miércoles, 1 de agosto de 2018

LA MUJER EN EL ISLAM



Durante miles de años, con contadas excepciones la mujer ha estado sometida y dominada por el hombre, quien le restringe sus derechos y libertades, así como pisotea y humilla su personalidad y
orgullo.

La historia nos demuestra como en Europa y en todo el mundo la mujer era despreciada, se le trataba sin darle ninguna importancia, los sabios y filósofos discutían sobre ella, si poseía alma o no, y en caso de tener alma ¿sería humana o animal? y suponiendo que si posee un alma humana, entonces, su posición social en cuanto al hombre, ¿Es la posición de los esclavos, o es un poco más elevada que ellos?

En otras civilizaciones como la del Imperio Romano que abarca casi diez siglos, años 500 antes de nuestra era hasta 476 de nuestra era, la mujer se encontraba en una tutela permanente de su padre o de su marido, la mujer no podía sin ayuda o consentimiento previo del tutor escoger a su futuro esposo o contraer matrimonio, tampoco podía disponer de sus bienes, testar o ejercer cualquier actividad.

Esta situación de la mujer continuó por mucho tiempo, sin que existiera ningún cambio práctico, aproximadamente hasta el año 1.900 una mujer tenía difícilmente algún derecho, la peor catástrofe que ha afectado a la mujer, llegó con la Revolución Industrial, ellas eran explotadas por ser más baratas como trabajadoras que el hombre.

Entre los principales logros en la emancipación de la mujer fue la legislación de 1.882, por medio de la cual se decretó, que en adelante las mujeres de Gran Bretaña gozarían del privilegio sin precedentes de quedarse con el dinero que ganasen.

En nuestros tiempos vemos como la mujer, a través de miles de engaños y fraudes por medios auditivos, visuales, psicológicos, sensoriales, estéticos, artísticos y banales, utilizan su existencia para persuadir a los consumidores a adquirir innecesariamente productos, mancillando su honor y dignidad.

Vemos como es desnudada en almanaques, revistas, reinados de belleza, vallas publicitarias, en programas de televisión y en prostíbulos en general. La mujer dentro del medio social actual, ha caído en un irrespeto tal que sólo se le mira desde un punto de vista material, vemos como una persona invita a su hogar a un amigo y éste a la primera oportunidad falta el respeto a sus hijas, a su esposa o a su madre.

Algunas personas que no conocen la realidad del Islam, o que conociéndola y luego intencionalmente tratan de ocultar lo justo par desviar a la gente del conocimiento del Islam, dicen que el Islam es enemigo de la mujer, que degrada su dignidad y humilla su orgullo, y la deja aun nivel más cerca del estado puramente animal, que solamente es un goce sensual para el hombre y un
instrumento para engendrar, de tal suerte que la mujer está en una posición inferior al hombre y dominada por él. No existe otra cosa más falsa y fuera de la realidad que esta afirmación, quien así lo dice ignora totalmente las normas islámicas. Allah (SWT) Todopoderoso en el Islam desde hace más de 14 siglos, por medio del Sagrado Corán declara la igualdad de hombres y mujeres en la vida, el honor, la dignidad y en la sociedad en general, respetando los bienes de ambos (hombres y mujeres), Allah (SWT) nos dice que los bienes de todas las personas son sagrados y por lo tanto está prohibido menoscabar directa o indirectamente, todos estos derechos son comunes a hombres y mujeres sin ninguna distinción.

En el Sagrado Corán, Allah (SWT) Todopoderoso nos enseña esta igualdad entre el hombre y la mujer, no solamente porque nos lo ordena de una manera clara, sino también por cuanto en muchas Aleyas Allah (SWT) se refiera tanto a la mujer como al hombre en sus derechos y obligaciones sin hacer distinción.
Veamos:
Es verdad que a los musulmanes y a las musulmanas, a los creyentes y a las creyentes, a los obedientes y a las obedientes, a los veraces y a las veraces, a los pacientes y a las pacientes, a los humildes y a las humildes, a los que dan con sinceridad y a las que dan con sinceridad, a los que ayunan y a las que ayunan, a los que guardan sus partes íntimas y a las que las guardan y a los que recuerdan mucho a Allah y a las que recuerdan; Allah les ha preparado un perdón y una enorme recompensa”. (Los Coligados 33: 35)

También en el Sagrado Corán Allah (SWT) les dedicó un capítulo entero (Sura) la número 4, dándole por nombre "Las Mujeres". Se necesitarían muchos volúmenes, para analizar todas las bondades y derechos que Allah (SWT) le ha dado a la mujer en el Islam hace más de 14 siglos y que están escritos en el Sagrado Corán y los Ahadîz del Profeta (SAWS).

El Matrimonio

Es importante resaltar que la mujer antes de la Revelación del Sagrado Corán, no tenía el derecho a elegir su futuro esposo, eran los padres de ella quienes lo escogían y ella debía aceptar así no fuera de su agrado, pero desde la Revelación del Sagrado Corán (hace 1.413 años). La mujer es quien elige o rechaza al hombre con el cual quiere formar su hogar (este derecho fue conquistado por la mujer mucho después en otras sociedades).

El Islam, considera el matrimonio un compromiso sumamente serio, por eso los esposos deben esforzarse por lograr una comprensión y estabilidad general de pareja, no es permitido en el Islam los matrimonios de prueba, de duración determinada, el Profeta (SAWS) declaró que se condenan a los hombres y mujeres que gozan cambiando frecuentemente de cónyuge, que disfrutan de pareja por un tiempo, y luego la cambian por otra, después por una tercera y así sucesivamente. También es sumamente grave y condenable a los ojos de Allah (SWT) y de los hombres el adulterio o la fornicación, por eso el musulmán nunca realiza tal acto y su vida la dedica a su hogar y a su esposa, siempre esta recordando las consecuencias de este acto que trae consigo la desintegración de la familia, las enfermedades venéreas, la inmoralidad y la criminalidad.

Los pasos que hay que tomar para casarse son:
1.- La Elección de la Esposa.
Un musulmán debe escoger una esposa con la cual se pueda mantener una relación familiar. Esto no puede pasar a no ser que uno se case con una mujer piadosa, que tema a Allah (SWT), y que cumpla con sus deberes, sin ignorar otros aspectos, como embellecerse para su marido.
El Profeta Muhammad (SAWS) clarifico las cualidades que hay que buscar en una mujer para casarse con ella: “Uno debe casarse con una mujer por cuatro razones. Su riqueza, su linaje, su belleza, y su Dîn (religiosidad). Cásense por el Dîn, y así tendréis éxito”.

El Islam prepara a los hombres para el matrimonio.

El Islam también trata de preparar a las mujeres para ser esposas, cumpliendo con la descripción del Mensajero de Allah (SAWS). Le preguntaron: “¿Cuál es la mejor mujer?” Él dijo: “Es aquella que alegra a su marido cuando la mira, le obedece cuando le da una orden (debe obedecer a su esposo siempre que no le ordene hacer algo ilegal), y no le desobedece cuando la desea (para satisfacer sus impulsos sexuales) y le ayuda (económicamente siempre que el asunto no sea prohibido”.

2.- Mirar a la Mujer.
El Islam busca establecer relaciones maritales; la persona debe procurar una pareja atractiva, que tenga buen carácter y modales, para poder comprometerse con la relación. Por ello, la religión permite que ambos se miren.

Se debe tener en cuenta lo siguiente:
a) Es ilegal que un hombre esté encerrado, solo, con una mujer en privado.
b) Debe mirar lo visible de la mujer: rostro, manos, pies, etc.
c) Debe tener un interés genuino en casarse con la mujer.
d) No debe hablar con nadie sobre los defectos de esa mujer.

El Islam permite interceder por un hombre piadoso para que se case con una mujer piadosa y se amen.

El Islam permite que los tutores masculinos de una mujer la propongan en casamiento a hombres adecuados, piadosos, luego de que ellas den su consentimiento, ya que el tutor siempre deberá buscar lo mejor para la que esté bajo su protección.

3.- El Contrato Matrimonial, la Dote y la Fiesta de Casamiento.
Las condiciones previas al matrimonio son:
a) Ambas partes deben aceptar y aprobar la unión.
Si se fuerza a una mujer a que se case, tiene derecho a buscar la anulación de todo el acto.
Estas medidas cautelares son adoptadas para que no se desintegre la familia y se disgregue el mal por la sociedad (o sea, que se engañen ambos esposos), lo cual ocurre cuando no hay amor en la pareja.
b) El Tutor (Mahram) es un requisito para la validez de un casamiento.
El Profeta (SAWS) dijo: “Ningún casamiento es válido a menos que uno tenga un tutor y dos testigos confiables (que dan fe de la unión). Si se lleva a cabo el matrimonio sin esto (el Tutor y los Testigos), es un casamiento falso; y si disputan entre ellos, entonces el que dirige la ceremonia que oficie de Tutor de aquella mujer que no disponga de uno”.

El Tutor debe elegir una persona adecuada que haga feliz a la mujer. En el caso de que una mujer no tenga Tutor o su familia le impida casarse con una persona adecuada, aquel que dirige el acto se convierte en su Tutor.

En la época pre-islamica, cuando un hombre fallecía, sus Tutores y familiares “heredaban” a su mujer, aquel que quisiera casarse con ella podía hacerlo, o no lo permitían hacerlo con otra persona.
c) Cuando ambas partes están de acuerdo, es obligatorio para el esposo entregar a su mujer la Dote
correspondiente. El Mahr (Dote) debe ser razonable.

Si se dispusiera alguna condición en el Contrato Matrimonial, debe ser cumplida y ambas partes deben cumplir con él.

Para que se extienda la felicidad, uno debe invitar a la familia y amigos a un banquete de casamiento.

Su propósito es el de hacer publica la unión. Uno no debe ser extravagante y dilapidador con el banquete.

Es obligación para aquel que esta invitado a una recepción de casamiento acudir, a menos que tenga una razón valida para no hacerlo.

Los invitados que participan en la fiesta deben suplicar por sus anfitriones. También se debe suplicar a Allah (SWT) por ambos esposos.

En esta ocasión está permitido para las mujeres utilizar panderos y cantar canciones inocentes que no exciten a una persona sexualmente para hacer publico el matrimonio.

Etiqueta y Modales para la Fiesta de Casamiento

Cuando los novios se conocen por primera vez, se aconseja al novio que se presente de manera agradable y que hable con dulzura a la novia para comenzar una buena relación y evitar los nervios e incomodidad.

Es también de la Sunnah que el novio pose su mano sobre la cabeza de la novia y suplique a Allah (SWT).

La vida familiar

El Profeta (SAWS) llegó a afirmar que el mejor musulmán es aquel que mejor se comporta con su familia, y que el mayor y más bendito gozo de la vida se encuentra en una esposa buena y recta, por eso el musulmán se dedica a su esposa y sigue las indicaciones del Sagrado Corán y la Sunnah del
Profeta (SAWS) que ordenan la gentileza con su esposa, es un deber del marido armonizar con su esposa de manera equitativa y amable, cumpliendo el mandato divino, es su responsabilidad en cuanto el entero mantenimiento de la mujer, que debe cumplir alegremente sin reproches, injurias o condescendencias.

Este mantenimiento implica el darle vivienda, vestirla, alimentarla, darle atención y bienestar en general de acuerdo a sus medios y estilo de vida.

Además el musulmán debe tratar a su esposa con justicia, respetar sus sentimientos, hacerla objeto de gentilezas y consideración. No debe la mujer recibir animadversión alguna por parte del marido, ni ser sometida a ansiedades o incertidumbres. El musulmán también recuerda el último sermón del Profeta (SAWS) cuando durante la Peregrinación dijo entre otras cosas: “¡Vosotros! tenéis derechos sobre vuestra esposa y vuestra esposa tienen derecho sobre vosotros. Tratad a vuestra esposa con amor y gentileza. Es verdad la habéis tomado como un encargo de Allah (SWT) y la habéis hecho legitima con la palabra de Allah (SWT). Sed siempre fieles al encargo que os confía y evitad los pecados”.

El Divorcio

El Matrimonio en el Islam, es solemne, sagrado, en el que Allah (SWT) interviene como primer testigo y primera parte, se suscribe en Su nombre, en obediencia a Allah (SWT) y de acuerdo con sus mandatos. Por lo tanto no es un simple contrato civil o comercial en el que se evalúan beneficios materiales y obligaciones contrapuestas entre sí.

El Islam considera al casamiento como un ritual bendito, y es por ello que busca fortalecer la relación entre marido y mujer. Allah (SWT) describe al contrato matrimonial como: “un pacto fuerte y firme”.

El musulmán desde el momento en que se casa, sabe que es una relación permanente y de continua armonía no sólo entre el hombre y la mujer, sino también entre éstos y Allah (SWT).

Si bien el casamiento es bendito y sagrado en el Islam, se permite el Divorcio, a pesar de que el Profeta (SAWS) lo describió de la siguiente manera: “La cosa legal que más le disgusta a Allah (SWT) es el divorcio”.

El Divorcio es el último recurso al que la pareja debe acudir si existen obstáculos muy graves que no permiten la reconciliación. El Profeta (SAWS) lo describe como la cosa más detestable de todos los medios legítimos a los ojos de Allah (SWT).

Cuando no puede continuar la relación marital, el divorcio es una alternativa, porque previene que se esparza el mal en la comunidad, por ejemplo, el esposo engañando a su mujer, o viceversa.

Para llegar al divorcio tanto el hombre como la mujer deben cumplir con los siguientes pasos:
1.- Las dos partes afectadas deben tratar de resolver sus disputas entre sí, tratando el tema de la mejor manera.
2.- Si no lo consiguen, deben encargarse dos árbitros, uno de la familia del marido y otro de la familia de la esposa quienes tratarán de poner paz entre ellos y zanjar sus diferencias.
3.- Se aplica el divorcio. La Ley Islámica requiere que sea aceptado por ambas partes y que se conceda con dignidad y con el debido respeto.

El Divorcio es obligatorio (Uáyib) en los siguientes casos:
1.- Cuando los dos Jueces (uno de la familia de la esposa, y uno de la familia del esposo) deciden que la pareja debe separarse.
2.- Cuando la esposa no acepta las Enseñanzas Islámicas, o no es casta. Esto también se aplica al marido, ya que la mujer debe buscar la separación si él no acepta el Islam o no protege su castidad.
3.- Si el esposo toma un voto de castidad, y rehúsa tener relaciones con su esposa, y no lo hace por mas de cuatro meses.

El Divorcio es desaconsejable (Makruh) cuando una persona se divorcia sin razón. Esto es lo que Iblîs (Satanás) trata de hacer (que Allah (SWT) lo maldiga).

El Divorcio es legal (Mubáh): esta permitido el Divorcio si la mujer tiene mal carácter, a pesar de que uno debe ser paciente con ella, especialmente si tienen un hijo.

El Divorcio es prohibido (Harám): si el esposo se divorcia de su mujer durante su periodo de menstruación o luego de haber tenido relaciones con ella.

El Jul en el Islam

El Jul es la disolución del matrimonio por pedido de la mujer; también se le conoce como “Divorcio Instantáneo”.

Si la vida matrimonial no está construida con amor, armonía y buen compañerismo entre el esposo y
su mujer, se torna miserable y penosa. En este caso, el Islam ordena que ambos toleren la situación con paciencia.

Si las condiciones familiares se vuelven insoportables, y el esposo no puede tolerar mas a su esposa,
puede divorciarla; si lo mismo le pasa a la esposa, ella puede pedir el Jul (Divorcio Instantáneo). En esta situación, ella debe regresarle a él la Dote que tomó, con lo cual la relación marital termina de inmediato.

Condición de la Mujer en el Islam

Para las mujeres, el Islam es una bendición especial y el Profeta (SAWS) del Islam es en verdad el más grande de los benefactores de las mujeres. En Arabia, antes de que llegara el Islam, el nacimiento de una niña era considerado una desgracia y vergüenza. Los padres las enterraban vivas.

Antes del Islam, la mujer era considerada como una amenaza para el honor de la familia y, por eso,
merecedora de ser enterrada viva en su tierna infancia. Ya adulta, era considerada un objeto sexual que podía comprarse, venderse o heredarse. De esta posición de inferioridad e incapacidad legal, el Islam llevó a las mujeres a una posición de gran influencia y prestigio dentro de la familia y la sociedad.

El Islam dio a este sector oprimido de la sociedad, al igual que otros grupos y clases sociales, su lugar legítimo en la vida. En un mundo donde la mujer no era más que un objeto de uso y placer sexual para el hombre, y en un tiempo que los círculos religiosos alegaban sobre si la mujer era un ser humano o no, con alma propia.

Hombres y mujeres son de la misma familia, y como tal, tienen los mismos derechos y deberes.

El Islam eliminó algunos de los falsos conceptos sobre la mujer. Negó, por ejemplo, la idea de que Hawwâ’ (Eva) tentó a Âdam a desobedecer a Allah (SWT), y causó así su perdición. El Corán, explícitamente, dice que ambos desobedecieron, y con esto se afirma que la mujer no es una fuente de maldad. El Corán menciona a varias mujeres con gran respeto, por ejemplo, las esposas de Âdam, Ibrâhîm (Abraham), las madres de Mûsâ (Moisés) y ‘Îsâ (Jesús). Algunas de ellas (Maryam (María) y Sara) fueron visitadas por Ángeles y conversaron con ellas. Esto pone claramente a la mujer sobre un pedestal de respetabilidad social y personal que jamás habían gozado antes.

La civilización islámica se apoya en dos principios capitales:
- Primero, el creer en un Dios Único, que es el Señor y Creador de todos los humanos. Así todos los humanos son iguales y tienen derechos y obligaciones similares como siervos de Allah (SWT).
- Segundo, que todos los humanos, hombres y mujeres, están creados “de una sola persona" (O
también “de un solo par, de un macho y una hembra”).

En otras palabras, son hijos de los mismos padres, miembros de una misma familia y tienen derechos y deberes similares. Si el primer principio representa la unión Allah (SWT) -hombre, el segundo sostiene los lazos sanguíneos o relaciones del hombre con su prójimo (hombre o mujer).

El Profeta Muhammad (SAWS) dijo:
La palabra Ar-rahm (útero) deriva su nombre de Ar-Rahmán (El Misericordioso, uno de los nombres de Allah (SWT))” y Allah (SWT) dijo:
Mantendré buenas relaciones con aquel que mantenga buenas relaciones contigo, y cortaré relaciones con aquel que corte relaciones contigo”.

La mujer (o Ar-rahm - útero) ocupa así una posición central en la sociedad humana.

El Islam elevó la posición de la mujer en la sociedad y se le trató con igualdad al hombre, y en algunos casos, como madre por instancia, le dio claramente un precedente sobre el hombre.

En la transformada sociedad islámica, el tener una hija no fue más un estigma o una causa de vergüenza, sino una fuente perpetua de bendiciones y un medio de complacer a Allah (SWT). El Profeta (SAWS) dijo: “Si alguno de vosotros cuida tres hijas, las disciplina, las hace casar y es amable con ellas, irá al Paraíso”.

El Islam dio a la mujer una identidad independiente, y declaró que sus alcances morales y espirituales dependen solamente de su propia iniciativa. Al igual que el hombre, su éxito o su fracaso descansa sobre sus propias creencias y actitudes, conducta y comportamiento. Ella es un ser responsable con derechos propios y lleva una carga de obligaciones morales y espirituales. El Profeta Muhammad (SAWS) dijo: “Cada uno de vosotros es guardián y responsable por lo que está a su cargo. El gobernante está a cargo de sus gobernados y es responsables de ellos; el esposo es guardián de su familia y es responsable de ella; la esposa es el guardián del hogar de su esposo y es responsable de él.”

Es un hecho que el Corán presenta a las mujeres como un ejemplo a seguir para los creyentes al igual que para los no creyentes. En la Sura La Prohibición "At-Tahrîm" leemos:
Allah pone un ejemplo a los que se niegan a creer. La mujer de Nûh y la mujer de Lût. Ambas estuvieron bajo dos de nuestros siervos justos y ambas los traicionaron. Pero no les sirvió de nada ante Allah. Se dijo: ¡Entrad ambas en el Fuego con los que han de entrar! Y Allah pone un ejemplo a los que creen: La mujer de Faraón cuando dijo: ¡Señor mío! Haz para mí una casa, junto a Ti, en el Jardín, y sálvame de Faraón y de sus actos; y sálvame de la gente injusta. Y Maryam, de ‘Imrân, la que guardó su vientre, e insuflamos en él algo de Nuestro Espíritu; y que creyó en la verdad de las palabras de su Señor, en Sus Libros y fue de las obedientes”. (La Prohibición 66: 10-12).

Para permitir, tanto a la mujer como al hombre, alcanzar su potencia total, el Islam provee un marco social y busca crear una atmósfera de moral saludable. En el Islam la mujer, sin considerar su estado marital, es completamente capaz de comprar, adquirir, vender y heredar :
A los hombres les pertenece una parte de lo que dejan los padres y los parientes, y a las mujeres les pertenece una parte de lo que dejen los padres y los parientes, sea poco o mucho. Es una parte preceptiva”. (Las Mujeres 4: 7)

Como un ente legítimo, su Matrimonio no se realiza sin su consentimiento, y donde un caso extremo se presente, ella podrá divorciarse de su marido. El Imâm Málik registró en Al-Muwatta, que una viuda llamada Jansa fue entregada por su padre en matrimonio. Ella desaprobó tal acción y fue a ver al Mensajero de Allah (SAWS), y él revocó el Matrimonio. En otra ocasión, una mujer virgen vino al Profeta (SAWS) y mencionó que su padre la había casado en contra de su voluntad. Entonces el Profeta (SAWS) le permitió elegir su marido.

Las mujeres musulmanas han sido compañeras, con igualdad, de los hombres en todos los ámbitos. La función más importante de la comunidad musulmana, como se describe en el Corán, es: “Prescribir el bien y prohibir el mal”.

En esto, mujeres pueden contar con los hombres:
Los creyentes y las creyentes son aliados unos de otros, ordenan el bien y prohíben el mal, cumplen con la oración prescrita, pagan el Zakât y obedecen a Allah y a Su Mensajero. Allah tendrá misericordia de ellos: ciertamente, Allah es Poderoso y Sabio. Allah prometió a los creyentes y a las creyentes jardines por donde corren los ríos, en los que disfrutarán eternamente, y hermosas moradas en los Jardines del Edén [Se dice que significa residencia o estancia de la raíz “Adana”; porque en esos Jardines está el lugar de la eternidad. Y se corresponde con el término Edén]; y sabed que la complacencia de Allah es aún superior. Éste es el éxito grandioso”. (El Arrepentimiento 9: 71-72)


El conocimiento, que es base de todo progreso y avance, es obligatorio para todo musulmán, sea hombre o mujer. Así que, cuando una dama reclamó al Profeta (SAWS): “Mensajero de Allah (SAWS), los hombres han monopolizado todo lo que has dicho. Señala para nosotros un día en el que tú puedas enseñarnos lo que Allah (SWT) te ha enseñado.”

Él indicó el día, hora y lugar para instruirlas separadas de los hombres para que aprendieran.

Â’isha ocupa una posición única en la historia del Islam, no porque fuese esposa del Profeta (SAWS), sino porque ella fue una de las más grandes maestras que el Islam haya tenido. En la nueva comunidad islámica, las mujeres eran tan activas y bien informadas.

La Mujer ante las difamaciones

El Islam enalteció a la mujer y la equiparó al hombre, al punto que en el Sagrado Corán recibe un
trato igualitario con su pareja (es prácticamente el único libro sagrado que se dirige a la mujer como
tal y la trata en pie de igualdad con el hombre). La mujer es valorada en la sociedad islámica por su
inteligencia y virtud.

Desde sus mismos orígenes el Islam le otorgó a la mujer derechos y privilegios que la mujer occidental, en la mayoría de los países, sólo obtuvo en este siglo, como el libre manejo de sus bienes, la capacidad de testar, el derecho al divorcio, la separación de gananciales, el derecho a recibir un salario por tareas realizadas en su propio hogar, etc..

La mujer es, para el Islam, un tesoro incalculable, un bien fundamental sobre el que se cimienta la familia, núcleo de la sociedad. El Profeta (SAWS) destacó enormemente el valor de la mujer como compañera del hombre, esposa y madre. Colocó a la madre en una jerarquía tres veces superior a la
del padre, y dijo: “El Paraíso yace a los pies de las madres”, y prometió la misma recompensa para quien críe, sustente y eduque en el bien y la fe a una hija mujer.

Pese a esta realidad incuestionable, existe el prejuicio, debidamente alimentado y atizado por los medios masivos de difusión al servicio del imperialismo, de que la mujer es poco menos que esclava en la sociedad islámica; y el blanco preferido de esta crítica es el pudor de la mujer musulmana que cubre su cuerpo y no lo exhibe como en un escaparate.

Lo que en otra época, en una sociedad más sana, se hubiera valorado como un signo de virtud y nobleza, hoy, invirtiendo los valores, se denuncia como degradación y humillación. No olvidemos que la mujer musulmana hoy, como hace catorce siglos, se viste igual que lo hacía Maryam (María), la madre de ‘Îsâ (Jesús), la paz sea con ambos, a quien cualquier mujer occidental cristiana dice venerar pero no imita.

La realidad que se esconde detrás de esta situación es muy otra. La mujer occidental moderna es un pobre ser esclavo de la moda y de un estereotipo femenino artificial. La mujer vale solamente por su
cuerpo y su apariencia, poco importa su inteligencia. Y para cumplir con el “modelo'”que la sociedad le impone muchas mujeres llevan la peor de las vidas, detrás de dietas y trabajando sólo para satisfacer sus necesidades de vestuario.

Este es el resultado deplorable de la pretendida liberación femenina que, más que liberar a la mujer terminó convirtiéndola en esclava de toda una forma de consumo. El gran logro del sistema capitalista y consumista que agobia a occidente es precisamente el haber incorporado de lleno a la mujer al ámbito del consumo y la producción. Medítese sino unos breves instantes en todos los productos de esta sociedad que tienen como destinatario a un prototipo de mujer artificial, creado de la nada en las últimas décadas, y que sólo ha alineado a la mujer de su esencia y sus verdaderos valores, convirtiéndola (igual que al hombre), en un ser infeliz insatisfecho y desequilibrado.

Ejemplos de mujeres creyentes en el Sagrado Corán

El Sagrado Corán nos presenta a algunas mujeres monoteístas y pide a todos los seres humanos seguirlas y tomarlas corno ejemplo. Tenemos allí a Sara, esposa del Profeta Ibrâhîm (Abraham).

El Sagrado Corán cuando se refiere a ellos afirma que, de la misma manera que Ibrâhîm (Abraham) tenía el don de poder percibir lo invisible y comunicarse con el mundo angelical, su esposa Sara, también tenía este don. Cuando los Ángeles, enviado de Allah (SWT), descendieron para anunciarles la llegada de un hijo (cuando Ibrâhîm (Abraham) tenía 120 años y Sara 90 años), Sara sorprendida habló a los ángeles:
Dijo: ¡Ay de mí! ¿Cómo voy a dar a luz si soy anciana, y éste mi marido también es un anciano? ¡Realmente, esto es algo asombroso! Dijeron: ¿Te asombras del mandato de Allah? ¡Que la misericordia de Allah y Su bendición sean con vosotros, gente de la casa! Verdaderamente, Él es Digno de alabanza, Glorioso”. (Hûd 11: 72-73)

El segundo ejemplo es la madre de Mûsâ (Moisés) que también es mencionada en el Sagrado Corán y muy elogiada.

Ella había alcanzado un grado tan elevado de espiritualidad que recibía también la inspiración divina:
E inspiramos a la madre de Mûsâ: Amamántalo y cuando temas por él, déjalo en el río, y no temas ni te entristezcas porque te lo devolveremos y haremos de él uno de los enviados”. (El Relato 28: 7)

El siguiente ejemplo que cita el Corán es Maryam (María), madre de ‘Îsâ (Jesús), que es presentada como modelo para la humanidad no sólo para las mujeres. Maryam (María) era poseedora de una jerarquía espiritual tan elevada que, en ocasiones, superaba al de algunos Profetas. Maryam (María), repetidas veces recibió comida celestial.

Haciendo un estudio de la vida de Maryam (María) llegarnos a cuatro conclusiones:
1.- Su elevada jerarquía espiritual.
2.- La igualdad del hombre y la mujer para alcanzar grados elevados de espiritualidad.
3.- Su tolerancia y su fuerza interior frente a aquéllos que la acusaban.
4.- La superioridad de su rango respecto a muchos hombres de su época.
Y cuando dijeron los ángeles: ¡Maryam! Allah te anuncia una palabra procedente de Él, cuyo nombre [de él] será el Ungido [en árabe Al-Masih, que se corresponde con Mesías], ‘Îsâ, hijo de Maryam. Será distinguido en esta vida y en la Otra. Y se contará entre los más próximos a Allah”. (La Familia de ‘Imrân 3: 45).

Otra de las mujeres que el Corán presenta como ejemplo para los creyentes es Âsia, esposa del Faraón.

A pesar de haberse encontrado en un ambiente ateo fue una de las primeras personas que creyó en la profecía de Mûsâ (Moisés).

Naturalmente, el Faraón, no toleró ello y trató por todos los medios de conseguir que renunciara a su fe. Al verse fracasado en su intento, la torturó hasta martirizarla. Dice el Corán al respecto :
Y Allah pone un ejemplo a los que creen: La mujer de Faraón cuando dijo: ¡Señor mío! Haz para mí una casa, junto a Ti, en el Jardín, y sálvame de Faraón y de sus actos; y sálvame de la gente injusta”. (La Prohibición 66 : 11).

Hubo tres mujeres que se encargaron del desarrollo y educación de Mûsâ (Moisés), su madre, su hermana y la mujer del Faraón. Ellas tres; lucharon contra la agobiante situación política de aquella época hasta poder conseguir el triunfo de Mûsâ (Moisés).

En el Cristianismo vemos a la Virgen Maryam (María) que fue la merecedora de traer al mundo a un Profeta, quien podía comunicarse naturalmente a través de la palabra con los Ángeles y quien luchó junto a ‘Îsâ (Jesús) contra los tiranos de entonces.

Estudiando la última de las religiones monoteístas, el Islam, observarnos el gran sacrificio y lucha de Jadîya, la esposa del Profeta Muhammad (SAWS), de Fâtima, su hija, y de algunas otras mujeres creyentes, quienes ofrecieron sus vidas, su bienes, sus hijos y todo lo que tenían en pro del avance del Islam.

¿Cómo Protege el Islam a la Mujer, de la Violencia Doméstica?

Una de las tareas principales emprendidas tras el Islam es la protección de la vida humana contra la desintegración, el desorden, el maltrato y la violencia en todas sus formas, mediante leyes y valores éticos racionales.

En el Islam la familia es la piedra angular del edificio social y la que organiza, dirige y apoya el orden de la sociedad.

La vida familiar, desde el punto de vista islámico es fuente de felicidad, amor y afecto, potenciándose el compañerismo y seguridad espirituales entre los esposos y los niños.

En el Islam, la mujer tiene una posición de honor, un alto grado de respeto como individuo y como elemento imprescindible en la sociedad de la que forma parte en todas sus facetas. Además de sus derechos civiles y legales, goza de este respeto, del amor y el afecto que más merece. La mujer como hija, como esposa-compañera, como madre y como mujer que es, está considerada la reina de la sociedad. Por ello, un derecho que nos ha sido otorgado por Allah (SWT) y no puede ser le arrebatado por los hombres.

El Islam llegó a atender sus inquietudes psicológicas, espirituales o afectivas y también sus necesidades físicas, en las que se incluyen las sexuales, pues para el Islam la sexualidad es una necesidad básica del ser humano, ya sea mujer u hombre.

Se prohibieron los malos tratos y cualquier forma de violencia física o psíquica. Más de ochenta versículos del Corán tratan sobre estos temas.

El Profeta Muhammad (SAWS) afirma que el mejor musulmán es aquel que mejor se comporta con su familia: “El más perfecto en fe de entre los creyentes es aquel que es el más bondadoso y trata mejor a su esposa.”

Es un deber, pues para el marido armonizar con su esposa, de forma equitativa y amable. Debe tratarla con justicia, respetar sus sentimientos, complacerla gentilmente y considerarla siempre. No debe la mujer recibir animadversión alguna ni ser sometida a ansiedades ni incertidumbres.

Muhammad (SAWS), en su último sermón durante la Peregrinación dijo: “¡Vosotros! Tenéis derechos sobre vuestra esposa y vuestra esposa tiene derecho sobre vosotros. Tratad a vuestra esposa con amor y gentileza.”

Así los papeles del hombre y la mujer se complementan como pareja. Derechos y responsabilidades de ambos sexos son iguales y equilibrados en su totalidad.

La Voz de una Mujer en el Islam

Muchos musulmanes han adoptado la ética Judeo-Cristiana que ve a las mujeres como la fuente de la tragedia humana debido a su alegado papel bíblico como las tentadoras que sedujeron a Âdam en desobediencia a su Señor. Tentando a su marido a comer la fruta prohibida, ella no solamente desafió a Allah (SWT), sino que causó la expulsión de la humanidad del Paraíso, instigando así todo el sufrimiento humano temporal. Esos misóginos que sostienen este mito bíblico, rastrean en archivos de las literaturas pseudo-islámicas tales como Ahadîz falsos y débiles.

Este viejo mito del testamento es un creencia extensamente difundida en la comunidad islámica a pesar del hecho de que Allah (SWT) en el Corán testimonia que era Âdam solamente responsable de su error. El Corán dice:
Ya hicimos antes un pacto con Âdam, pero olvidó y no le encontramos resolución”. (Tâ Hâ 20: 115)

Y ambos comieron de él. Entonces se les mostraron sus partes pudendas y comenzaron a taparse con hojas del Jardín. Âdam desobedeció a su Señor y malogró [lo que tenía]. Luego su Señor lo escogió, se volvió sobre él y lo guió”. (Tâ Hâ 20: 121-122)

Por lo tanto, no hay nada en la doctrina islámica o en el Corán que sostenga que las mujeres son responsables de la expulsión de Âdam del Paraíso o de la consiguiente miseria de la humanidad. Sin embargo, la misoginia abunda en las declaraciones de muchos "eruditos" islámicos y de “Imames”.

El resultado de tal interpretación de Ahadîz y de la negatividad esparcida es que sociedades enteras han maltratado a sus miembros femeninos a pesar del hecho de que el Islam ha honrado y ha autorizado a la mujer en todas las esferas de la vida. La mujer en ley islámica son iguales que los hombres. Ella es tan responsable por sus acciones como es responsable un varón. Su testimonio es exigido y válido ante un tribunal. Sus opiniones se buscan y se actúa basándose en ellas.

Contrariamente al pseudo Hadîz: “consulta a mujeres y haz lo contrario”, el Profeta (SAWS) consultó a su esposa, Umm Salama en una de las decisiones más importantes para la comunidad musulmana. Tales referencias a las actitudes positivas del Profeta (SAWS) hacia las mujeres, refutan el único Hadîz falsamente atribuido a ‘Alî ibn Abî Tâlib: “la mujer es todo mal y el mal más grande sobre ella es el que el hombre no puede hacer por ella”.

La propaganda de tal negatividad contra las mujeres ha conducido a muchos “eruditos” e “Imames” a hacer normas irreales sobre el discurso femenino. Demandan que las mujeres deben bajar su voz a los susurros o aún al silencio, excepto cuando hablan a su marido, a su guarda o a otras mujeres. El acto femenino de la comunicación se ha convertido para algunos en una fuente de la tentación y de la seducción al varón.

Un ejemplo coránico de una mujer que habla en público, es la hija del Sheij mencionado en el Corán:
Y cuando llegó a la aguada de Madyan encontró a un grupo de gente [Ummah] abrevando a sus rebaños y apartadas de ellos a dos mujeres que mantenían a su ganado alejado, les dijo: ¿Qué os pasa? Dijeron: No podremos abrevar hasta que no se vayan los pastores, nuestro padre es muy anciano”. (El Relato 28: 23)

Además, el Corán narra la conversación entre Sulaymân (Salomón) y la reina de Saba así como entre ella y sus súbditos. Todos estos ejemplos apoyan la Fatwa de que se permite a las mujeres expresar su opinión en público, porque cualquier cosa que fue prescrita a los que nos precedieron antes, está prescrita para nosotros, a no ser que sea rechazado unánimemente por la doctrina islámica.

Así la única prohibición es que la mujer hable suavemente y flirteando de una manera que se en tienda para excitar y para tentar al hombre. Esto se expresa en el Corán como el habla complaciente que Allah (SWT) menciona en el Corán:
¡Mujeres del Profeta! No sois como cualquier otra mujer; si tenéis temor [de Allah]. Así pues no seáis suaves al hablar de manera que aquel en cuyo corazón hay una enfermedad pueda sentir deseo; hablad con palabras adecuadas”. (Los Coligados 33: 32)

Lo que está prohibido es el hablar coqueteando que tienta a los que tienen los corazones enfermos, que se pueden mover por deseo y eso no es decir que toda la conversación con las mujeres está prohibida, porque Allah (SWT) termina así el verso:
hablad con palabras adecuadas”. (Los Coligados 33: 32)

Y Allah (SWT) dice:
Toda alma ha de probar la muerte. Os pondremos a prueba con lo bueno y con lo malo y a Nosotros volveréis”. (Los Profetas 21: 35)

Para apoyar este argumento Allah (SWT) dice en el Corán que dos de las bendiciones más apreciadas de la vida, la riqueza y los niños, son pruebas. Allah (SWT) dice: “sabed que vuestra hacienda y vuestros hijos constituyen una tentación”.

Una mujer, a pesar de las bendiciones que ella concede en sus relaciones, puede ser también una prueba, porque puede distraer a un hombre de su deber hacia Allah (SWT). Así, Allah (SWT) crea la conciencia de cómo las bendiciones pueden ser distracciones, de modo que se conviertan en maldiciones. Los hombres pueden utilizar a sus esposas como excusa para no realizar el Jihad o para evitar el sacrificio y perseguir la abundancia. Allah (SWT) advierte:
¡Vosotros que creéis! Ciertamente, entre vuestras esposas e hijos hay enemigos para vosotros, guardaos, pues, de ellos. Pero, si sois indulgentes, pasáis por alto y perdonáis; ciertamente, Allah es Perdonador y Compasivo”. (El Desengaño 64: 14)

La pobreza es una maldición de la cual el Profeta (SAWS) buscó refugio en Allah (SWT). Él no quería decir que su Ummah debía privarse de la riqueza y abundancia porque él dijo : "lo mejor de la buena abundancia es para la persona piadosa".

El Corán menciona a los hombres (Muslim) y las mujeres musulmanas (Muslimat) como ayuda y bienestar el uno para el otro, aquí y en el más allá. El Profeta (SAWS) no condenó las bendiciones que Allah (SWT) ha proporcionado para su Allah (SWT). Más bien el Profeta (SAWS) deseaba guiar a los musulmanes y su Ummah lejos de la deslizante cuesta cuyo agujero sin fondo es un fango de crueldad y deseo.

¿Qué brinda el Islam a la mujer occidental?

1.- El Islam ofrece a la mujer unas pautas de comportamiento que son la receta perfecta para un proceder digno y conforme al estatus que Allah (SWT) le ha dado.
2.- La forma de vida con que el Islam envuelve a la mujer la va ataviando de virtudes excelsas que la protegen y guían a niveles superiores de entendimiento.
3.- Todo el potencial humano, tan ínfimamente utilizado por el individuo común, despierta y se desarrolla gracias al seguimiento de los preceptos señalados en el Sagrado Corán y en las tradiciones del santo Profeta (SAWS) y que benefician particularmente a la mujer.

No podemos cerrar los ojos a los problemas e inquietudes reales de la mujer occidental que abraza el Islam. A partir de que da su Testimonio de Fe y se convierte en musulmana (sometida a Allah (SWT)), esta persona puede encontrarse con diferentes problemas que no siempre sabe cómo resolver:
1.- La necesidad de una autoridad legal, que sea conocedora de la idiosincrasia occidental, que de respuesta a las necesidades de la mujer musulmana y pueda dar solución a sus problemas concretos.
2.- Posibilidad de ayuda legal y moral a mujeres en situación de indefensión.
3.- Modificar gradualmente a través de charlas y todos los medios posibles, la falsa opinión que se
tiene de la mujer en el Islam.
4.- Denunciar la hipocresía y el trato discriminatorio y de humillación hacia las emigrantes musulmanas que son intimidadas para que renuncien al Hiyâb y a otros preceptos islámicos como condición para acceder a un puesto de trabajo y a la legalización de su residencia.
5.- Problemas inherentes a la Poligamia. La necesidad de hablar más del tema y conocer los pros y contra de la misma.
6.- El grave problema para la mujer, que ni su padre o hermanos son musulmanes y no la pueden representar ni velar por ella, pues lo más fácil es que caigan en el error, por ignorancia, y sus consejos puedan no ayudarla.
7.- Mujeres jóvenes que abrazan el Islam y se casan seguidamente con el primer musulmán que las pide en Matrimonio, desconociendo sus derechos y la importancia de educarse islámicamente antes de dar un paso tan importante como es el Matrimonio.
8.- Problemas legales, económicos y falta de guía y apoyo moral a madres divorciadas.
9.- Jóvenes solteras musulmanas que, debido a sus estudios o al ambiente laboral, se relacionan principalmente con hombres no musulmanes.

La cuestión más importante y clave para el éxito, tanto personal como de la Ummah en general, es la unión. Es sabido que la sociedad occidental ha utilizado y utiliza todos los medios a su alcance y todo su poder para acabar con la cultura, las tradiciones y la religión islámica, aunque bien es cierto que, un pequeño sector de la sociedad está por la pluralidad y la libertad de credos. Pero no nos dejemos engañar y no esperemos que otros vengan a solucionar nuestros problemas.

Es fundamental, para mantener nuestro Islam vivo y “actual”, el agruparnos, reunirnos, organizar charlas y procurar estar siempre en contacto con otros musulmanes que son nuestro punto de referencia y, sobretodo, facilitar a nuestras/os hijas/os el encuentro con otros jóvenes musulmanes.

Igualmente, ante cualquier duda, se debe consultar a una persona cualificada, con autoridad y conocedora de las leyes de la Sharî‘ah, para que nos oriente y actuemos siempre dentro de lo Halal (lícito), evitando lo dudoso. Si seguimos estas reglas nos ahorraremos los problemas y sufrimientos de males mayores.

Alimentar nuestro espíritu, fortalecer nuestra fe y tener más confianza en Allah (SWT), parecen frases hechas que oímos una y otra vez, que sabemos son ciertas, pero que en realidad no han entrado en nuestro corazón. Sólo a través de la reflexión y oración sincera podremos beneficiarnos
verdaderamente de su contenido.

Quizás sea el momento, teniendo en cuenta que en países como Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, el número de musulmanes se suma por millones, de que la mujer cuente con un organismo legal y plural al que pueda dirigirse en busca de información, asesoramiento y conocimiento sobre el Islam y la ayude a entrar con paso firme en esta vía de sometimiento a Allah (SWT) sabiendo ver y valorar todos los beneficios, que seguir el camino recto de Allah (SWT), comporta. Vivir en esta sociedad que no cree en Allah (SWT).

No vamos a marginarnos, ni a guardar silencio ni a esconder nuestra condición de gente temerosa de Allah (SWT). Vamos a participar en todas las cosas buenas que brinda la sociedad y a saber rechazar con firmeza lo que nos perjudica y a estar vigilantes en la educación de nuestros hijos en las escuelas. No vamos a cambiar nuestra forma de vestir y dejar de sentirnos orgullosas de ser musulmanas. Vamos a reclamar nuestros derechos y a enseñar con el ejemplo, la exquisita educación que nos legó el Profeta Muhammad (SAWS).

A partir de un mismo interés: crecer personalmente en humanidad, fortalecer el Bien y frenar el Mal que se apodera de la sociedad y poner en práctica con libertad de nuestro sometimiento a Allah (SWT) (por algo nos llamamos musulmanes).

Para las que tenían dudas de si la mujer occidental puede abrazar el Islam, le decimos que sí; es posible... si lo que busca es una vía que lleve a la felicidad, paz interior y perfeccionamiento como ser humano. En cuanto a las formas externas, todo depende bajo qué prisma se mire y bajo qué grado de fe se viva. Desde luego, si las convicciones no son fuertes o no tiene formada una sólida base islámica, es probable que cualquier dificultad, se transforme en una gran montaña a escalar. Allah (SWT) nos dice:
El mes de Ramadân, en el cual se hizo descender el Corán, guía para la gente y evidencias claras de la Guía y del Discernimiento. Así pues, quien de vosotros vea el mes [es decir la luna nueva, que indica el comienzo del mes de Ramadân], que ayune, y el que esté enfermo o de viaje que lo haga por el mismo número de otros días. Allah quiere para vosotros la facilidad y no la dificultad; pero quiere que completéis el número [de días] y que proclaméis la grandeza de Allah por haberos guiado. ¡Quizás así agradezcáis!”. (La Vaca 2: 185)

Luchad [Yihâd] por Allah como se debe luchar por Él. Él os ha elegido y no ha puesto ninguna dificultad en la práctica de Adoración; la religión de vuestro padre Ibrâhîm, Él os llamó antes musulmanes. El Mensajero es testigo para vosotros de ello así como vosotros lo sois para los hombres. Así pues, estableced el Salât, entregad el Zakât y aferraos a Allah. Él es vuestro Dueño. ¡Y qué excelente Dueño y qué excelente Protector!”. (La Peregrinación 22: 78)

La escala de valores, de la mujer musulmana, difiere totalmente del tipo de mujer moderna y liberada, cuyos objetivos en la vida son conseguir éxito profesional y solvencia económica. Nada que ver la una con la otra. En la mujer musulmana existe una visión profunda como ser humano donde todas esas virtudes que el individuo occidental desprecia o simplemente le resultan indiferentes, están firmes y se mantienen veladas para los profanos. Lo que más cuesta es hacer la voluntad de Allah (SWT) en esta sociedad donde continuamente la publicidad, los carteles en las calles, la radio, la televisión, todo alrededor, es como un enemigo que te hiere... te hiere la vista, los oídos, el corazón. Duele salir a la calle a enfrentarte a una realidad con un nivel que raya en la bestialidad.

Hay que empezar por desear una calidad de vida digna, una moral sana... este es el deseo y necesidad más inmediata de todo ser sensible y el Islam llega a ser una alternativa de vida muy beneficiosa para la mujer occidental que no se identifica con el modelo y los valores materialistas que hoy en día proliferan.

Es el momento de que la mujer musulmana cuente con el conocimiento necesario sobre el Islam, de una manera clara y actual, que la ayude a desenvolverse dentro de las sociedades occidentales, sin tener que hacer concesiones que debiliten su fe.

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