A‘udu Billâhi Min as-Saitâni Rayîm
Bismillâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm
La Paciencia (Sabr) y la gratitud son dos claves de la felicidad. El Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo: Si Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) tiene la intención de que un siervo alcance un rango que no puede alcanzar con sus buenas obras, entonces Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo pondrá a prueba en su cuerpo, en su riqueza o en sus hijos, y será paciente hasta que alcance el rango que se le ha asignado. (Ahmed)
Ser Musulmán (Muslim) requiere mucha Paciencia (Sabr), especialmente en tiempos turbulentos como este. Se necesita Paciencia (Sabr) para mantenerse alejado de las cosas que desagradan a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y obedecer Sus Mandamientos.
Todos los días, nuestra Paciencia (Sabr) es puesta a prueba de una forma u otra, desde la Oración (Salât) a tiempo, el Ayuno (Sawm) en los calurosos días de verano, hacer la Peregrinación Mayor (Haŷŷ) mientras las personas nos pisotean, hasta resolver conflictos maritales y soportar las amonestaciones de los padres.
Dado que tener Paciencia (Sabr) es algo tan importante y necesario para cada uno de nosotros, no sorprende que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) nos haya dado maravillosos ejemplos de Paciencia (Sabr) en El Corán, paciencia mostrada por los héroes del Islam a lo largo de diferentes épocas y tiempos. ¿Quiénes eran estos héroes? Vamos a presentar a cinco de ellos.
Ya‘qûb (Jacob)
Cuando alguien dice Paciencia (Sabr), a menudo se le agrega la palabra Hermosa (Yamil). Esta famosa frase fue utilizada por Ya‘qûb (Jacob).
La historia comienza con la enemistad entre dos grupos de sus propios hijos: Un grupo que contiene a Yûsuf (José) y Benjamin, otro grupo al resto de sus hijos que, de hecho, eran mucho mayores que los otros dos. Estos hijos mayores estaban extremadamente celosos de Yûsuf (José), así que un día lo tomaron y lo arrojaron a un pozo, y luego regresaron a su padre llorando y diciendo que un lobo se lo había comido. Ya‘qûb (Jacob), que era muy inteligente, adivinó la verdadera historia.
Imagina que tu hijo favorito es dañado por tus otros hijos, ¿no volvería loco de dolor y rabia a cualquier persona en su sano juicio? Pero, ¿qué dijo Ya‘qûb (Jacob)? ¡Hermosa Paciencia (Sabrun yamil)! Imagina cuánta confianza en Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) necesitas para hacer eso. Esto es lo que dijo:
“Y vinieron con una camisa manchada con sangre falsa. Dijo: ¡No! Vuestras almas os han inducido a algo; pero tendré buena paciencia, y Al-lâh es a Quien debo implorar ayuda sobre lo que contáis”. (Yûsuf 12: 18)
Maryam (María)
La más casta y piadosa de todas las mujeres, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) le dio una bendición única: Dio a luz a ‘Îsâ (Jesús) cuando aún era virgen.
Hoy en día, las medicinas y las instalaciones más modernas no impiden que una mujer grite de dolor durante el parto. Imagínate ir a un desierto aislado y tener dolores de parto sentada debajo de un árbol. Y luego ella regresó, ¿y adivina qué?
El mismo ejemplo de piedad, Maryam (María), es acusada de Adulterio (Zina). No es algo fácil de soportar para una mujer así. Pero su Señor le había ordenado que no dijera nada, así que solo señaló a su hijo recién nacido. Y entonces, un regalo por su Paciencia (Sabr), ‘Îsâ (Jesús) responde a la gente que la acusaba:
“Dijo: ¡Yo soy el siervo de Al-lâh! Él me ha dado el Libro y me ha hecho Profeta”. (Maryam 19: 30)
Mûsâ (Moisés)
Fue el salvador de Banû Israel, el valiente que se enfrentó al monstruo, el asesino de miles de bebés, el Faraón. Salvó a Banû Israel de sus manos y los llevó a un lugar seguro. Y, sin embargo, lo desobedecieron y fueron extremadamente ofensivos varias veces.
A pesar de tener Comida Divina en su menú diario, exigieron ajo, cebolla y lentejas.
Los dejó solamente por unos días y comenzaron a adorar a un becerro de oro.
Incluso exigieron que querían ver a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) con sus propios ojos antes de obedecer Sus órdenes.
Imagínate tener que tratar con una nación entera así todos los días. Cuánto tiene que soportar un Profeta antes de pronunciar las siguientes palabras:
“Y cuando Mûsâ [Moisés] le dijo a su gente: ¡Gente mía! ¿Por qué me perjudicáis si sabéis que yo soy el Mensajero de Al-lâh para vosotros? Y cuando se apartaron, Al-lâh apartó sus corazones. Al-lâh no guía a la gente descarriada”. (Las Filas 61: 5)
Sin embargo, lo soportó todo hasta el día de su muerte, y se cuenta entre los cinco Profetas de Fuerte Voluntad (Ulul Azm min ar-Rusul):
- Profeta Nûh (Noé).
- Profeta Ibrâhîm (Abraham).
- Profeta Mûsâ (Moisés).
- Profeta ‘Îsâ (Jesús).
- Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam).
Âsia
Hablando de un marido tirano. El esposo de Âsia no era otro que el Faraón, el mismo asesino de miles de bebés que había esclavizado a los Hijos de Israel. Ella vivió con ese hombre, soportó sus abusos y fue paciente a través de todo solo por amor a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Ella hizo la siguiente Súplica (Du‘â):
“Y Al-lâh pone un ejemplo a los creyentes: La mujer de Faraón cuando dijo: ¡Señor mío! Haz para mí una casa, junto a Ti, en el Jardín, y sálvame de Faraón y de sus actos; y sálvame de la gente injusta”. (La Prohibición 66: 11)
Ibrâhîm (Abraham)
Lo echaron de su casa por creer en la Unicidad de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Fue arrojado al Fuego por la misma razón, y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) ordenó que el Fuego se enfriara para él.
Años más tarde, se le ordenó dejar a su esposa y a su hijo pequeño en un desierto solitario y estéril, y luego sacrificar a su propio hijo. Acerca de esta última prueba, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) mismo dijo:
“Ciertamente, ésta es la prueba evidente”. (Los Dispuestos en Filas 37: 106)
La mayoría de nosotros conocemos estas historias, pero es difícil darse cuenta de cómo se debe haber sentido Ibrâhîm (Abraham) en todas estas situaciones, porque ninguno de nosotros ha sido probado de esta forma ni siquiera de cerca. Pero solo trata de imaginar el estado interior de Ibrâhîm (Abraham), porque él era un ser humano después de todo, e imagina la fuerza de su piedad que solo le dio la Paciencia (Sabr) para superar todo con marcas récord.
Que la paz y las bendiciones de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sean con todos ellos, y que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) nos permita seguir sus ejemplos.
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