domingo, 9 de octubre de 2022

SOBRE EL ESPÍRITU Y LA ETERNIDAD

 

 

A‘udu Billâhi Min as-Saitâni Rayîm


Bismillâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm



espiritu y eternidad

Sobre el espíritu


Traducido y comentado por Abdul Karim Mullor.

He decidido que era necesario hacer un pequeño prólogo sobre lo que el Sheij Huŷwiri escribe este apartado de su obra “Kasf al-Mahŷub Li Arbab al-Qulub” cuyo título ha sido traducido por Suma Espiritual.

En este capítulo el Sheij trata del Espíritu (Ruh) y de la Eternidad. Ahora bien, en las Tradiciones Islámicas, fundamentalmente en El Corán, vemos que se trata de dos clases de Espíritu (Ruh) y otras dos clases de Eternidad.

En cuanto a las dos clases de Espíritu (Ruh) podemos distinguir en el Libro de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), el que El Mismo introduce de El Mismo en Âdam y aquél en el que una vez preguntado el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) contesta Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) diciendo que procede de la Orden de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala).

En ambos casos la palabra árabe utilizada es “Ruh”; aunque en el que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) dice insuflar una parte de Su Espíritu es dicho (RuḥîMi Espíritu). Los dos son eternos porque Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) así lo ha prometido en El Corán, siendo que la Eternidad del Espíritu (Ruh) creado, que no el Divino, es una Eternidad condicionada a la duración otorgada por Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), y no una Eternidad como tal.

Y te preguntan acerca del espíritu [Rûh]. Di: El espíritu [Rûh] procede de la orden de mi Señor; y no se os ha dado sino un poco de conocimiento”. (El Viaje Nocturno 17: 85)

Y cuando le haya dado forma y haya insuflado en él parte de Mi espíritu, ¡caed postrados ante él!”. (Sâd 38: 72)

Ocurre otro tanto con las dos clases de Eternidad como acabamos de decir; siendo una la que se les promete a los habitantes del Paraíso y el Infierno, y siendo la otra la Eternidad de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), ya que Él es el Eterno y por lo tanto el Infinito.

Sabed que el conocimiento concerniente a la existencia del Espíritu (Ruh) es Necesario (Darûrî) y que la inteligencia es incapaz de comprender la verdadera naturaleza del Espíritu (Ruh). Todos los Teólogos y Ulemas (Sabios Musulmanes) han emitido una opinión basada en conjeturas sobre esto, la cual ha sido asimismo discutida por increyentes diversos. Cuando los Incrédulos (Kuffâr) de Qurais, espoleados por los Judíos, enviaron a Nadr Ibn al-Hariz a interrogar al Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) sobre la naturaleza y la esencia del Espíritu (Ruh), Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), primeramente, afirmó su existencia, y dijo:

Y te preguntan acerca del espíritu [Rûh]. Di: El espíritu [Rûh] procede de la orden de mi Señor; y no se os ha dado sino un poco de conocimiento”. (El Viaje Nocturno 17: 85)

seguidamente negó su eternidad diciendo:

No es sino por una Misericordia de tu Señor; ciertamente, Su favor sobre ti es grande”. (El Viaje Nocturno 17: 87)

Y el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) ha dicho: “Los Espíritus son como batallones que se reúnen; aquellos que se conocen se ponen de acuerdo, y aquellos que no se reconocen se desacuerdan entre ellos”. Existen numerosas pruebas similares sobre la existencia del Espíritu (Ruh), pero ellas no contienen afirmaciones irrefutables en cuanto a su naturaleza.

Algunos estiman que el Espíritu (Ruh) es el soplo que permite que el cuerpo tenga vida, opinión esta sostenida por un gran número de Filósofos Escolásticos (intento de conciliación entre razón y fe). Según estos, el Espíritu (Ruh) es un Accidente (‘Arad) que, bajo la Orden de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), mantiene el cuerpo en vida, y del cual provienen la relación, el movimiento, la cohesión, y otros accidentes análogos por los que el cuerpo cambia de un estado a otro.

Otros aún, declaran que el Espíritu (Ruh) no se asimila a la vida, aunque ésta no pueda existir sin él: El Espíritu (Ruh) no puede estar sin cuerpo, las dos entidades no se encuentran nunca separadas; ellas están juntas como lo están el dolor y el conocimiento de lo que es el dolor. Ellos piensan pues que el Espíritu (Ruh) es un accidente como lo es la vida.

Todos los Sufís, no obstante, así como los Musulmanes (Muslimun) más Ortodoxos, pretenden que el Espíritu (Ruh) es una substancia, y no un Atributo; pues, tan largo tiempo como él se encuentra en el cuerpo, Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) crea continuamente la vida en ese cuerpo, y la vida del hombre es un Atributo por el cual él vive, pero el Espíritu (Ruh) es depositado en el cuerpo, y puede separarse de este en tanto y en cuanto el cuerpo siga en vida, tal y como ocurre durante el sueño. Aun así, cuando el Espíritu (Ruh) lo abandona, la inteligencia y el conocimiento no permanecen. Ahora bien, el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) ha dicho que los Espíritus de los Mártires (Suhadâ) tomaban las formas de los pájaros: En consecuencia, el Espíritu (Ruh) ha de ser una substancia; y el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) ha dicho asimismo que los Espíritus son como batallones, y los ejércitos son subsistentes; ahora bien, ningún accidente puede subsistir, pues un accidente no puede gozar de la existencia por él mismo.

El Espíritu (Ruh) es pues un Cuerpo Sutil (Ŷismi Latîf) que va y viene siguiendo la orden de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). La noche de la Ascensión a los Cielos (Mi‘ray), cuando el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) encontró en los cielos a Âdam, Yûsuf (José), Mûsâ (Moisés), Hârûn (Aarón), ‘Îsâ (Jesús) e Ibrâhîm (Abraham), es sus Espíritus lo que el vio: Y si el Espíritu (Ruh) fuera un accidente no tendría un modo de existencia propia hasta el punto de llegar a ser visible, ya que él tendría necesidad entonces de habitar dentro de las substancias las cuales son materiales (Kajif). Es entonces que ha sido demostrado que el Espíritu (Ruh) es a la vez sutil y corpóreo, pues siendo corpóreo es así que puede ser visible. Y los Espíritus pueden volar como las aves y desplazarse como los ejércitos, tal y como lo declaran las Tradiciones Proféticas (Sunnah).

Sobre este punto estamos en desacuerdo con los Heréticos (perteneciente o relativo a la Herejía o al Hereje), los cuales afirman que el Espíritu (Ruh) es eterno y lo adoran, considerándolo como el único agente y gobernante del mundo, llamándole el Espíritu (Ruh) increado de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) que puede pasar de un cuerpo a otro. Ningún error popular ha gozado nunca de tanta audiencia como esta doctrina, que es sostenida por los Cristianos, aunque aparentemente ellos lo expliquen de otra manera, así como por los Hindúes, los Tibetanos y los Chinos, sostenida asimismo por los Qarmatis, los Batinis (Esoteristas). Todos ellos fundan sus creencias sobre ciertos postulados y aportan pruebas en apoyo a sus afirmaciones.

Yo les pregunto entonces: “¿Qué entendéis vosotros por Eternidad”? ¿Queréis decir con ello la persistencia de una cosa que no es eterna, o algo que ha existido siempre? Si ellos entienden por eterno la preexistencia de una cosa no eterna, entonces en eso estaríamos de acuerdo, pues nosotros pensamos que el Espíritu (Ruh) no es eterno y que él existía antes de que lo hicieran los cuerpos, como el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) ha dicho: “Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) ha creado los Espíritus dos mil años antes que los cuerpos”. En consecuencia, el Espíritu (Ruh) forma parte de las criaturas de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), y Él lo ha añadido a otra especie de Sus criaturas, y uniéndolas El produce la vida por Su Predestinación. Pero el Espíritu (Ruh) no puede pasar de un cuerpo a otro; al igual que un cuerpo no puede tener dos vidas diferentes, un Espíritu (Ruh) no puede tener dos cuerpos. Si estos hechos no estuvieran afirmados en las tradiciones por un Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) que dice la verdad, y si la cuestión fuera considerada únicamente desde el punto de vista de la razón, entonces el Espíritu (Ruh) sería considerado como la vida y ninguna otra cosa más; sería un Atributo y no una substancia.

Ahora supongamos que ellos dicen que el Espíritu (Ruh) es algo eterno que siempre ha existido; en este caso, yo pregunto: ¿Existe el en el conocimiento de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) o no? Si ellos responden que no, entonces ellos están afirmado la existencia de dos eternos, lo que es contrario a la razón, pues lo eterno es infinito, y la existencia de un ser eterno limitaría la del otro, lo cual es absolutamente imposible. Pero si ellos responden que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo conoce, entonces yo digo que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) es Eterno y que Sus criaturas no lo son: Es imposible que lo eterno se mezcla con aquello que no lo es, o que unido a ello se vuelva inmanente en él, o que lo no eterno sea el lugar de lo eterno, pues todo cuanto se une a otra cosa se vuelve idéntico a ella, y solamente las cosas homogéneas pueden estar unidas y separadas. Y si ellos afirman que el Espíritu (Ruh) no existe por él mismo pero sí por alguna otra cosa, entonces él debe ser un Atributo (Sifa) o un Accidente (‘Arad). Si fuera un Accidente (‘Arad) debería encontrarse en algún lugar, o no. Si se encuentra en un lugar, su lugar debe corresponderse con él mismo, y ni el uno ni el otro podrán llamarse eternos; y declarar que no tiene lugar es un absurdo, ya que un Accidente (‘Arad) no puede subsistir por el mismo.

O aún, si ellos estimaran que el Espíritu (Ruh) es un Atributo (Sifa) eterno, y es esta la doctrina de los Hululis y aquellos que creen en la Metempsicosis (reencarnación del alma después de la muerte a otro ser vivo o a otro cuerpo inanimado en función de los méritos alcanzados en la existencia anterior), y que le llaman un Atributo de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), yo respondo que un Atributo eterno de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) no puede llegar a ser un Atributo de Sus criaturas, pues de esa manera Su Poder podría volverse el poder de ellas; y, habida cuenta de que un Atributo reside en su objeto, ¿cómo entonces un Atributo eterno podría persistir en un objeto contingente? Tal y como lo acabo de demostrar, lo eterno no tiene lugar en lo contingente, y la doctrina de los Heréticos (perteneciente o relativo a la Herejía o al Hereje) que afirman lo contrario es errónea. El Espíritu (Ruh) es creado y se encuentra bajo la orden de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Quienquiera que profese otra creencia se encuentra en un error flagrante y no puede distinguir lo que es contingente de lo que es eterno. Ningún santo, si su santidad es auténtica puede ignorar los Atributos de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Dirijo alabanzas sin fin a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) que nos ha protegido de las Herejías y de los peligros, y nos ha otorgado una inteligencia para examinarlos y refutar sus argumentos, y que nos ha dado la fe a fin de que Le podamos conocer. Alabanzas ilimitadas a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), pues no es admisible dirigir una alabanza limitada a una Misericordia infinita.

Cuando las gentes que no distinguen otra cosa que el aspecto exterior de las cosas escuchan tales historias de parte de los Teólogos, ellos se imaginan que todo ello procede de la doctrina de los aspirantes al Sufismo. Se equivocan grandemente y se extravían con ello, y la consecuencia de ellos es que se quedan ciegos ante la belleza de nuestro conocimiento, místico y el esplendor de la santidad divina y de las luces de la iluminación espiritual, porque los Sufís eminentes consideran por con la misma indiferencia la aceptación o la repulsa por parte de las gentes.


Y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sabe más.

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario