A‘udu Billâhi Min as-Saitâni Rayîm
Bismillâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm
Dice Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) en El Noble Corán:
“Esos que dan en los momentos de desahogo y en la estrechez, refrenan su ira y perdonan a los hombres. Al-lâh ama a los que hacen el bien”. (La Familia de ‘Imrân 3: 134)
“Los que se apartan de las faltas graves y las obscenidades; y cuando se enfadan, perdonan”. (La Consulta 42: 37)
El Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) a menudo aconsejaba a la gente que no se enfureciera. Narró Abû Huraira (que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) esté complacido con él) que un hombre le dijo al Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam): “Aconséjame”. Y él le dijo: “No te enfurezcas”. El hombre repitió esto varias veces, y él siempre le respondió “no te enfurezcas”. (Sahîh Al-Bujârî 6116)
El Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) consideró que quien se controlaba a sí mismo cuando estaba enojado, era el más fuerte de los hombres. El Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo: “El hombre fuerte no es quien sabe luchar; el hombre fuerte es aquel que puede controlarse a sí mismo en un momento de Ira”. (Sahîh Al-Bujârî 6114)
Al-Háfid ibn Háyar (que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) tenga misericordia de él) señaló algunas cosas importantes en su comentario sobre el reporte “no te enfades”. Él dijo: “At-Tabaráni citó el reporte de Sufián ibn ‘Abdullâh az-Zaqafí: “Le dije “Oh, Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam), dime algo que sea de beneficio para mí, algo breve y conciso”. Él dijo: “No te enojes, y el Paraíso será tuyo”. También se narró que Abû ad-Dardá dijo: “Le dije: “Oh, Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam), dime de una obra que pueda garantizarme la admisión en el Paraíso”. Y él me dijo: “No te enfades”. (Fáth al-Bári, 10/520)
Al-Jattábi dijo: “El significado de la frase “no te enfades” es: “Evita las cosas que puedan causar que te enojes y no te expongas a ti mismo a lo que te provoque”. La Ira en sí misma podría no estar prohibida, porque es algo natural que no puede ser removido de la naturaleza humana. Alguien más dijo: “Lo que significa es lo que uno puede lograr controlándose a sí mismo…”. Se ha dicho que esto significa, “no hagas aquello que pueda provocar que te enojes”. Ibn Battál dijo: “El reporte indica que esforzarse en controlarse a uno mismo es más difícil que esforzarse en controlar a un enemigo, porque el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) describió a quien se controla a sí mismo en un momento de Ira como la más fuerte de las personas”.
Alguien más dijo: “Quizás la persona que hizo esta pregunta estaba animosa; el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) solía ordenar a cada persona aquello que era más apropiado para ella, entonces resumió su consejo para él diciéndole que no se enfureciera”. Ibn at-Tín dijo: “En las palabras “no te enojes”, el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) unió el bien en Este Mundo (Duniâ) y en el Este Mundo (Duniâ), porque la Ira conlleva la ruptura de los lazos de bondad entre la gente, y puede acarrear que uno hiera a la persona con la que está enojada, lo cual disminuye nuestro compromiso religioso”.
Uno de los Eruditos dijo: “Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) ha creado a la Ira del Fuego, y la convirtió en un instinto humano. Cuando hay una disputa, las llamas de la Ira se reavivan hasta que los ojos y el rostro de la persona se pone rojo, porque la piel refleja lo que está debajo… la Ira provoca cambios externos e internos, tales como un cambio en el color, temblores, acciones descontrolados, de tal forma que si la persona enojada pudiera verse a sí misma enojada, se sentiría avergonzada de su fea apariencia y de la forma en que ésta ha cambiado. Todo esto es lo que sucede exteriormente. Los efectos internos son aún peores, porque esto genera odio en el corazón, Envidia (Hásad) y toda clase de malos sentimientos. Los más horribles efectos de la Ira son los interiores, y los cambios externos son un resultado de los primeros. Todo esto tiene un efecto sobre el cuerpo. El efecto sobre la boca es que pronuncia las palabras del calumniador, usa un lenguaje bajo y vulgar del que cualquier persona sensata se sentiría avergonzada, y de hecho la persona enojada lo llega a lamentar cuando se calma. Los efectos de la Ira pueden ser vistos en las acciones de la gente, cuando agraden y matan. Si la Persona Irascible no tiene la oportunidad de descargarla, descarga su Ira en sí mismo, rompiendo su ropa o abofeteándose las mejillas; algunas veces puede tener un ataque o caer inconsciente, romper vasos, golpear a alguien que no tiene nada que ver, etc. Quien medite acerca de estas malas acciones se dará cuenta cuánta sabiduría hay en estas gentiles palabras del Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) “No te enfurezcas”, y hasta qué punto era su interés proteger a la gente resguardándola del mal, que de otra forma podría conducirnos quién sabe dónde.
Todo esto está relacionado con la Ira causada por asuntos mundanos, no por las causas de la religión… (El Enojo por la causa de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) es elogiable y recomendable, tal como el Enojo que se despierta en alguien cuando ve maldades e injusticias). Esto ayuda a una persona a no enojarse cuando tiene en mente lo que se ha narrado del Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) concerniente a las virtudes de reprimir la Ira, y las advertencias por los resultados de la Ira; uno debe buscar refugio en Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) de Shaytán (Satanás)… y realizar la Ablución (Wudû)… Y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sabe más”.
Recuerda también, que el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) jamás fue una persona que insultara o maldijera a nadie.
Se ha reportado que Anas ibn Mâlik (que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) esté complacido con él) dijo: “El Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) no fue una persona que insultara a la gente ni usara un lenguaje obsceno, y no maldijo a la gente. Si quería reprochar a alguien, decía “¿Qué pasa con él? Que su frente se cubra de polvo” (expresión árabe de desaprobación). (Sahîh Al-Bujârî 6031)
Debes arrepentirte ante Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) por cualquier maldición o palabras agresivas que hayas pronunciado, pero no hay ninguna necesidad de que le informes de esto a aquella persona con la que te habías enojado, para no provocar en ella una mala reacción. Puedes pedir su perdón en términos generales. Con respecto a la gente contra la cual hayas hecho una Súplica (Du‘â) o una Oración (Salât) para perjudicarla, reza entonces por el bien de ella, especialmente si has sido injusta con ellos en tus plegarias, cuando en realidad ellos no merecían tal cosa. Pídele a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) que sea Clemente contigo, porque las Súplicas (Adhkar) de una persona pueden volverse contra ella si reza contra alguien que no merece eso. Puedes mantener tu lengua ocupada con buenas Súplicas (Adhkar) y con la rememoración de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), porque esto trae paz al corazón.
“Aquellos que creen y cuyos corazones encuentran sosiego en el recuerdo de Al-lâh. ¿Acaso no es por el recuerdo de Al-lâh cómo se tranquilizan los corazones?”. (El Trueno 13: 28)
Mantente alerta para no usar tu lengua para lastimar a los demás y para si te lastiman saber perdonar y controlar nuestro enfado.
Que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) bendiga y otorgue la paz a nuestro Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam).
Y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sabe más.
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