sábado, 8 de octubre de 2022

HISTORIA DEL PROFETA AŶUB (JOB)



A‘udu Billâhi Min as-Saitâni Rayîm


Bismillâhi ar-Rahmâni ar-Rahîm



historia del profeta ayub

En las historias de los Profetas, vemos que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) probó a varias naciones a través de la pérdida de salud y la pérdida de riqueza, incluso la pobreza extrema.

Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) declara que el Arrepentimiento (Tawba) y la Paciencia (Sabr) son las claves de la vida eterna, por lo tanto, aceptar las pruebas e incluso agradecer a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) por ellas, denota un alto nivel de Fe (Îmân). Sin embargo, la humanidad está en una lucha constante por aceptar el Mensaje de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Muchas naciones fracasaron.

La historia del Profeta Ayûb (Job) es diferente. A través de su historia, podemos ver la lucha de la humanidad en un nivel más personal. Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) no nos habla sobre los métodos de predicación de Ayûb (Job) o cómo reaccionó su pueblo a sus advertencias y amonestaciones. Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) no nos dice sobre el destino del pueblo de Ayûb (Job). En cambio, nos habla de su Paciencia (Sabr). Él (el Todopoderoso) alaba a Su Profeta diciendo:

¡Toma en tu mano un puñado de hierba, golpea con él y no cometas perjurio! Le encontramos paciente. ¡Qué excelente siervo! Su arrepentimiento fue sincero”. (Sâd 38: 44)

Los Cristianos a menudo recuerdan la Paciencia (Sabr) de Job y, curiosamente, los Musulmanes (Muslimun) también la recuerdan y tratan de emularlo ante la implacable adversidad.

En el Siglo X d. C., el renombrado Erudito Islámico Ibn Kazir reunió la poca información que ha sobrevivido sobre Ayûb (Job), por lo tanto, lo que sigue es la historia de Ayûb (Job) basada en El Corán, las tradiciones auténticas del Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam) y las Historias de los Profetas de Ibn Kazir.

Ayûb (Job) era descendiente de Nûh (Noé):

Y le concedimos a Ishâq [Isaac] y a Ya‘qûb [Jacob], a los que guiamos como antes habíamos guiado a Nûh [Noé]. Y son descendientes suyos: Dâud [David], Sulaymân [Salomón], Ayûb [Job], Yûsuf [José], Mûsâ [Moisés] y Hârûn [Aarón]; y así es como recompensamos a los benefactores”. (Los Rebaños 6: 84)

Amaba a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), lo adoraba solo a Él, era paciente, firme y amable con frecuencia.

Shaytán (Satanás) escuchó a un grupo de Ángeles discutiendo que Ayûb (Job) era el mejor hombre de su generación y el oscuro corazón de Shaytán (Satanás) estaba lleno de celos y rabia silenciosa. Su plan era tentar a Ayûb (Job) para que se apartara de la bondad y hacer que cayera en la Incredulidad (Kufr) y la corrupción. Shaytán (Satanás) intentó distraer a Ayûb (Job) de sus Oraciones, pero Ayûb (Job) se mantuvo firme y oró con compromiso y concentración.

Esto hizo que la ira de Shaytán (Satanás) creciera y se quejó a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) diciendo que Ayûb (Job) era un devoto adorador solo porque Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo había bendecido con riquezas y posesiones.

Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) permitió que Shaytán (Satanás) y sus ayudantes destruyeran las posesiones de Ayûb (Job), pero Ayûb (Job) permaneció fiel a su creencia y reconoció que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) podía dar o tomar riquezas y posesiones como quisiera.

Shaytán (Satanás) se frustró aún más y regresó a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) diciendo que Ayûb (Job) solo ocultó su decepción debido a su gran familia feliz. Shaytán (Satanás) y sus ayudantes destruyeron la casa de Ayûb (Job), el edificio se derrumbó y mató a todos sus hijos.

Una vez más, Ayûb (Job) se dirigió a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) en busca de consuelo y aceptó esta prueba tan dura sin quejarse. Shaytán (Satanás) se disfrazó y se acercó a Ayûb (Job) en forma de anciano. El anciano se compadeció de Ayûb (Job) y sugirió que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) no estaba recompensando a Ayûb (Job) por su devoción y sus Oraciones, pero Ayûb (Job) respondió que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) “a veces da y a veces toma” y que estaba muy complacido con Su Creador.

La ira silenciosa pero ardiente de Shaytán (Satanás) creció. Regresó a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) diciendo que Ayûb (Job) estaba en forma y saludable y que, por lo tanto, tenía esperanzas de recuperar su riqueza y tener más hijos. Shaytán (Satanás) pidió permiso para destruir la salud de Ayûb (Job). Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) concedió la tercera petición de Shaytán (Satanás) excluyendo su capacidad de dañar el alma, el corazón o el intelecto de Ayûb (Job).

Shaytán (Satanás) y sus ayudantes comenzaron a dañar el cuerpo de Ayûb (Job), por la voluntad de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Quedó reducido a piel y huesos y sufrió fuertes dolores. Ayûb (Job) también fue afectado por una enfermedad que hizo que la gente se alejara de él con repulsión y sus amigos y parientes comenzaron a abandonarlo.

Solo su esposa se quedó con él. Ella lo cuidó y lo colmó de amabilidad a pesar de que se habían quedado sin un centavo y tenía que trabajar como sirvienta para proporcionarles un pequeño bocado de comida todos los días.

A lo largo de su terrible experiencia, Ayûb (Job) permaneció devoto de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala). Sus labios y lengua permanecieron húmedos con el recuerdo de Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) y nunca se desesperó ni se quejó. Continuó agradeciendo a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) incluso por esta gran calamidad que le había sobrevenido.


Shaytán (Satanás) estaba perdido, no sabía cómo alejar a Ayûb (Job) de su devoción a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), así que decidió acosar a la esposa de este. Se acercó a ella en forma de hombre y le recordó los viejos tiempos y lo fácil que había sido su vida. La esposa de Ayûb (Job) rompió a llorar y se enfrentó a su esposo diciendo: “Pídele a tu Señor que nos quite este sufrimiento”.

Ayûb (Job) se entristeció y le recordó a su esposa que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) los había bendecido con riquezas, hijos y salud durante 80 años y que este sufrimiento había estado sobre ellos por un período de tiempo relativamente corto. Declaró que estaba avergonzado de pedir a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) que le quitara las dificultades y amonestó a su esposa diciéndole que si alguna vez recuperaba la salud, la golpearía con 100 golpes.

La amada esposa de Ayûb (Job) estaba devastada, se dio la vuelta y buscó refugio en otro lugar. Ayûb (Job) se sintió impotente, se volvió a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), no para quejarse sino para suplicar misericordia.

Y Ayûb [Job] cuando imploró a su Señor: El mal me ha tocado, pero eres el más Misericordioso de los misericordiosos. Y le respondimos apartando de él el mal que tenía. Y le devolvimos a su familia dándole además otro tanto, como una Misericordia de Nuestra parte y recordatorio para los adoradores”. (Los Profetas 21: 83-84)

Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) restauró la salud de Ayûb (Job) casi de inmediato. La esposa de Ayûb (Job) no pudo soportar estar separada de su amado esposo por mucho tiempo, así que regresó y se asombró cuando vio su recuperación. Ella gritó su agradecimiento a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala), y al escuchar sus palabras, Ayûb (Job) se preocupó. Había hecho un juramento de golpear a su esposa, pero no tenía ningún deseo de lastimarla porque la amaba profundamente. Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) quería aliviar el corazón de su devoto y paciente siervo, por lo que le aconsejó que:

¡Toma en tu mano un puñado de hierba, golpea con él y no cometas perjurio! Le encontramos paciente. ¡Qué excelente siervo! Su arrepentimiento fue sincero”. (Sâd 38: 44)

De las tradiciones del Profeta Muhammad (Salallahu Alaihi Wa Salam), aprendemos que Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) también restauró la riqueza de Ayûb (Job). Se dice que un día cuando estaba tomando una ducha (o baño) Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) lo colmó de saltamontes hechos de oro. Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) recompensó abundantemente la Paciencia (Sabr) de Ayûb (Job). Su salud fue restaurada, su familia le fue devuelta y se multiplicó, y una vez más se convirtió en un hombre rico.

Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) nos dice que la historia de Ayûb (Job) es un recordatorio para todos aquellos que adoran a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala).

Cuando uno realmente adora a Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) con total sumisión, es necesario tener paciencia. Es fácil adorar durante unos días o incluso semanas, pero debemos ser constantes. La Oración Nocturna (Tahayyud) requiere Paciencia (Sabr), el Ayuno (Sawm) requiere Paciencia (Sabr), vivir con Tribulaciones y pruebas requiere Paciencia (Sabr).

La vida de Este Mundo (Duniâ) es una prueba y para pasar y ser recompensados con el Paraíso, necesitamos adquirir la Paciencia (Sabr) de Ayûb (Job).



Y Al-lâh (Subhanahu Wa Ta‘ala) sabe más.

 

 

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