A‘udu Billâhi Min as-Saitâni Rayîm
Bismillâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm
1.- Para llegar a ser un Musulmán (Muslim) verdadero, tres cosas son necesarias:
FE: La Fe,designada en El Corán, como Îmân consiste en creer que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), sólo es merecedor de la Adoración (‘Ibâdât), y nadie más, y que Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) es el Mensajero de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala).
Cuando una persona cree en el corazón y dice con la lengua....
Ashadu
Anna Lâ Ilâha Illâ Al-lâh
Wa Ashadu Anna Muhammadan Rasûlu Al-lâh
...automáticamente se convierte en Musulmán (Muslim), pero esto implica: La Adoración (‘Ibâdât) corresponde únicamente a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), y el hombre y toda la creación entera están para adorar a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), ya que ni el hombre ni la creación existirían si Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) no quisiera.
Como Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) es nuestro creador, todo proviene de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y todo regresará a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), por lo tanto, la creación entera, incluyendo al hombre, es la manifestación del poderío y de la gloria de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y entonces de Sus propiedades y atributos.
La relación entre el hombre y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) es la de Servidor y Amo. El hombre debe su Adoración (‘Ibâdât) exclusiva a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), y si adora a otro que no sea Él, comete el pecado más grave.
Creer en Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) como Mensajero de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), él es el último, cuya llegada ha sido anunciada por los Mensajeros anteriores, por ende concluyera el proceso de Revelación.
Creer en todos los Profetas que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) ha enviado.
Creer en El Corán, su Revelación nos provee una guía. Nos corresponde adorar a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) siguiendo estas Revelaciones en consonancia con el método que nos prescribió el Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) de acuerdo a sus dichos y costumbres (Sunnah).
Creer en los Ángeles, como criaturas de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), hechas de luz, los cuales no tienen la capacidad de decidir, únicamente siguen las ordenes de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y no le desobedecen. Creer que están con nosotros, uno a nuestra izquierda apuntando nuestras malas acciones y otro a nuestra derecha, apuntando las buenas obras.
Creer en el Día del Juicio Final (Qiyamah), donde TODOS seremos resucitados, y compareceremos ante nuestro Señor, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala).
Creer en el Destino y Decreto Divino (Qadr). El Destino consiste en que todos moriremos, resucitaremos y estaremos frente a nuestro Señor, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). El Decreto (Qadr) consiste en que nada es casualidad, todo ha sido designado por Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) previamente, tanto lo bueno como lo malo.
La Fe (Îmân) significa creer en el corazón, confesarlo con la lengua y demostrarlo al actuar. La Fe (Îmân) aumenta por medio de la obediencia a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y las buenas acciones, mientras que disminuye por medio de pecados y actos malignos.
Acción: Expresado en árabe por la palabra ‘Amal, es la manifestación en nuestras acciones, hasta donde somos realmente servidores de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Consiste en el cumplimiento de los cinco pilares del Islam:
1.- El Testimonio de Fe (Shahâdah).
2.- La Oración (Salât).
3.- El Ayuno (Sawm) en Ramadân.
4.- El pago de la Caridad Obligatoria (Zakât).
5.- La Peregrinación a la Meca.
Un Musulmán (Muslim) ha de rezar cinco veces al día: Antes de la salida del Sol (Faŷr), entre el medio día y la tarde (Dhuhr), durante la tarde (‘Asr), inmediatamente después de la puesta del Sol (Magrib) y justo antes de acostarse (‘Ishâ), esto significa que él no puede ser olvidadizo de su dependencia de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y recordándose de ella, se beneficia de sustento, de iniciativas nuevas y de fuerza.
El Ayuno (Sawm) durante un Mes Lunar del año cada día desde la salida del Sol hasta la puesta, es el mes de Ramadân. Físicamente, el Musulmán (Muslim) no come, ni ingiere agua ni ningún tipo de bebida y no tiene relaciones sexuales. Espiritualmente se abstiene de todo pensamiento, de toda acción o expresión vil. En otros términos, él trata de realizarse a sí mismo, esforzándose de concretar en su propio ser algunos aspectos del carácter divino.
La Caridad Obligatoria (Zakât) implica que todo cuanto aparentemente posee el Musulmán (Muslim), realmente pertenece a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), y por lo tanto a alguna persona en necesidad le corresponde una parte de ello, y el Musulmán (Muslim) debe, contento y voluntariamente, ayudar a particulares y a la sociedad, cuando éstos se hallan en algún apuro.
El Peregrinaje a la Meca implica la suspensión temporal de toda actividad mundana del hombre y la realización de si mismo como una alma desnuda ante la presencia de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Esto también simboliza la unidad de la Ummah, Comunidad Musulmana y la unidad de la humanidad.
Un Musulmán (Muslim) es adicto a los valores y principios establecidos en El Corán y la Sunnah. El Musulmán (Muslim) trata de vivir conforme a la guía proporcionada por Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y su Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam), y se esfuerza a promover el Mensaje del Islam por sus palabras y acciones. Esta forma de esforzarse es conocida como Ŷihâd. El Ŷihâd consiste en esforzarse por aprender y poner en acción todos los preceptos de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) en El Corán, así como la Sunnah del Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam). También constituye un esfuerzo por la expansión del Mensaje del Islam. La dedicación a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) implica sacrificar tiempo, energía y fortuna para promover la causa justa. En esto consiste la Acción: No ser Musulmanes (Muslimun) de palabra, sino de actos.
Realización: La Realización de la relación del hombre con Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) es un aspecto espiritual conocido en árabe como Ihsán, que el Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) explicaba de la manera siguiente: “Ustedes han de adorar a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) como si lo estuvieran viendo; porque Él te ve, aunque ustedes no pueden verlo a Él”. Esto significa que toda acción debe ser ejecutada con la vista puesta en Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), y si no hallamos esto posible, siempre hemos de tener en cuenta de que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) nos está viendo.
El ejemplo más completo de esta Realización es el del Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam), por medio del recuerdo constante de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), por medio del amor a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), mediante la obediencia a los mandamientos de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y de su Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam), a través de una lucha constante para promover el bien y de suprimir el mal, el hombre puede llegar a la cercanía de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala).
La Realización implica también el perfeccionamiento de aplicar el Islam a la vida diaria personal, es por eso que el Islam no establece límite alguno al conocimiento.
Los tres aspectos ya mencionados (Fe, Acción y Realización) deben de prevalecer en perfecta armonía en el Musulmán (Muslim), ya que la ausencia de uno, limita la existencia del resto.
2.- El verdadero Musulmán (Muslim) es una persona independiente y con dignidad, y no piensa en mendigar. Si alguna adversidad le azota, la soporta con paciencia y perseverancia. Él se esfuerza en evitar abusar de la generosidad de aquellos que hacen el bien, porque el Islam le enseña a tener dignidad, firmeza y paciencia. Así, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo ayudará y le agraciará con la Paciencia (Sabr):
“Quien se abstenga de pedirle a la gente, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo ayudará. Quien intente ser independiente, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo enriquecerá. Quien intente ser paciente, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) le dará Paciencia (Sabr), y a nadie se le otorga mejor regalo que la Paciencia (Sabr)”.
El Islam le da algunos derechos a los pobres sobre los bienes de los ricos, quienes deben dar deliberadamente sin recordatorios ni insultos. Pero al mismo tiempo, el Islam quiere que los pobres sean independientes y no abusen de este derecho. La mano que da es mejor que la que recibe, por eso el verdadero Musulmán (Muslim) siempre debe trabajar para que su mano nunca sea aquella que recibe. Esto es más conveniente y más digno para él. Así que aquellos que tienen poco deben aumentar sus esfuerzos para no ser dependiente de la caridad. Esto los salvará de la vergüenza.
Siempre que hablaba desde el Púlpito (Mimbar) sobre la caridad y sobre evitar mendigar, el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) le recordaba a los Musulmanes (Muslimun) que la mano que da es mejor que la que recibe.
3.- El verdadero Musulmán (Muslim) no espía en una casa ajena. Ésta no es la actitud de un Musulmán (Muslim) pudoroso, modesto y educado. El Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) le advirtió a aquellos que espían que no lo hagan porque podrían recibir un golpe en sus ojos por parte del que está siendo espiado.
El Musulmán (Muslim) que es consciente de los buenos modales prescritos por el Islam no entra en una casa que no sea la suya sin el permiso correspondiente. Pedir permiso es una Orden Divina que no debe ser ignorada.
4.- De la misma manera que el Islam ha definido los modales a seguir en una reunión, también los ha definido cuando uno estornuda.
El Islam le enseña al Musulmán (Muslim) como debe comportarse cuando estornuda, y lo que le debe decir al que estornudar.
5.- El Musulmán (Muslim) que es educado no bosteza en una reunión si puede evitarlo. Si quiere bostezar intenta evitarlo tanto como le sea posible. Esto es lo que el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) aconsejó:
“Si alguno de vosotros quiere bostezar, que trate de evitarlo tanto como le sea posible”.
6.- Una de las características más importantes del verdadero Musulmán (Muslim) es su etiqueta con respecto a la comida y bebida. Si él está presente en una reunión donde la comida es servida, es reconocido por los buenos modales que el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) enseñó y estimuló a que cada Musulmán (Muslim) adoptara.
7.- Una de las características más importantes del verdadero Musulmán (Muslim) es que considera cada costumbre de su sociedad para ver cuales contradicen las normas del Islam. Así todos sus valores sociales derivan de los principios básicos de la religión.
8.- El Musulmán (Muslim) que de verdad entiende las enseñanzas de su religión es benévolo, amigable y amable. Él se mezcla con las personas y se lleva bien con ellas. Esto debe ser una característica del Musulmán (Muslim) que entiende que mantenerse en contacto con las personas y ganarse su confianza son parte de los deberes más importantes del Musulmán (Muslim). Es un medio eficaz para transmitirles el verdadero mensaje, y exponerles sus valores morales, porque las personas sólo escuchan a aquellos a quienes les caen bien, confían y aceptan.
9.- El verdadero Musulmán (Muslim) es tolerante, de buen trato y amable. Él se apresura en ayudar al deudor para aliviar su carga, como El Corán le pide:
“Y si está en dificultad [alguien que os debe algo], concededle un plazo de espera hasta un momento de desahogo, aunque es mejor para vosotros que le deis Sadaqât. Si supierais…”. (La Vaca 2: 280)
El Islam quiere que el Musulmán (Muslim) sea un ser humano antes que un acreedor. Por eso si él sabe que su hermano deudor está atravesando un momento difícil, reconoce su situación y le tiene consideración. Él pospone la fecha de pago hasta que su hermano pueda pagar la deuda, o le perdona parte de ella. Haciendo esto, está obedeciendo las órdenes de su Señor y está realizando un acto virtuoso que lo salvará de las desgracias del Día de la Resurrección, por eso estará bajo la sombra del Trono de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), el más Poderoso.
Abû Qatâda dijo:
Escuché decir al Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam): “Quien desee que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo salve del sufrimiento del Día de la Resurrección, que alivie la situación de su deudor o que le condone toda o parte de la deuda”.
Abû Huraira dijo:
El Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo: “A quien le posterga la fecha de vencimiento del pago de la deuda a un deudor, o le perdona parte de la deuda, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo cobijará bajo la sombra de Su Trono el Día de la Resurrección. Y ese día no habrá más sombra que la Suya”.
Hay muchos Ahadîz que tratan este tema, y todos confirman que tenerle consideración al deudor debido a su situación es muy bien visto por Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Por ello se encontrará registrado en el registro de sus buenos actos, y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) el más Generoso lo compensará por perdonar la deuda de su hermano dándole algo mejor. Será salvado de los terribles eventos del día en que toda la humanidad sea resucitada para encontrarse con el Señor de los mundos.
Abû Huraira dijo:
El Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam): dijo: “Había un hombre que solía vender dándole un plazo al comprador. Y les decía a sus empleados: Si encontráis a un deudor en dificultades, condonadle la deuda para que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) así nos perdone. Y así fue, cuando se encontró con Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo perdonó”.
Abû Mas‘ûd al-Badri dijo:
El Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo: “Un hombre que vivió antes que vosotros fue llamado para rendir cuentas, y ningún acto bueno se encontró en su registro salvo que él comerciaba con las personas, y era rico, y les decía a sus empleados que perdonaran a los deudores que estaban en dificultades. Entonces Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), glorificado sea, dijo: Nosotros somos más generosos que él. Que sea perdonado pues”.
Ĥudhaifah dijo:
Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) llamó a rendir cuentas a uno de Sus siervos a quienes Él les había dado riquezas, y le preguntó: “¿Qué has hecho en la vida mundanal?” Él, y nadie Le puede ocultar nada a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), dijo: ¡Oh, mi Señor! Me diste riquezas, y por eso comerciaba con la gente. Era mi costumbre ser indulgente con el que podía pagar su deuda, y le daba más plazo al que estaba en dificultades. Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) dijo: “Yo soy más generoso que tú. Que Mi siervo sea perdonado, pues”. ‘Uqbah Ibn ‘Âmir y Abû Mas‘ûd al-Ansâri dijeron: Escuchamos algo así de la boca del Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi.
10.- Si cualquier miembro de la familia del Musulmán (Muslim) descuida o falla en su o sus deberes hacia Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y Su Mensajero (Salallahu Alaihi Wa Salam) él es responsable por ello: “Cada uno de vosotros es un pastor, y cada uno de vosotros es responsable de su rebaño (es decir, de aquellos que están bajo su autoridad)”.
El sentido de responsabilidad que el Musulmán (Muslim) sincero siente cuando un miembro de su familia está fallando en algún asunto importante lo perturba considerablemente. No puede soportarlo, entonces se apresura para encararlo y tratar sus causas a pesar de las consecuencias. El único que puede ignorar tal responsabilidad y permanece callado es aquel hombre cuya fe es débil y le falta hombría.
Y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sabe más.
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