sábado, 15 de octubre de 2022

LECCIONES DE LA VIDA DEL FARAÓN

 

 

A‘udu Billâhi Min as-Saitâni Rayîm


Bismillâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm



lecciones de la vida del faraón


¿Quién es la mayor víctima de Shaytán (Satanás)? En El Corán, se menciona a muchas personas malas, pero después de Shaytán (Satanás), ¿a quién pondrías en el número dos? El Faraón.

Quiero que noten algo sobre esta Sura.

Di: Me refugio en el Señor de los hombres. El Rey de los hombres. El Dios de los hombres. Del mal del susurro que se esconde. Aquel que susurra en los corazones de la gente. Y existe en los genios y en el hombre”. (Los Hombres 114: 1-6)

Encontramos tres nombres de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) en esta Sura:

Rabb An-Nas (Señor de la hombres)

Malik An-Nas (Rey de la hombres)

Il-lah An-Nas (Dios de la hombres)

Una mirada a la Arrogancia del Faraón.

Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) dice sobre el Faraón:

Y convocó y proclamó, diciendo: Yo soy vuestro señor supremo”. (Los Que Arrancan 79: 23-24)

El Faraón dijo de sí mismo: “Yo soy vuestro señor”. El mayor susurro de Shaytán (Satanás): Lo que se supone que debes atribuir a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), se lo atribuyó a sí mismo.

Y llamó Faraón a su gente, diciendo: ¡Gente mía! ¿Acaso no me pertenece la soberanía de Egipto y estos ríos que corren a mis pies? ¿Es que no lo veis?”. (Los Adornos 43: 51)

Aquí el Faraón se refiere a sí mismo como Rey.

Luego se volvió hacia sus Jefes y dijo:

Y dijo Faraón: ¡Consejo de nobles! No sé que tengáis otro dios aparte de mí; así pues: ¡Hâmân, cuece barro para mí y hazme una torre para que pueda subir hasta el Dios de Mûsâ [Moisés]! Pues, realmente, pienso que es de los mentirosos”. (Las Historias 28: 38)

El Faraón estaba declarando tres cosas para sí mismo: Rubbubiyah, Mulk y Uluhiyyah. Se estaba declarando Señor, Rey y Dios de la gente.


Una lección para aprender

Encontramos que esta muestra que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) nos ha dado en El Corán es muy importante, no debe pasarse por alto; eso es a lo que puede conducir el susurro de Shaytán (Satanás).

¿Cuál fue el mayor problema de Shaytán (Satanás)? La Arrogancia.

¿Qué es lo más grande que podría inculcar dentro de un ser humano? La Arrogancia. ¿Y quién fue la peor manifestación de arrogancia? El Faraón.

Pero no tienes que llegar a ser como Faraón para preocuparte de estar yendo por el mismo camino que Faraón. Hoy no vivimos en una época en la que las personas se declaran dioses sobre los demás, sino que vivimos en tiempos en los que las personas se declaran dioses sobre sí mismas; se declaran sus propios amos, “yo soy mi propio Rey, yo soy mi propio Amo…”.

Se declaran su propio Rey, “Rey de mi casa, Rey de mi territorio, Rey de mi dominio…”.

Declaran ser sus propios dioses, sus propios deseos se convierten en sus dioses:

¿Has visto a quien toma por dios a sus apetitos y Al-lâh lo extravía en virtud de Su conocimiento, sella su oído y su corazón, y pone un velo sobre su vista? ¿Quién le guiará aparte de Al-lâh? ¿Acaso no vais a recapacitar?”. (La Arrodillada 45: 23)

Vivimos en tiempos en los que cada uno de nosotros puede convertirse en un Mini-Faraón sin siquiera darnos cuenta. No tenemos que tener grandes castillos, pelear contra Profetas y ser arrogantes contra Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), sino ese concepto de ego que fue aplastado al comienzo de esta Sura cuando dijimos abiertamente: “Necesito la protección de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), voy caminando en Su obediencia”.

Hay una lección muy poderosa en esto. El mismo Iblîs reconoce el señorío de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), pero quiere que el ser humano lo olvide. Quiere que el ser humano olvide Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) es uno solo y quiere que el ser humano se vuelva ingrato.

Que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) nos proteja de los susurros de Shaytán (Satanás).


Y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sabe más.

 

 




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