domingo, 23 de octubre de 2022

LA PRIMERA MUJER EN ABRAZAR EL ISLAM



A‘udu Billâhi Min as-Saitâni Rayîm


Bismillâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm



Jadîŷah esposa del pofeta Muhammad

¿Acaso no es un gran honor que la primera persona en abrazar el Islam sea una mujer? Ella fue la primera en dar testimonio de que no existe nada ni nadie que merezca ser adorado excepto Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y que su esposo era el Mensajero de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Su esposo era nuestro amado Profeta, Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam), y ella era Jadîŷah.

Jadîŷah, venía de una noble familia. Su padre, Juwailid, era uno de los más honorables líderes de su Tribu, hasta que fue asesinado en batalla. Su esposo también murió, dejándola como una mujer muy rica. Cuando Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam), aún era un joven hombre, ella le confió algo de su riqueza para que hiciera negocios en Siria en nombre de ella. Bien conocido por su honradez, veracidad y confiabilidad, Él (Salallahu Alaihi Wa Salam), regresó de Siria después de haber logrado un gran beneficio para ella. Luego de escuchar la cuenta de su viaje, ella pronto decidió que él sería el mejor de los esposos. A pesar de que muchos de los eminentes nobles de Qurais ya le habían propuesto Matrimonio (Nikâh), ella los había rechazado.

A su debido tiempo, ella escogió a Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam). Después de que el tío del Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam), Abû Talib, dio su bendición al Matrimonio (Nikâh), Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam), y Jadîŷah, se casaron. Al momento del Matrimonio (Nikâh), el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam), tenía veinticinco años, mientras que Jadîŷah tenía cuarenta.

Durante los siguientes quince años ellos fueron felices viviendo juntos y Jadîŷah tuvo muchos hijos. Su primero hijo, un niño al que llamaron Qasim, murió cuando tenía dos años de edad. Tuvieron dos hijos más, Taeib y Tahir, pero ellos también murieron durante su infancia. Sin embargo, Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam), y Jadîŷah también tuvieron cuatro hijas que sobrevivieron: Zainab, Ruqaiah, Umm Kulzum y Fâtima. Nadie, excepto Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) por supuesto, conoce más acerca de un hombre que su esposa, tanto las buenas como las malas cualidades, así como sus fortalezas y debilidades. Mientras más conocía Jadîŷah acerca de su esposo, más lo amaba y respetaba. Todos en Meca lo llamaban “Al-Amin”, que significa “El Confiable”; y ella más que nadie sabía cuán adecuado era este nombre.

Se convirtió en una costumbre para Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) pasar cada año el mes de Ramadân en retiro y meditando en una cueva sobre la Montaña de Hirâ, que está en las cercanías de Meca. Jadîŷah siempre se aseguraba de que él tuviera suficiente comida y bebida durante su retiro. Así fue hasta que llegó el día cuando Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) regresó a casa temblando y con temor, diciendo: “¡Cúbreme! ¡Cúbreme!”; luego le relató a su esposa: “Mientras estaba en la Cueva, el Ángel Ŷibrîl (Gabriel) vino a mí y dijo: “¡Lee!”. Respondí: “No sé leer”. Entonces me tomó y me abrazó fuertemente, luego me dejó ir y repitió la orden: “¡Lee!”. Dije: “No sé leer”, y una vez más me abrazó hasta que quedé exhausto, luego me soltó. Entonces ordenó una vez más: “¡Lee!”. Respondí: “¡No sé leer!”. Me abrazó por tercera vez y después de soltarme dijo:

¡Recita en el nombre de tu Señor que ha creado! Ha creado al hombre de un coágulo. ¡Recita que tu Señor es el más generoso!”. (El Coágulo 96: 1-3)

Luego salí hasta la montaña, escuché un sonido viniendo del cielo que decía: “¡Oh, Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam)! Tú eres el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) y yo soy Ŷibrîl (Gabriel)”. Así que levanté mi cabeza para ver, y vi a Ŷibrîl (Gabriel) extendiendo sus alas sobre el horizonte, diciendo: “¡Oh, Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam)! Tú eres el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) y yo soy Ŷibrîl (Gabriel)”. Entonces me detuve en mi lugar y no seguí adelante ni retrocedí hasta que él se fue. Y aquí estoy, ¡oh, madre de ‘Abdullâh (Jadîŷah)! Entonces Jadîŷah dijo: “¡Oh, padre de Al-Qasim! Envié a algunos de mis mensajeros a buscarte y ellos miraron por todas partes y no te encontraron, entonces regresaron”. Luego ella sonrió y dijo: “Anímate, mi querido esposo, porque yo espero que tú seas el Profeta de esta Nación (Ummah). Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) nunca te humillará porque tú eres bueno con tus parientes, eres veraz en tus palabras, ayudas a los necesitados, apoyas al débil, alimentas al invitado y respondes el llamado de quienes piden ayuda”.

Después de eso, ella fue con el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam), a ver a su primo, Waraqah ibn Nawfal ibn Asad Bin ‘Abd al-‘Uza, quien era Cristiano en la Época Pagana (Ŷahilîya) y solía escribir (partes) de la Biblia en Hebreo. Él era un anciano y se había vuelto ciego. Jadîŷah dijo: “¡Primo, escucha a tu sobrino!”. Waraqah preguntó: “¡Oh, sobrino mío!, ¿qué has visto?”. El Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) le dijo lo que le había pasado. Waraqah respondió: “Este es el Namus (el Ángel que está a cargo de los Mensajes Divinos) que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) envió a Mûsâ (Moisés). Me gustaría ser más joven. Me gustaría vivir hasta el tiempo cuando tu gente se expulse”. Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) preguntó: “¿Me expulsarán?”. Waraqah respondió afirmativamente, diciendo: “Todo aquel que ha venido con algo similar a lo que tú has traído, ha sido tratado con hostilidad, y si yo viviese hasta ese día, entonces te apoyaría fuertemente”.

Los años que siguieron fueros difíciles ya que los líderes de Qurais hicieron todo lo que pudieron para detener al Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) y evitar que divulgara su Mensaje. Jadîŷah fue una fuente constante de ayuda y consuelo para él a través de las dificultades que tenía que soportar. Toda su riqueza fue gastada en la Causa de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), ayudando a esparcir el Mensaje del Islam, para liberar Esclavos que habían abrazado el Islam y para alimentar y dar refugio a la Comunidad (Ummah) de Musulmanes (Muslimun) que lentamente comenzó a crecer y fortalecerse.

Jadîŷah fue la primera en aceptar públicamente a Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) como el Mensajero de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). El amor y la misericordia habían crecido entre ellos, aumentando en calidad y profundidad a medida que los años pasaban, ni siquiera la muerte pudo extinguir este amor.

Después de mucho trabajo duro y esfuerzo sincero, Jadîŷah alcanzó un gran nivel y una exaltada posición entre los Musulmanes (Muslimun). Fue relatado por Abû Huraira que en una ocasión, mientras Jadîŷah estaba aún con vida, Ŷibrîl (Gabriel) se presentó ante el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam) y dijo: “¡Oh, Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam)! Jadîŷah está viniendo con un tazón de sopa (o comida o bebida) para ti. Cuando venga a ti, dale saludos de paz de parte de su Señor y de mi parte, y dale las buenas noticias de un palacio de joyas en el Jardín, donde no habrá ningún ruido ni cansancio”.

Alî ibn Abû Tâlib narró que el Mensajero de Al-lâh (Salallahu Alaihi Wa Salam) dijo: “La mejor mujer del mundo es Maryam (María) (durante su tiempo). La mejor mujer del mundo es Jadîŷah (durante su tiempo)”.

Jadîŷah vivió como una mujer honorable y libre, y murió como una misericordiosa creyente, por lo que el Profeta (Salallahu Alaihi Wa Salam), dijo después de su muerte: “Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) me Bendijo con una mujer como Jadîŷah: Ella creyó en mí en el tiempo en que las personas eran Incrédulas (Kuffâra); ella me apoyó con su dinero en un tiempo en que la gente me lo prohibía; y Al-Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) me bendijo con hijos solo de ella, entre todas mis esposas”.

 

Y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sabe más.


Comparte el conocimiento

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario