)! ¿Dónde está mi hijo? Hawwâ’ (Eva) le informó de lo que Âdam había hecho con él. Iblîs llamó a su hijo diciendo: ¡Jannâs! Lo resucitó y él respondió a su llamada. Volvió con él de nuevo a Hawwâ’ (Eva) y le dijo que se hiciera cargo de él. Vino Âdam y lo quemó en el fuego, esparciendo sus cenizas por el mar. Volvió Iblîs y preguntó: ¿Hawwâ’ (Eva), dónde está mi hijo? Ella le informó de lo que Âdam había hecho con él. Entonces fue al mar y lo llamó: ¡Jannâs! Lo resucitó y él respondió a su llamada. Fue con él a Hawwâ’ (Eva) por tercera vez y le dijo: ¡Hazte cargo de él! Âdam se quedó mirándolo; lo degolló, después lo asaron y se lo comieron entero. Vino después Iblîs y le preguntó a Hawwâ’ (Eva) por él. Ella le dijo lo que le había sucedido. Llamó Iblîs a su hijo: ¡Jannâs! Lo resucitó otra vez y él le respondió; y lo sacó de las entrañas de Âdam y Hawwâ’ (Eva). Dijo Iblîs, dirigiéndose a su hijo: Eso es lo que yo quería. Y esa es tu morada en el pecho del hijo de Âdam. Entonces, él está mordiendo el corazón de los hijos de Âdam mientras que sean necios y él les susurra. De manera que cuando recuerdan a Allah (SWT) su corazón se desembaraza de él y lo aleja y desaparece.
El
hijo de Iblîs
se ha descrito como Al-Jannâs
porque desaparece con facilidad haciéndose invisible. Como dice
Allah
(SWT)
en
el Corán:
“Y juro por las estrellas cuando desaparecen (Al-Junnas)”.
Es decir, las estrellas que desaparecen con la salida del sol. Se ha
dicho: “Desaparece el hijo de Iblîs
cuando el hombre recuerda a Allah
(SWT)”.
En
otro dicho: “Shaytán
está agazapado en el corazón del hijo de Âdam.
Si es necio le susurra, y si recuerda a Allah
(SWT),
desaparece y se desvanece”.
Dijo Qatâda: “Al-Jannâs es Shaytán que tiene una trompa como el morro del perro metido en el pecho del hombre, que cuando éste es necio le susurra. Mientras que si el hombre recuerda a su Señor, retrocede y desaparece”.
Se transmitió de Anas que el Mensajero de Allah (SAWS) dijo: “Ciertamente, Shaytán está con su hocico al acecho sobre el corazón del hijo de Âdam; si éste recuerda a Allah (SWT) retrocede, y si, por el contrario, olvida a Allah (SWT), se traga su corazón y le susurra”.
Dijo Ibn ‘Abbâs: “Cuando el hombre recuerda a Allah (SWT), el hijo de Iblîs se aleja de su corazón y desaparece; mientras que si es necio y olvida a su Señor, se traga su corazón y le infunde falsas ilusiones”.
Dijo Ibrâhîm At Taymî: “Lo primero por lo que empieza el susurro es en el Wudû. Para evitarlo se debe empezar por el Basmala”.
Relató Ibn Yubair, de Ibn ‘Abbâs, a propósito de Al-waswâs al-jannâs, que tiene dos aspectos: Uno es cuando el susurro le hace volver de la “guía”; y el segundo cuando el susurro le hace salir de la “certeza”.
5.-
Aquel
que susurra en los corazones de la gente.
Dijo Muqâtil: “Shaytán tiene la imagen de un cerdo, recorre la sangre de las venas del hijo de Âdam. Allah (SWT) le encomendó esa función”.
De Abû Ta’laba Al Jusanî: “Pregunté a Allah (SWT) que me enseñara a Shaytán y su posición con respecto al hijo de Âdam. Lo ví con su mano sobre la mano del hombre; sus pies sobre los del hombre; y el resto de sus partes en el cuerpo de la persona; y su aspecto es como el morro de un perro. Cuando el hombre recuerda a Allah (SWT) desaparece y es humillado. Y si se desentiende del recuerdo de Allah (SWT), atrapa su corazón”. Según lo descrito por Abû Ta’laba se entiende que Shaytán está repartido por todo el cuerpo humano.
El susurro se describe como una invocación de Shaytán a ser obedecido en un lenguaje oculto. Su mensaje entra en el corazón sin que se oiga voz alguna.
6.-
Y
existe en los genios y en el hombre.
Se relató de Abû Dar que le preguntó a un hombre: ¿Buscaste la protección de Allah (SWT) de los Sayâtîn humanos? Contestó: ¿Es que hay Sayâtîn humanos? Dijo: ¡Si! Como dice Allah (SWT), el Altísimo:
“Y
así es como a cada profeta le hemos asignado enemigos: demonios,
hombres y genios, que se inspiran unos a otros
palabras
adornadas con seducción. Si Allah
quisiera no lo harían; dejalos pues a ellos y lo que inventan”.
(Los
Rebaños 6: 112)
En
un relato de Muslim,
se transmitió de Abû
Huraira:
“Se ha confirmado del Profeta
Muhammad
(SAWS):
“Ciertamente, Allah
(SWT),
Poderoso
y Majestuoso,
pasó por alto de mi pueblo aquello que debaten en sus propias almas,
mientras que no ejecuten las acciones (en las que pensaron) ni hablen
de ellas”.
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