1.-
¿Has
visto quien niega del Dîn?
Es
decir, la Retribución
y la Rendición
de Cuentas.
La respuesta está omitida y significa: ¿Has visto quien niega el
Dîn,
si está en lo cierto o en un error?
Hay
diferencias de opinión sobre quien fue revelada la Aleya.
Ibn
‘Abbâs
dijo: “Fue revelada por Al
‘Âs ibn
Wail as-Sahmî”.
Ad-Dahhâk:
“Fue revelada a propósito de uno de los Hipócritas”.
As-Suddî:
“Por Al-Walîd
ibn
al-Muguîra”.
Se dijo: “Por Abû
Yahal”.
Dijo Ibn
Yuraiy:
Se reveló por Abû
Sufiân
que solía sacrificar un animal cada semana, y si un huérfano le
pedía que le diera algo él le golpeaba con su bastón”. En ese
momento, Allah
(SWT),
el Altísimo,
reveló la Aleya.
2.-
Ese
es el que desprecia al huérfano.
Es
decir, lo aparta, lo empuja. Como dice el Altísimo:
“El
día que sean empujados al fuego de Ŷahannam
con desprecio”.
(El
Monte 52: 13)
Dijo
Ad-Dahhâk
de Ibn
‘Abbâs:
“Lo aparta y le priva de su derecho”. Qatâda:
“Lo subyuga y lo oprime”.
Se
relató que dijo el Profeta
(SAWS):
“Quien protegiera a un huérfano de los musulmanes hasta que fuera
autosuficiente se aseguraría el Jardín”.
3.-
Y
no estimula a alimentar al pobre.
Es
decir, no lo hace por su avaricia y negación de la Retribución.
Como dice Allah
(SWT),
el Altísimo
en la Sura
La Verdad Indefectible:
“Y
no animaba a alimentar al pobre”.
(La
Verdad Indefectible 69: 34)
Aquí
el reproche no es general hacia aquel que se ve incapacitado, sino
que era hacia los avariciosos y los que se excusaban consigo mismos
diciendo:
“Y
cuando se les dice: Gastad de la provisión que Allah
os ha dado, los que se niegan a creer les dicen a los que creen: ¿Es
que vamos a alimentar nosotros a quien Allah,
si quisiera, alimentaría? Sólo estáis en un claro extravío”.
(Yân
Sîn
36:
47)
Por
ellos descendió esta Aleya
y hacia ellos se dirigió el reproche y la recriminación. De manera
que significa: No lo hacen cuando pueden, ni tampoco invitan a ello
cuando tienen dificultad.
4.-
Pero,
¡ay de los orantes, 5.-
que
son negligentes en su oración!
“¡Ay
de los orantes que son negligentes en su oración!”.
Es decir, habrá un castigo para ellos. Y según Ibn
‘Abbâs:
“Son aquellos que cuando rezan no esperan recompensa, y cuando no
rezan no temen por ello castigo”. Y también: “Son aquellos que
postergan su Salât
más allá de sus tiempos”.
Dijo
Al-Qurtubî:
La prueba de ello es cuando Allah
(SWT),
el Altísimo,
dice en el Corán:
“Después
les sucedió una generación que abandonó la Oración
[El
Salât]
y
siguió las pasiones; pero ya encontrarán perdición
[gaiyan]”.
(Maryam
19: 59)
De
Sa‘d
ibn
Abû Waqqâs,
que dijo el Profeta
(SAWS)
a propósito de la Aleya:
“Son aquellos que retrasan el Salât,
menospreciándolo”. Ibn
‘Abbâs:
“Son los Hipócritas,
que abandonan el Salât
en privado y lo hacen en público”. Y como dice la Aleya:
“Los
hipócritas pretenden engañar a Allah
pero es Él
quien los engaña. Cuando se disponen a hacer el Salât se levantan
perezosos y lo hacen para que los demás los vean. Apenas si se
recuerdan de Allah”.
(Las
Mujeres 4: 142)
6.-
Esos
que son vanidosos, 7.-
y
niegan la ayuda imprescindible.
La
prueba de que la Aleya
va dirigida a los hipócritas
es: “Esos
que son vanidosos”.
Es decir, ostentosos y hacen ver a la gente que rezan por obediencia
al Creador,
cuando en realidad lo hace, como ocultación de su fe. Como el
depravado que hace ver que reza como si hiciera un acto de adoración,
y sin embargo lo hace para que se diga de él que reza. La realidad
del fingimiento o la apariencia es la búsqueda de lo que hay en este
mundo a través de la adoración; y su origen está en la búsqueda
de posición en los corazones de la gente.
Las
formas de apariencia y fingimiento son diversas. Hay quien con ello
pretende la fama y el elogio; otros, vistiendo de forma ruda y basta,
quieren tomar el aspecto de vida austera en este mundo. Otro tipo de
ostentación o vanidad es manifestar a través de la palabra una mala
disposición hacia la gente; y otro es el manifestar públicamente
el Salât
y la Sadaqât
con el fin de que lo vea la gente. Sin embargo, un hombre no sería
ostentoso cuando la acción virtuosa que manifiesta públicamente
es obligatoria de
cumplimiento;
ya que a las obligaciones les corresponde el derecho de hacerlas
públicas como emblemas del Dîn,
y aquel que abandona sus obligaciones puede ser recriminado, de forma
que es necesario apartar toda sospecha con la manifestación externa
de las acciones obligatorias. Mientras que si se trata de acciones
supererogativas, estas se podrán hacer en secreto, ya que si no se
hacen no hay reprobación ni acusación alguna, pero si
manifiestan
públicamente, buscando la imitación del buen ejemplo, esto es
encomiable.
“Y
niegan la ayuda imprescindible”.
Respecto al significado de esta Aleya
hay varios dichos: Uno es que se refiere al Zakât
de las riquezas, según relató Ad-Dahhâk,
de Ibn
‘Abbâs.
También se relató de ‘Alî,
Allah
(SWT)
esté complacido de él, en términos parecidos. Y lo dijo Mâlik.
Y el que niega el Zakât
es el Hipócrita.
Relató Abû
Bakr ibn
‘Abdel-Azîz,
de Mâlik,
que dijo respecto al dicho de Allah
(SWT),
el Altísimo:
“¡Ay
de los orantes que son negligentes en su oración!
Esos que son vanidosos. Y niegan la ayuda imprescindible”: el
Hipócrita,
cuando hace la oración la hace para que lo vean, y cuando no lo hace
no se lamenta de ello, y niega el Zakât
que Allah
(SWT)
ha
impuesto de forma obligatoria. Otro dicho sería el que hace
referencia al dinero en general. El tercero es un nombre genérico
que hace referencia a los útiles generales y enseres de una casa, ya
sean pequeños o grandes. Mencionaron Az-Zayyây,
Abû
‘Ubaida
y Al-Mubarrid
que Al-Mâ‘ûn
(la ayuda imprescindible) en Ŷahilîya
era todo lo que reporta un beneficio y es útil, como el hacha, el
puchero, el cubo, el encendedor... Otros dijeron que Al-Mâ‘ûn
en el Islam
es la obediencia y el Zakât.
Otra opinión es que se refiere a todo bien material que la gente se
intercambia entre ella. Dijo Al-Farrâ:
“He oído a algunos árabes
decir que Al-Mâ‘ûn
es el agua”. ‘Abdullâh
ibn
‘Umar
dijo que Al-Mâ‘ûn
es privar del derecho. Otra se refiere a la cosa pequeña e
insignificante. Se ha dicho que se refiere a aquello que no se le
puede negar a nadie, como el agua, la sal y el fuego; ya que ‘Â’isha,
Allah
(SWT)
esté complacido de ella, preguntó: ¡Mensajero
de
Allah
(SAWS)!
¿Qué es lo que no se puede negar a nadie? Contestó: “El agua, el
fuego y la sal”. Dijo ‘Â’isha:
El agua está bien, pero ¿qué importancia tienen el fuego y la sal?
Le dijo: “¡‘Â’isha!
Quien diera fuego sería como si hubiese dado como Sadaqât
todo lo cocinado con ese fuego, y quien diera sal sería como si
hubiera dado de Sadaqât
todo el alimento condimentado con esa sal, y quien diera de beber un
sorbo de agua
donde
la hay, sería como liberar a sesenta almas. Y quien diera de beber
un sorbo de agua donde no la hay, sería como dar vida a un alma, y
quien diera vida a un alma sería como dar vida a toda la gente”.
Se
le preguntó a ‘Ikrima,
criado de Ibn
‘Abbâs:
“¿Quién privara a alguien de algún útil imprescindible sería
merecedor del oprobio? Dijo: ¡No! Pero si reuniera estas tres cosas,
si lo sería: el abandono del Salât
la vanidad, y la tacañería que niega la ayuda imprescindible”.
Dijo
Al-Qurtubî:
Estas tres características son más propias de los Hipócritas:
El abandono del Salât,
guardar las apariencias, y la codicia del dinero. Dijo Allah
(SAWS),
el Altísimo:
“Los
hipócritas pretenden engañar a Allah
pero es Él
quien los engaña. Cuando se disponen a hacer el Salât se levantan
perezosos y lo hacen para que los demás los vean. Apenas si se
recuerdan
de
Allah”.
(Las
Mujeres 4: 142)
Esa
es, pues, su descripción, y de la que está a salvo el verdadero
musulmán. Y si tiene parte de ella puede ser recriminado.
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