Durante
miles de años, con contadas excepciones la mujer ha estado sometida
y dominada por el hombre, quien le restringe sus derechos y
libertades, así como pisotea y humilla su personalidad y
orgullo.
La
historia nos demuestra como en Europa
y en todo el mundo la mujer era despreciada, se le trataba sin darle
ninguna importancia, los sabios y filósofos discutían sobre ella,
si poseía alma o no, y en caso de tener alma ¿sería humana o
animal? y suponiendo que si posee un alma humana, entonces, su
posición social en cuanto al hombre, ¿Es la posición de los
esclavos, o es un poco más elevada que ellos?
En
otras civilizaciones como la del Imperio
Romano
que abarca casi diez siglos, años 500 antes de nuestra era hasta 476
de nuestra era, la mujer se encontraba en una tutela permanente de su
padre o de su marido, la mujer no podía sin ayuda o consentimiento
previo del tutor escoger a su futuro esposo o contraer matrimonio,
tampoco podía disponer de sus bienes, testar o ejercer cualquier
actividad.
Esta
situación de la mujer continuó por mucho tiempo, sin que existiera
ningún cambio práctico, aproximadamente hasta el año 1.900 una
mujer tenía difícilmente algún derecho, la peor catástrofe que ha
afectado a la mujer, llegó con la Revolución
Industrial,
ellas eran explotadas por ser más baratas como trabajadoras que el
hombre.
Entre
los principales logros en la emancipación de la mujer fue la
legislación de 1.882, por medio de la cual se decretó, que en
adelante las mujeres de Gran
Bretaña
gozarían del privilegio sin precedentes de quedarse con el dinero
que ganasen.
En
nuestros tiempos vemos como la mujer, a través de miles de engaños
y fraudes por medios auditivos, visuales, psicológicos, sensoriales,
estéticos, artísticos y banales, utilizan su existencia para
persuadir a los consumidores a adquirir innecesariamente productos,
mancillando su honor y dignidad.
Vemos
como es desnudada en almanaques, revistas, reinados de belleza,
vallas publicitarias, en programas de televisión y en prostíbulos
en general. La mujer dentro del medio social actual, ha caído en un
irrespeto tal que sólo se le mira desde un punto de vista material,
vemos como una persona invita a su hogar a un amigo y éste a la
primera oportunidad falta el respeto a sus hijas, a su esposa o a su
madre.
Algunas
personas que no conocen la realidad del Islam,
o que conociéndola y luego intencionalmente tratan de ocultar lo
justo par desviar a la gente del conocimiento del Islam,
dicen que el Islam
es enemigo de la mujer, que degrada su dignidad y humilla su orgullo,
y la deja aun nivel más cerca del estado puramente animal, que
solamente es un goce sensual para el hombre y un
instrumento
para engendrar, de tal suerte que la mujer está en una posición
inferior al hombre y dominada por él. No existe otra cosa más falsa
y fuera de la realidad que esta afirmación, quien así lo dice
ignora totalmente las normas islámicas. Allah
(SWT)
Todopoderoso
en el Islam
desde hace más de 14 siglos, por medio del Sagrado
Corán
declara la igualdad de hombres y mujeres en la vida, el honor, la
dignidad y en la sociedad en general, respetando los bienes de ambos
(hombres y mujeres), Allah
(SWT)
nos dice que los bienes de todas las personas son sagrados y por lo
tanto está prohibido menoscabar directa o indirectamente, todos
estos derechos son comunes a hombres y mujeres sin ninguna
distinción.
En
el Sagrado
Corán,
Allah
(SWT)
Todopoderoso
nos enseña esta igualdad entre el hombre y la mujer, no solamente
porque nos lo ordena de una manera clara, sino también por cuanto en
muchas Aleyas
Allah
(SWT)
se refiera tanto a la mujer como al hombre en sus derechos y
obligaciones sin hacer distinción.
Veamos:
“Es
verdad que a los musulmanes y a las musulmanas, a los creyentes y a
las creyentes, a los obedientes y a las obedientes, a los veraces y a
las veraces, a los pacientes y a las pacientes, a los humildes y a
las humildes, a los que dan con sinceridad y a las que dan con
sinceridad, a los que ayunan y a las que ayunan, a los que guardan
sus partes íntimas y a las que las guardan y a los que recuerdan
mucho a Allah
y a las que recuerdan; Allah
les ha preparado un perdón y una enorme recompensa”.
(Los
Coligados 33: 35)
También
en el Sagrado
Corán
Allah
(SWT)
les dedicó un capítulo entero (Sura)
la número 4,
dándole por nombre "Las
Mujeres".
Se necesitarían muchos volúmenes, para analizar todas las bondades
y derechos que Allah
(SWT)
le ha dado a la mujer en el Islam
hace más de 14 siglos y que están escritos en el Sagrado
Corán
y los Ahadîz
del Profeta
(SAWS).
El
Matrimonio
Es
importante resaltar que la mujer antes de la Revelación
del Sagrado
Corán,
no tenía el derecho a elegir su futuro esposo, eran los padres de
ella quienes lo escogían y ella debía aceptar así no fuera de su
agrado, pero desde la Revelación
del Sagrado
Corán
(hace 1.413 años). La mujer es quien elige o rechaza al hombre con
el cual quiere formar su hogar (este derecho fue conquistado por la
mujer mucho después en otras sociedades).
El
Islam,
considera el matrimonio un compromiso sumamente serio, por eso los
esposos deben esforzarse por lograr una comprensión y estabilidad
general de pareja, no es permitido en el Islam
los matrimonios de prueba, de duración determinada, el Profeta
(SAWS)
declaró que se condenan a los hombres y mujeres que gozan cambiando
frecuentemente de cónyuge, que disfrutan de pareja por un tiempo, y
luego la cambian por otra, después por una tercera y así
sucesivamente. También es sumamente grave y condenable a los ojos de
Allah
(SWT)
y de los hombres el adulterio o la fornicación, por eso el musulmán
nunca realiza tal acto y su vida la dedica a su hogar y a su esposa,
siempre esta recordando las consecuencias de este acto que trae
consigo la desintegración de la familia, las enfermedades venéreas,
la inmoralidad y la criminalidad.
Los
pasos que hay que tomar para casarse son:
1.-
La Elección
de la Esposa.
Un
musulmán debe escoger una esposa con la cual se pueda mantener una
relación familiar. Esto no puede pasar a no ser que uno se case con
una mujer piadosa, que tema a Allah
(SWT),
y que cumpla con sus deberes, sin ignorar otros aspectos, como
embellecerse para su marido.
El
Profeta
Muhammad
(SAWS)
clarifico las cualidades que hay que buscar en una mujer para casarse
con ella: “Uno debe casarse con una mujer por cuatro razones. Su
riqueza, su linaje, su belleza, y su Dîn
(religiosidad). Cásense por el Dîn,
y así tendréis éxito”.
El
Islam
prepara a los hombres para el matrimonio.
El
Islam
también trata de preparar a las mujeres para ser esposas, cumpliendo
con la descripción del Mensajero
de Allah
(SAWS).
Le preguntaron: “¿Cuál es la mejor mujer?” Él dijo: “Es
aquella que alegra a su marido cuando la mira, le obedece cuando le
da una orden (debe obedecer a su esposo siempre que no le ordene
hacer algo ilegal), y no le desobedece cuando la desea (para
satisfacer sus impulsos sexuales) y le ayuda (económicamente siempre
que el asunto no sea prohibido”.
2.-
Mirar
a la Mujer.
El
Islam
busca establecer relaciones maritales; la persona debe procurar una
pareja atractiva, que tenga buen carácter y modales, para poder
comprometerse con la relación. Por ello, la religión permite que
ambos se miren.
Se
debe tener en cuenta lo siguiente:
a)
Es ilegal que un hombre esté encerrado, solo, con una mujer en
privado.
b)
Debe mirar lo visible de la mujer: rostro, manos, pies, etc.
c)
Debe tener un interés genuino en casarse con la mujer.
d)
No debe hablar con nadie sobre los defectos de esa mujer.
El
Islam
permite interceder por un hombre piadoso para que se case con una
mujer piadosa y se amen.
El
Islam
permite que los tutores masculinos de una mujer la propongan en
casamiento a hombres adecuados, piadosos, luego de que ellas den su
consentimiento, ya que el tutor siempre deberá buscar lo mejor para
la que esté bajo su protección.
3.-
El Contrato
Matrimonial,
la Dote
y la Fiesta
de Casamiento.
Las
condiciones previas al matrimonio son:
a)
Ambas partes deben aceptar y aprobar la unión.
Si
se fuerza a una mujer a que se case, tiene derecho a buscar la
anulación de todo el acto.
Estas
medidas cautelares son adoptadas para que no se desintegre la familia
y se disgregue el mal por la sociedad (o sea, que se engañen ambos
esposos), lo cual ocurre cuando no hay amor en la pareja.
b)
El Tutor
(Mahram)
es un requisito para la validez de un casamiento.
El
Profeta
(SAWS)
dijo: “Ningún casamiento es válido a menos que uno tenga un tutor
y dos testigos confiables (que dan fe de la unión). Si se lleva a
cabo el matrimonio sin esto (el Tutor
y los Testigos),
es un casamiento falso; y si disputan entre ellos, entonces el que
dirige la ceremonia que oficie de Tutor
de aquella mujer que no disponga de uno”.
El
Tutor
debe elegir una persona adecuada que haga feliz a la mujer. En el
caso de que una mujer no tenga Tutor
o su familia le impida casarse con una persona adecuada, aquel que
dirige el acto se convierte en su Tutor.
En
la época pre-islamica, cuando un hombre fallecía, sus Tutores
y familiares “heredaban” a su mujer, aquel que quisiera casarse
con ella podía hacerlo, o no lo permitían hacerlo con otra persona.
c)
Cuando ambas partes están de acuerdo, es obligatorio para el esposo
entregar a su mujer la Dote
correspondiente.
El Mahr
(Dote)
debe ser razonable.
Si
se dispusiera alguna condición en el Contrato
Matrimonial,
debe ser cumplida y ambas partes deben cumplir con él.
Para
que se extienda la felicidad, uno debe invitar a la familia y amigos
a un banquete de casamiento.
Su
propósito es el de hacer publica la unión. Uno no debe ser
extravagante y dilapidador con el banquete.
Es
obligación para aquel que esta invitado a una recepción de
casamiento acudir, a menos que tenga una razón valida para no
hacerlo.
Los
invitados que participan en la fiesta deben suplicar por sus
anfitriones. También se debe suplicar a Allah
(SWT)
por ambos esposos.
En
esta ocasión está permitido para las mujeres utilizar panderos y
cantar canciones inocentes que no exciten a una persona sexualmente
para hacer publico el matrimonio.
Etiqueta
y Modales para la Fiesta de Casamiento
Cuando
los novios se conocen por primera vez, se aconseja al novio que se
presente de manera agradable y que hable con dulzura a la novia para
comenzar una buena relación y evitar los nervios e incomodidad.
Es
también de la Sunnah
que el novio pose su mano sobre la cabeza de la novia y suplique a
Allah
(SWT).
La
vida familiar
El
Profeta
(SAWS)
llegó a afirmar que el mejor musulmán es aquel que mejor se
comporta con su familia, y que el mayor y más bendito gozo de la
vida se encuentra en una esposa buena y recta, por eso el musulmán
se dedica a su esposa y sigue las indicaciones del Sagrado
Corán
y la Sunnah
del
Profeta
(SAWS)
que ordenan la gentileza con su esposa, es un deber del marido
armonizar con su esposa de manera equitativa y amable, cumpliendo el
mandato divino, es su responsabilidad en cuanto el entero
mantenimiento de la mujer, que debe cumplir alegremente sin
reproches, injurias o condescendencias.
Este
mantenimiento implica el darle vivienda, vestirla, alimentarla, darle
atención y bienestar en general de acuerdo a sus medios y estilo de
vida.
Además
el musulmán debe tratar a su esposa con justicia, respetar sus
sentimientos, hacerla objeto de gentilezas y consideración. No debe
la mujer recibir animadversión alguna por parte del marido, ni ser
sometida a ansiedades o incertidumbres. El musulmán también
recuerda el último sermón del Profeta
(SAWS)
cuando durante la Peregrinación
dijo entre otras cosas: “¡Vosotros! tenéis derechos sobre vuestra
esposa y vuestra esposa tienen derecho sobre vosotros. Tratad a
vuestra esposa con amor y gentileza. Es verdad la habéis tomado como
un encargo de Allah
(SWT)
y la habéis hecho legitima con la palabra de Allah
(SWT).
Sed siempre fieles al encargo que os confía y evitad los pecados”.
El
Divorcio
El
Matrimonio
en el Islam,
es solemne, sagrado, en el que Allah
(SWT)
interviene como primer testigo y primera parte, se suscribe en Su
nombre, en obediencia a Allah
(SWT)
y de acuerdo con sus mandatos. Por lo tanto no es un simple contrato
civil o comercial en el que se evalúan beneficios materiales y
obligaciones contrapuestas entre sí.
El
Islam
considera al casamiento como un ritual bendito, y es por ello que
busca fortalecer la relación entre marido y mujer. Allah
(SWT)
describe al contrato matrimonial como: “un pacto fuerte y firme”.
El
musulmán desde el momento en que se casa, sabe que es una relación
permanente y de continua armonía no sólo entre el hombre y la
mujer, sino también entre éstos y Allah
(SWT).
Si
bien el casamiento es bendito y sagrado en el Islam,
se permite el Divorcio,
a pesar de que el Profeta
(SAWS)
lo describió de la siguiente manera: “La cosa legal que más le
disgusta a Allah
(SWT)
es el divorcio”.
El
Divorcio
es el último recurso al que la pareja debe acudir si existen
obstáculos muy graves que no permiten la reconciliación. El Profeta
(SAWS)
lo describe como la cosa más detestable de todos los medios
legítimos a los ojos de Allah
(SWT).
Cuando
no puede continuar la relación marital, el divorcio es una
alternativa, porque previene que se esparza el mal en la comunidad,
por ejemplo, el esposo engañando a su mujer, o viceversa.
Para
llegar al divorcio tanto el hombre como la mujer deben cumplir con
los siguientes pasos:
1.-
Las dos partes afectadas deben tratar de resolver sus disputas entre
sí, tratando el tema de la mejor manera.
2.-
Si no lo consiguen, deben encargarse dos árbitros, uno de la familia
del marido y otro de la familia de la esposa quienes tratarán de
poner paz entre ellos y zanjar sus diferencias.
3.-
Se aplica el divorcio. La Ley
Islámica
requiere que sea aceptado por ambas partes y que se conceda con
dignidad y con el debido respeto.
El
Divorcio
es obligatorio (Uáyib)
en los siguientes casos:
1.-
Cuando los dos Jueces
(uno de la familia de la esposa, y uno de la familia del esposo)
deciden que la pareja debe separarse.
2.-
Cuando la esposa no acepta las Enseñanzas
Islámicas,
o no es casta. Esto también se aplica al marido, ya que la mujer
debe buscar la separación si él no acepta el Islam
o no protege su castidad.
3.-
Si el esposo toma un voto de castidad, y rehúsa tener relaciones con
su esposa, y no lo hace por mas de cuatro meses.
El
Divorcio
es desaconsejable (Makruh)
cuando una persona se divorcia sin razón. Esto es lo que Iblîs
(Satanás)
trata de hacer (que Allah
(SWT)
lo maldiga).
El
Divorcio
es legal (Mubáh):
esta permitido el Divorcio
si la mujer tiene mal carácter, a pesar de que uno debe ser paciente
con ella, especialmente si tienen un hijo.
El
Divorcio
es prohibido (Harám):
si el esposo se divorcia de su mujer durante su periodo de
menstruación o luego de haber tenido relaciones con ella.
El
Jul en el Islam
El
Jul
es la disolución del matrimonio por pedido de la mujer; también se
le conoce como “Divorcio
Instantáneo”.
Si
la vida matrimonial no está construida con amor, armonía y buen
compañerismo entre el esposo y
su
mujer, se torna miserable y penosa. En este caso, el Islam
ordena que ambos toleren la situación con paciencia.
Si
las condiciones familiares se vuelven insoportables, y el esposo no
puede tolerar mas a su esposa,
puede
divorciarla; si lo mismo le pasa a la esposa, ella puede pedir el Jul
(Divorcio
Instantáneo).
En esta situación, ella debe regresarle a él la Dote
que tomó, con lo cual la relación marital termina de inmediato.
Condición
de la Mujer en el Islam
Para
las mujeres, el Islam
es una bendición especial y el Profeta
(SAWS)
del Islam
es en verdad el más grande de los benefactores de las mujeres. En
Arabia,
antes de que llegara el Islam,
el nacimiento de una niña era considerado una desgracia y vergüenza.
Los padres las enterraban vivas.
Antes
del Islam,
la mujer era considerada como una amenaza para el honor de la familia
y, por eso,
merecedora
de ser enterrada viva en su tierna infancia. Ya adulta, era
considerada un objeto sexual que podía comprarse, venderse o
heredarse. De esta posición de inferioridad e incapacidad legal, el
Islam
llevó a las mujeres a una posición de gran influencia y prestigio
dentro de la familia y la sociedad.
El
Islam
dio a este sector oprimido de la sociedad, al igual que otros grupos
y clases sociales, su lugar legítimo en la vida. En un mundo donde
la mujer no era más que un objeto de uso y placer sexual para el
hombre, y en un tiempo que los círculos religiosos alegaban sobre si
la mujer era un ser humano o no, con alma propia.
Hombres
y mujeres son de la misma familia, y como tal, tienen los mismos
derechos y deberes.
El
Islam
eliminó algunos de los falsos conceptos sobre la mujer. Negó, por
ejemplo, la idea de que Hawwâ’
(Eva)
tentó a Âdam
a desobedecer a Allah
(SWT),
y causó así su perdición. El Corán,
explícitamente, dice que ambos desobedecieron, y con esto se afirma
que la mujer no es una fuente de maldad. El Corán
menciona a varias mujeres con gran respeto, por ejemplo, las esposas
de Âdam,
Ibrâhîm
(Abraham),
las madres de Mûsâ
(Moisés)
y ‘Îsâ
(Jesús).
Algunas de ellas (Maryam
(María)
y Sara)
fueron visitadas por Ángeles
y conversaron con ellas. Esto pone claramente a la mujer sobre un
pedestal de respetabilidad social y personal que jamás habían
gozado antes.
La
civilización islámica se apoya en dos principios capitales:
-
Primero, el creer en un Dios
Único,
que es el Señor
y Creador
de todos los humanos. Así todos los humanos son iguales y tienen
derechos y obligaciones similares como siervos de Allah
(SWT).
-
Segundo, que todos los humanos, hombres y mujeres, están creados “de
una sola persona" (O
también
“de un solo par, de un macho y una hembra”).
En
otras palabras, son hijos de los mismos padres, miembros de una misma
familia y tienen derechos y deberes similares. Si el primer principio
representa la unión Allah
(SWT)
-hombre, el segundo sostiene los lazos sanguíneos o relaciones del
hombre con su prójimo (hombre o mujer).
El
Profeta
Muhammad
(SAWS)
dijo:
“La
palabra Ar-rahm
(útero) deriva su nombre de Ar-Rahmán
(El Misericordioso,
uno de los nombres de Allah
(SWT))”
y Allah
(SWT)
dijo:
“Mantendré
buenas relaciones con aquel que mantenga buenas relaciones contigo, y
cortaré relaciones con aquel que corte relaciones contigo”.
La
mujer (o Ar-rahm
- útero) ocupa así una posición central en la sociedad humana.
El
Islam
elevó la posición de la mujer en la sociedad y se le trató con
igualdad al hombre, y en algunos casos, como madre por instancia, le
dio claramente un precedente sobre el hombre.
En
la transformada sociedad islámica, el tener una hija no fue más un
estigma o una causa de vergüenza, sino una fuente perpetua de
bendiciones y un medio de complacer a Allah
(SWT).
El Profeta
(SAWS)
dijo: “Si alguno de vosotros cuida tres hijas, las disciplina, las
hace casar y es amable con ellas, irá al Paraíso”.
El
Islam
dio a la mujer una identidad independiente, y declaró que sus
alcances morales y espirituales dependen solamente de su propia
iniciativa. Al igual que el hombre, su éxito o su fracaso descansa
sobre sus propias creencias y actitudes, conducta y comportamiento.
Ella es un ser responsable con derechos propios y lleva una carga de
obligaciones morales y espirituales. El Profeta
Muhammad
(SAWS)
dijo: “Cada uno de vosotros es guardián y responsable por lo que
está a su cargo. El gobernante está a cargo de sus gobernados y es
responsables de ellos; el esposo es guardián de su familia y es
responsable de ella; la esposa es el guardián del hogar de su esposo
y es responsable de él.”
Es
un hecho que el Corán
presenta a las mujeres como un ejemplo a seguir para los creyentes al
igual que para los no creyentes. En la Sura
La Prohibición "At-Tahrîm"
leemos:
“Allah
pone un ejemplo a los que se niegan a creer. La mujer de Nûh y la
mujer de Lût. Ambas estuvieron bajo dos de nuestros siervos justos y
ambas los traicionaron. Pero no les sirvió de nada ante Allah.
Se dijo: ¡Entrad ambas en el Fuego con los que han de entrar! Y
Allah
pone un ejemplo a los que creen: La mujer de Faraón cuando dijo:
¡Señor mío! Haz para mí una casa, junto a Ti, en el Jardín, y
sálvame de Faraón y de sus actos; y sálvame de la gente injusta. Y
Maryam, de ‘Imrân, la que guardó su vientre, e insuflamos en él
algo de Nuestro Espíritu; y que creyó en la verdad de las palabras
de su Señor,
en Sus
Libros y fue de las obedientes”.
(La
Prohibición 66: 10-12).
Para
permitir, tanto a la mujer como al hombre, alcanzar su potencia
total, el Islam
provee un marco social y busca crear una atmósfera de moral
saludable. En el Islam
la mujer, sin considerar su estado marital, es completamente capaz de
comprar, adquirir, vender y heredar :
“A
los hombres les pertenece una parte de lo que dejan los padres y los
parientes, y a las mujeres les pertenece una parte de lo que dejen
los padres y los parientes, sea poco o mucho. Es una parte
preceptiva”.
(Las
Mujeres 4: 7)
Como
un ente legítimo, su Matrimonio
no se realiza sin su consentimiento, y donde un caso extremo se
presente, ella podrá divorciarse de su marido. El Imâm
Málik
registró en Al-Muwatta,
que una viuda llamada Jansa
fue entregada por su padre en matrimonio. Ella desaprobó tal acción
y fue a ver al Mensajero
de
Allah
(SAWS),
y él revocó el Matrimonio.
En otra ocasión, una mujer virgen vino al Profeta
(SAWS)
y mencionó que su padre la había casado en contra de su voluntad.
Entonces el Profeta
(SAWS)
le permitió elegir su marido.
Las
mujeres musulmanas han sido compañeras, con igualdad, de los hombres
en todos los ámbitos. La función más importante de la comunidad
musulmana, como se describe en el Corán,
es: “Prescribir el bien y prohibir el mal”.
En
esto, mujeres pueden contar con los hombres:
“Los
creyentes y las creyentes son aliados unos de otros, ordenan el bien
y prohíben el mal, cumplen con la oración prescrita, pagan el Zakât
y obedecen a Allah
y a Su
Mensajero. Allah
tendrá misericordia de ellos: ciertamente, Allah
es Poderoso
y Sabio.
Allah
prometió a los creyentes y a las creyentes jardines por donde corren
los ríos, en los que disfrutarán eternamente, y hermosas moradas en
los Jardines del Edén
[Se
dice
que significa residencia o estancia de la raíz “Adana”;
porque en esos Jardines
está el lugar de la eternidad. Y se corresponde con el término
Edén];
y sabed que la complacencia de Allah
es aún superior. Éste es el éxito grandioso”.
(El
Arrepentimiento 9: 71-72)
El
conocimiento, que es base de todo progreso y avance, es obligatorio
para todo musulmán, sea hombre o mujer. Así que, cuando una dama
reclamó al Profeta
(SAWS):
“Mensajero
de
Allah
(SAWS),
los hombres han monopolizado todo lo que has dicho. Señala para
nosotros un día en el que tú puedas enseñarnos lo que Allah
(SWT)
te ha enseñado.”
Él
indicó el día, hora y lugar para instruirlas separadas de los
hombres para que aprendieran.
‘Â’isha
ocupa una posición única en la historia del Islam,
no porque fuese esposa del Profeta
(SAWS),
sino porque ella fue una de las más grandes maestras que el Islam
haya tenido. En la nueva comunidad islámica, las mujeres eran tan
activas y bien informadas.
La
Mujer ante las difamaciones
El
Islam
enalteció a la mujer y la equiparó al hombre, al punto que en el
Sagrado
Corán
recibe un
trato
igualitario con su pareja (es prácticamente el único libro sagrado
que se dirige a la mujer como
tal
y la trata en pie de igualdad con el hombre). La mujer es valorada en
la sociedad islámica por su
inteligencia
y virtud.
Desde
sus mismos orígenes el Islam
le otorgó a la mujer derechos y privilegios que la mujer occidental,
en la mayoría de los países, sólo obtuvo en este siglo, como el
libre manejo de sus bienes, la capacidad de testar, el derecho al
divorcio, la separación de gananciales, el derecho a recibir un
salario por tareas realizadas en su propio hogar, etc..
La
mujer es, para el Islam,
un tesoro incalculable, un bien fundamental sobre el que se cimienta
la familia, núcleo de la sociedad. El Profeta
(SAWS)
destacó enormemente el valor de la mujer como compañera del hombre,
esposa y madre. Colocó a la madre en una jerarquía tres veces
superior a la
del
padre, y dijo: “El Paraíso
yace a los pies de las madres”, y prometió la misma recompensa
para quien críe, sustente y eduque en el bien y la fe a una hija
mujer.
Pese
a esta realidad incuestionable, existe el prejuicio, debidamente
alimentado y atizado por los medios masivos de difusión al servicio
del imperialismo, de que la mujer es poco menos que esclava en la
sociedad islámica; y el blanco preferido de esta crítica es el
pudor de la mujer musulmana que cubre su cuerpo y no lo exhibe como
en un escaparate.
Lo
que en otra época, en una sociedad más sana, se hubiera valorado
como un signo de virtud y nobleza, hoy, invirtiendo los valores, se
denuncia como degradación y humillación. No olvidemos que la mujer
musulmana hoy, como hace catorce siglos, se viste igual que lo hacía
Maryam
(María),
la madre de ‘Îsâ
(Jesús),
la paz sea con ambos, a quien cualquier mujer occidental cristiana
dice venerar pero no imita.
La
realidad que se esconde detrás de esta situación es muy otra. La
mujer occidental moderna es un pobre ser esclavo de la moda y de un
estereotipo femenino artificial. La mujer vale solamente por su
cuerpo
y su apariencia, poco importa su inteligencia. Y para cumplir con el
“modelo'”que la sociedad le impone muchas mujeres llevan la peor
de las vidas, detrás de dietas y trabajando sólo para satisfacer
sus necesidades de vestuario.
Este
es el resultado deplorable de la pretendida liberación femenina que,
más que liberar a la mujer terminó convirtiéndola en esclava de
toda una forma de consumo. El gran logro del sistema capitalista y
consumista que agobia a occidente es precisamente el haber
incorporado de lleno a la mujer al ámbito del consumo y la
producción. Medítese sino unos breves instantes en todos los
productos de esta sociedad que tienen como destinatario a un
prototipo de mujer artificial, creado de la nada en las últimas
décadas, y que sólo ha alineado a la mujer de su esencia y sus
verdaderos valores, convirtiéndola (igual que al hombre), en un ser
infeliz insatisfecho y desequilibrado.
Ejemplos
de mujeres creyentes en el Sagrado Corán
El
Sagrado
Corán
nos presenta a algunas mujeres monoteístas y pide a todos los seres
humanos seguirlas y tomarlas corno ejemplo. Tenemos allí a Sara,
esposa del Profeta
Ibrâhîm
(Abraham).
El
Sagrado
Corán
cuando se refiere a ellos afirma que, de la misma manera que Ibrâhîm
(Abraham)
tenía el don de poder percibir lo invisible y comunicarse con el
mundo angelical, su esposa Sara,
también tenía este don. Cuando los Ángeles,
enviado de Allah
(SWT),
descendieron para anunciarles la llegada de un hijo (cuando Ibrâhîm
(Abraham)
tenía 120 años y Sara
90 años), Sara
sorprendida habló a los ángeles:
“Dijo:
¡Ay de mí! ¿Cómo voy a dar a luz si soy anciana, y éste mi
marido también es un anciano? ¡Realmente, esto es algo asombroso!
Dijeron: ¿Te asombras del mandato de Allah?
¡Que la misericordia de Allah
y Su
bendición sean con vosotros, gente de la casa! Verdaderamente, Él
es Digno
de alabanza, Glorioso”.
(Hûd
11: 72-73)
El
segundo ejemplo es la madre de Mûsâ
(Moisés)
que también es mencionada en el Sagrado
Corán
y muy elogiada.
Ella
había alcanzado un grado tan elevado de espiritualidad que recibía
también la inspiración divina:
“E
inspiramos a la madre de Mûsâ: Amamántalo y cuando temas por él,
déjalo en el río, y no temas ni te entristezcas porque te lo
devolveremos y haremos de él uno de los enviados”.
(El
Relato 28: 7)
El
siguiente ejemplo que cita el Corán
es Maryam
(María),
madre de ‘Îsâ
(Jesús),
que es presentada como modelo para la humanidad no sólo para las
mujeres. Maryam
(María)
era poseedora de una jerarquía espiritual tan elevada que, en
ocasiones, superaba al de algunos Profetas.
Maryam
(María),
repetidas veces recibió comida celestial.
Haciendo
un estudio de la vida de Maryam
(María)
llegarnos a cuatro conclusiones:
1.-
Su elevada jerarquía espiritual.
2.-
La igualdad del hombre y la mujer para alcanzar grados elevados de
espiritualidad.
3.-
Su tolerancia y su fuerza interior frente a aquéllos que la
acusaban.
4.-
La superioridad de su rango respecto a muchos hombres de su época.
“Y
cuando dijeron los ángeles: ¡Maryam! Allah
te anuncia una palabra procedente de Él,
cuyo nombre
[de
él]
será
el Ungido
[en
árabe Al-Masih,
que se corresponde con Mesías],
‘Îsâ, hijo de Maryam. Será distinguido en esta vida y en la
Otra. Y se contará entre los más próximos a Allah”.
(La
Familia de ‘Imrân
3: 45).
Otra
de las mujeres que el Corán
presenta como ejemplo para los creyentes es Âsia,
esposa del Faraón.
A
pesar de haberse encontrado en un ambiente ateo fue una de las
primeras personas que creyó en la profecía de Mûsâ
(Moisés).
Naturalmente,
el Faraón,
no toleró ello y trató por todos los medios de conseguir que
renunciara a su fe. Al verse fracasado en su intento, la torturó
hasta martirizarla. Dice el Corán
al respecto :
“Y
Allah
pone un ejemplo a los que creen: La mujer de Faraón cuando dijo:
¡Señor
mío! Haz para mí una casa, junto a Ti,
en el Jardín, y sálvame de Faraón y de sus actos; y sálvame de la
gente injusta”.
(La
Prohibición 66 : 11).
Hubo
tres mujeres que se encargaron del desarrollo y educación de Mûsâ
(Moisés),
su madre, su hermana y la mujer del Faraón.
Ellas tres; lucharon contra la agobiante situación política de
aquella época hasta poder conseguir el triunfo de Mûsâ
(Moisés).
En
el Cristianismo
vemos a la Virgen
Maryam
(María)
que fue la merecedora de traer al mundo a un Profeta,
quien podía comunicarse naturalmente a través de la palabra con los
Ángeles
y quien luchó junto a ‘Îsâ
(Jesús)
contra los tiranos de entonces.
Estudiando
la última de las religiones monoteístas, el Islam,
observarnos el gran sacrificio y lucha de Jadîya,
la esposa del Profeta
Muhammad
(SAWS),
de Fâtima,
su hija, y de algunas otras mujeres creyentes, quienes ofrecieron sus
vidas, su bienes, sus hijos y todo lo que tenían en pro del avance
del Islam.
¿Cómo
Protege el Islam a la Mujer, de la Violencia Doméstica?
Una
de las tareas principales emprendidas tras el Islam
es la protección de la vida humana contra la desintegración, el
desorden, el maltrato y la violencia en todas sus formas, mediante
leyes y valores éticos racionales.
En
el Islam
la familia es la piedra angular del edificio social y la que
organiza, dirige y apoya el orden de la sociedad.
La
vida familiar, desde el punto de vista islámico es fuente de
felicidad, amor y afecto, potenciándose el compañerismo y seguridad
espirituales entre los esposos y los niños.
En
el Islam,
la mujer tiene una posición de honor, un alto grado de respeto como
individuo y como elemento imprescindible en la sociedad de la que
forma parte en todas sus facetas. Además de sus derechos civiles y
legales, goza de este respeto, del amor y el afecto que más merece.
La mujer como hija, como esposa-compañera, como madre y como mujer
que es, está considerada la reina de la sociedad. Por ello, un
derecho que nos ha sido otorgado por Allah
(SWT)
y no puede ser le arrebatado por los hombres.
El
Islam
llegó a atender sus inquietudes psicológicas, espirituales o
afectivas y también sus necesidades físicas, en las que se incluyen
las sexuales, pues para el Islam
la sexualidad es una necesidad básica del ser humano, ya sea mujer u
hombre.
Se
prohibieron los malos tratos y cualquier forma de violencia física o
psíquica. Más de ochenta versículos del Corán
tratan sobre estos temas.
El
Profeta
Muhammad
(SAWS)
afirma que el mejor musulmán es aquel que mejor se comporta con su
familia: “El más perfecto en fe de entre los creyentes es aquel
que es el más bondadoso y trata mejor a su esposa.”
Es
un deber, pues para el marido armonizar con su esposa, de forma
equitativa y amable. Debe tratarla con justicia, respetar sus
sentimientos, complacerla gentilmente y considerarla siempre. No debe
la mujer recibir animadversión alguna ni ser sometida a ansiedades
ni incertidumbres.
Muhammad
(SAWS),
en su último sermón durante la Peregrinación
dijo: “¡Vosotros! Tenéis derechos sobre vuestra esposa y vuestra
esposa tiene derecho sobre vosotros. Tratad a vuestra esposa con amor
y gentileza.”
Así
los papeles del hombre y la mujer se complementan como pareja.
Derechos y responsabilidades de ambos sexos son iguales y
equilibrados en su totalidad.
La
Voz de una Mujer en el Islam
Muchos
musulmanes han adoptado la ética Judeo-Cristiana
que ve a las mujeres como la fuente de la tragedia humana debido a su
alegado papel bíblico como las tentadoras que sedujeron a Âdam
en desobediencia a su Señor.
Tentando a su marido a comer la fruta prohibida, ella no solamente
desafió a Allah
(SWT),
sino que causó la expulsión de la humanidad del Paraíso,
instigando así todo el sufrimiento humano temporal. Esos misóginos
que sostienen este mito bíblico, rastrean en archivos de las
literaturas pseudo-islámicas tales como Ahadîz
falsos y débiles.
Este
viejo mito del testamento es un creencia extensamente difundida en la
comunidad islámica a pesar del hecho de que Allah
(SWT)
en el Corán
testimonia que era Âdam
solamente responsable de su error. El Corán
dice:
“Ya
hicimos antes un pacto con Âdam, pero olvidó y no le encontramos
resolución”.
(Tâ
Hâ 20: 115)
“Y
ambos comieron de él. Entonces se les mostraron sus partes pudendas
y comenzaron a taparse con hojas del Jardín. Âdam desobedeció a su
Señor y malogró
[lo
que tenía].
Luego su Señor
lo escogió, se volvió sobre él y lo guió”.
(Tâ
Hâ 20: 121-122)
Por
lo tanto, no hay nada en la doctrina islámica o en el Corán
que sostenga que las mujeres son responsables de la expulsión de
Âdam
del Paraíso
o de la consiguiente miseria de la humanidad. Sin embargo, la
misoginia abunda en las declaraciones de muchos "eruditos"
islámicos y de “Imames”.
El
resultado de tal interpretación de Ahadîz
y de la negatividad esparcida es que sociedades enteras han
maltratado a sus miembros femeninos a pesar del hecho de que el Islam
ha honrado y ha autorizado a la mujer en todas las esferas de la
vida. La mujer en ley islámica son iguales que los hombres. Ella es
tan responsable por sus acciones como es responsable un varón. Su
testimonio es exigido y válido ante un tribunal. Sus opiniones se
buscan y se actúa basándose en ellas.
Contrariamente
al pseudo Hadîz:
“consulta a mujeres y haz lo contrario”, el Profeta
(SAWS)
consultó a su esposa, Umm
Salama
en una de las decisiones más importantes para la comunidad
musulmana. Tales referencias a las actitudes positivas del Profeta
(SAWS)
hacia las mujeres, refutan el único Hadîz
falsamente atribuido a ‘Alî
ibn Abî Tâlib:
“la mujer es todo mal y el mal más grande sobre ella es el que el
hombre no puede hacer por ella”.
La
propaganda de tal negatividad contra las mujeres ha conducido a
muchos “eruditos” e “Imames”
a hacer normas irreales sobre el discurso femenino. Demandan que las
mujeres deben bajar su voz a los susurros o aún al silencio, excepto
cuando hablan a su marido, a su guarda o a otras mujeres. El acto
femenino de la comunicación se ha convertido para algunos en una
fuente de la tentación y de la seducción al varón.
Un
ejemplo coránico de una mujer que habla en público, es la hija del
Sheij
mencionado en el Corán:
“Y
cuando llegó a la aguada de Madyan encontró a un grupo de gente
[Ummah]
abrevando
a sus rebaños y apartadas de ellos a dos mujeres que mantenían a su
ganado alejado, les dijo: ¿Qué os pasa? Dijeron: No podremos
abrevar hasta que no se vayan los pastores, nuestro padre es muy
anciano”.
(El
Relato 28: 23)
Además,
el Corán
narra la conversación entre Sulaymân
(Salomón)
y la reina de Saba
así como entre ella y sus súbditos. Todos estos ejemplos apoyan la
Fatwa
de que se permite a las mujeres expresar su opinión en público,
porque cualquier cosa que fue prescrita a los que nos precedieron
antes, está prescrita para nosotros, a no ser que sea rechazado
unánimemente por la doctrina islámica.
Así
la única prohibición es que la mujer hable suavemente y flirteando
de una manera que se en tienda para excitar y para tentar al hombre.
Esto se expresa en el Corán
como el habla complaciente que Allah
(SWT)
menciona en el Corán:
“¡Mujeres
del Profeta! No sois como cualquier otra mujer; si tenéis temor
[de
Allah].
Así pues no seáis suaves al hablar de manera que aquel en cuyo
corazón hay una enfermedad pueda sentir deseo; hablad con palabras
adecuadas”.
(Los
Coligados 33: 32)
Lo
que está prohibido es el hablar coqueteando que tienta a los que
tienen los corazones enfermos, que se pueden mover por deseo y eso no
es decir que toda la conversación con las mujeres está prohibida,
porque Allah
(SWT)
termina así el verso:
“hablad
con palabras adecuadas”.
(Los
Coligados 33: 32)
Y
Allah
(SWT)
dice:
“Toda
alma ha de probar la muerte. Os pondremos a prueba con lo bueno y con
lo malo y a Nosotros volveréis”.
(Los
Profetas 21: 35)
Para
apoyar este argumento Allah
(SWT)
dice en el Corán
que dos de las bendiciones más apreciadas de la vida, la riqueza y
los niños, son pruebas. Allah
(SWT)
dice: “sabed
que vuestra hacienda y vuestros hijos constituyen una tentación”.
Una
mujer, a pesar de las bendiciones que ella concede en sus relaciones,
puede ser también una prueba, porque puede distraer a un hombre de
su deber hacia Allah
(SWT).
Así, Allah
(SWT)
crea la conciencia de cómo las bendiciones pueden ser distracciones,
de modo que se conviertan en maldiciones. Los hombres pueden utilizar
a sus esposas como excusa para no realizar el Jihad
o para evitar el sacrificio y perseguir la abundancia. Allah
(SWT)
advierte:
“¡Vosotros
que creéis! Ciertamente, entre vuestras esposas e hijos hay enemigos
para vosotros, guardaos, pues, de ellos. Pero, si sois indulgentes,
pasáis por alto y perdonáis; ciertamente, Allah
es Perdonador
y Compasivo”.
(El
Desengaño 64: 14)
La
pobreza es una maldición de la cual el Profeta
(SAWS)
buscó refugio en Allah
(SWT).
Él no quería decir que su Ummah
debía privarse de la riqueza y abundancia porque él dijo : "lo
mejor de la buena abundancia es para la persona piadosa".
El
Corán
menciona a los hombres (Muslim)
y las mujeres musulmanas (Muslimat)
como ayuda y bienestar el uno para el otro, aquí y en el más allá.
El Profeta
(SAWS)
no condenó las bendiciones que Allah
(SWT)
ha proporcionado para su Allah
(SWT).
Más bien el Profeta
(SAWS)
deseaba guiar a los musulmanes y su Ummah
lejos de la deslizante cuesta cuyo agujero sin fondo es un fango de
crueldad y deseo.
¿Qué
brinda el Islam a la mujer occidental?
1.-
El Islam
ofrece a la mujer unas pautas de comportamiento que son la receta
perfecta para un proceder digno y conforme al estatus que Allah
(SWT)
le ha dado.
2.-
La forma de vida con que el Islam envuelve a la mujer la va ataviando
de virtudes excelsas que la protegen y guían a niveles superiores de
entendimiento.
3.-
Todo el potencial humano, tan ínfimamente utilizado por el individuo
común, despierta y se desarrolla gracias al seguimiento de los
preceptos señalados en el Sagrado
Corán
y en las tradiciones del santo Profeta
(SAWS)
y que benefician particularmente a la mujer.
No
podemos cerrar los ojos a los problemas e inquietudes reales de la
mujer occidental que abraza el Islam.
A partir de que da su Testimonio
de Fe
y se convierte en musulmana (sometida a Allah
(SWT)),
esta persona puede encontrarse con diferentes problemas que no
siempre sabe cómo resolver:
1.-
La necesidad de una autoridad legal, que sea conocedora de la
idiosincrasia occidental, que de respuesta a las necesidades de la
mujer musulmana y pueda dar solución a sus problemas concretos.
2.-
Posibilidad de ayuda legal y moral a mujeres en situación de
indefensión.
3.-
Modificar gradualmente a través de charlas y todos los medios
posibles, la falsa opinión que se
tiene
de la mujer en el Islam.
4.-
Denunciar la hipocresía y el trato discriminatorio y de humillación
hacia las emigrantes musulmanas que son intimidadas para que
renuncien al Hiyâb
y a otros preceptos islámicos como condición para acceder a un
puesto de trabajo y a la legalización de su residencia.
5.-
Problemas inherentes a la Poligamia.
La necesidad de hablar más del tema y conocer los pros y contra de
la misma.
6.-
El grave problema para la mujer, que ni su padre o hermanos son
musulmanes y no la pueden representar ni velar por ella, pues lo más
fácil es que caigan en el error, por ignorancia, y sus consejos
puedan no ayudarla.
7.-
Mujeres jóvenes que abrazan el Islam
y se casan seguidamente con el primer musulmán que las pide en
Matrimonio,
desconociendo sus derechos y la importancia de educarse islámicamente
antes de dar un paso tan importante como es el Matrimonio.
8.-
Problemas legales, económicos y falta de guía y apoyo moral a
madres divorciadas.
9.-
Jóvenes solteras musulmanas que, debido a sus estudios o al ambiente
laboral, se relacionan principalmente con hombres no musulmanes.
La
cuestión más importante y clave para el éxito, tanto personal como
de la Ummah
en general, es la unión. Es sabido que la sociedad occidental ha
utilizado y utiliza todos los medios a su alcance y todo su poder
para acabar con la cultura, las tradiciones y la religión islámica,
aunque bien es cierto que, un pequeño sector de la sociedad está
por la pluralidad y la libertad de credos. Pero no nos dejemos
engañar y no esperemos que otros vengan a solucionar nuestros
problemas.
Es
fundamental, para mantener nuestro Islam
vivo y “actual”, el agruparnos, reunirnos, organizar charlas y
procurar estar siempre en contacto con otros musulmanes que son
nuestro punto de referencia y, sobretodo, facilitar a nuestras/os
hijas/os el encuentro con otros jóvenes musulmanes.
Igualmente,
ante cualquier duda, se debe consultar a una persona cualificada, con
autoridad y conocedora de las leyes de la Sharî‘ah,
para que nos oriente y actuemos siempre dentro de lo Halal
(lícito),
evitando lo dudoso. Si seguimos estas reglas nos ahorraremos los
problemas y sufrimientos de males mayores.
Alimentar
nuestro espíritu, fortalecer nuestra fe y tener más confianza en
Allah
(SWT),
parecen frases hechas que oímos una y otra vez, que sabemos son
ciertas, pero que en realidad no han entrado en nuestro corazón.
Sólo a través de la reflexión y oración sincera podremos
beneficiarnos
verdaderamente
de su contenido.
Quizás
sea el momento, teniendo en cuenta que en países como Alemania,
Francia,
Inglaterra
y Estados
Unidos,
el número de musulmanes se suma por millones, de que la mujer cuente
con un organismo legal y plural al que pueda dirigirse en busca de
información, asesoramiento y conocimiento sobre el Islam
y la ayude a entrar con paso firme en esta vía de sometimiento a
Allah
(SWT)
sabiendo
ver y valorar todos los beneficios, que seguir el camino recto de
Allah
(SWT),
comporta. Vivir en esta sociedad que no cree en Allah
(SWT).
No
vamos a marginarnos, ni a guardar silencio ni a esconder nuestra
condición de gente temerosa de Allah
(SWT).
Vamos a participar en todas las cosas buenas que brinda la sociedad y
a saber rechazar con firmeza lo que nos perjudica y a estar
vigilantes en la educación de nuestros hijos en las escuelas. No
vamos a cambiar nuestra forma de vestir y dejar de sentirnos
orgullosas de ser musulmanas. Vamos a reclamar nuestros derechos y a
enseñar con el ejemplo, la exquisita educación que nos legó el
Profeta
Muhammad
(SAWS).
A
partir de un mismo interés: crecer personalmente en humanidad,
fortalecer el Bien
y frenar el Mal
que
se apodera de la sociedad y poner en práctica con libertad de
nuestro sometimiento a Allah
(SWT)
(por algo nos llamamos musulmanes).
Para
las que tenían dudas de si la mujer occidental puede abrazar el
Islam,
le decimos que sí; es posible... si lo que busca es una vía que
lleve a la felicidad, paz interior y perfeccionamiento como ser
humano. En cuanto a las formas externas, todo depende bajo qué
prisma se mire y bajo qué grado de fe se viva. Desde luego, si las
convicciones no son fuertes o no tiene formada una sólida base
islámica, es probable que cualquier dificultad, se transforme en una
gran montaña a escalar. Allah
(SWT)
nos dice:
“El
mes de Ramadân, en el cual se hizo descender el Corán, guía para
la gente y evidencias claras de la Guía y del Discernimiento. Así
pues, quien de vosotros vea el mes
[es
decir la luna nueva, que indica el comienzo del mes de Ramadân],
que ayune, y el que esté enfermo o de viaje que lo haga por el mismo
número de otros días. Allah
quiere para vosotros la facilidad y no la dificultad; pero quiere que
completéis el número
[de
días]
y
que proclaméis la grandeza de Allah
por haberos guiado. ¡Quizás así agradezcáis!”.
(La
Vaca 2: 185)
“Luchad
[Yihâd]
por
Allah
como se debe luchar por Él.
Él
os ha elegido y no ha puesto ninguna dificultad en la práctica de
Adoración; la religión de vuestro padre Ibrâhîm, Él
os llamó antes musulmanes. El Mensajero es testigo para vosotros de
ello así como vosotros lo sois para los hombres. Así pues,
estableced el Salât, entregad el Zakât y aferraos a Allah.
Él
es vuestro Dueño.
¡Y qué excelente Dueño
y qué excelente Protector!”.
(La
Peregrinación 22: 78)
La
escala de valores, de la mujer musulmana, difiere totalmente del tipo
de mujer moderna y liberada, cuyos objetivos en la vida son conseguir
éxito profesional y solvencia económica. Nada que ver la una con la
otra. En la mujer musulmana existe una visión profunda como ser
humano donde todas esas virtudes que el individuo occidental
desprecia o simplemente le resultan indiferentes, están firmes y se
mantienen veladas para los profanos. Lo que más cuesta es hacer la
voluntad de Allah
(SWT)
en esta sociedad donde continuamente la publicidad, los carteles en
las calles, la radio, la televisión, todo alrededor, es como un
enemigo que te hiere... te hiere la vista, los oídos, el corazón.
Duele salir a la calle a enfrentarte a una realidad con un nivel que
raya en la bestialidad.
Hay
que empezar por desear una calidad de vida digna, una moral sana...
este es el deseo y necesidad más inmediata de todo ser sensible y el
Islam llega a ser una alternativa de vida muy beneficiosa para la
mujer occidental que no se identifica con el modelo y los valores
materialistas que hoy en día proliferan.
Es
el momento de que la mujer musulmana cuente con el conocimiento
necesario sobre el Islam,
de una manera clara y actual, que la ayude a desenvolverse dentro de
las sociedades occidentales, sin tener que hacer concesiones que
debiliten su fe.
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